Fiestas de lujo en plena pandemia: exclusivas y con mucha seguridad

Los asistentes deben apagar sus móviles y quedarse en la casa hasta el fin del toque de queda
Leticia Sabater (izquierda) sale de la casa donde se celebró una fiesta con 23 personas identificadas. EFE
photo_camera Leticia Sabater (izquierda) sale de la casa donde se celebró una fiesta con 23 personas identificadas. EFE

Dejar el móvil apagado en la entrada de la casa, permanecer en ella hasta las seis de la madrugada y no contárselo a nadie. Y menos a la Policía. Son las condiciones para asistir a las fiestas ilegales que en plena pandemia se han celebrado en urbanizaciones de lujo, chalés y fincas de Madrid.

A ellas asisten personajes famosos de la televisión o reconocidos futbolistas, entre otros invitados, que, según parece, no temen al coronavirus y que adoptan grandes medidas de seguridad para evitar la visita de la Policía Nacional o de la Guardia Civil.

Alicia —nombre ficticio porque prefiere no dar el real—, asiste cada fin de semana a este tipo de veladas gracias a su contacto con relaciones públicas de la noche madrileña.

Debido al cierre del ocio nocturno por la covid-19, muchos de estos jóvenes, y no tan jóvenes, se han quedado sin trabajo, pero mantienen su cartera de clientes, conseguida en los reservados de las discotecas más conocidas de la capital.

Por un precio que oscila entre los 6.000 y los 10.000 euros, organizan este tipo de fiestas exclusivas a gusto de los propietarios de las viviendas que las acogen, que no tienen que preocuparse ni de las bebidas ni del catering, porque el relaciones públicas de turno lo tiene todo controlado.

Alicia, de 22 años, fue una de las invitadas a una fiesta de Nochevieja en la urbanización de Las Lomas (Boadilla del Monte), en la casa de un conocido futbolista.

UN SELFIE COMO ENTRADA. Como relata Alicia, entrar no solo valía con sus Dni y otros datos personales, ya que previamente tuvieron que mandar una foto de su cara para ser reconocida en la entrada por los vigilantes de seguridad.

Junto a un centenar de personas celebraron la entrada del año sin guardar la distancia de seguridad. Antes de entrar, tuvieron que dejar el móvil apagado en la entrada y no pudieron marcharse hasta las seis de la mañana, cuando finalizaba el toque de queda.

En otros eventos, más lujosos, tuvieron que pagar 100 euros por asistir y solo media hora antes del evento, supieron la ubicación de la fiesta. "Es como una tela de araña pero solo nos avisan a círculos de confianza", revela Alicia.

Nunca fueron propuestas para sanción por las fuerzas de seguridad, que no fueron requeridas para acudir a esas casas, ubicadas algunas en complejos de lujo de la periferia de Madrid o aisladas.

Muy pocas fiestas son localizadas por las fuerzas de seguridad que, en muchas ocasiones, tienen que actuar a ciegas solo con la ayuda de las denuncias de los vecinos, según subrayan fuentes policiales.

El alto volumen de la música o el intenso trasiego de personas y vehículos son las pistas que ofrecen los vecinos a los agentes para que acudan a estos avisos.

Para Policía y Guardia Civil, la colaboración ciudadana es fundamental, ya que las redes sociales guardan silencio absoluto. 
 

Famosos. De Leticia Sabater a Willy Hernangómez

Algunos famosos se han unido a este tipo de celebraciones ilegales. Es el caso de la fiesta organizada en octubre por un príncipe africano en un chalet de Aravaca. Largas colas para entrar a la casa de madrugada, mucha afluencia de vehículos en las inmediaciones y la música alta obligaron a los vecinos a llamar al 091. La Policía propuso para sanción a 200 personas, entre ellas al jugador de la NBA Willy Hernangómez, pero además acudieron famosos televisivos, jugadores y actores.

Los vecinos, la clave
También el aviso de los vecinos fue clave para detectar una fiesta de Nochevieja en la Urbanización de Villafranca del Castillo, en concreto en una casa propiedad de la televisiva Leticia Sabater. El hombre que alquiló la vivienda a la artista cobraba 300 euros por asistir al evento. La Policía finalmente identificó a 23 personas.

La mera asistencia a estos eventos conlleva una sanción de 600 euros, mientras que los responsables de los mismos se enfrentan a multas de 3.000 a 15.000 euros.

 

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