El matrimonio Bárcenas solicita no declarar hasta que se certifique la firma Mackinlay

Luis Bárcenas y su esposa, Rosalía Iglesias, han pedido al juez Pablo Ruz que aplace su interrogatorio, fijado para el 27 de junio, hasta que se realice un prueba caligráfica a la pintora argentina que admitió haber accedido a firmar algunos contratos en los que simulaba una compraventa ficticia de cuadros de la mujer del extesorero del PP.

La defensa del matrimonio ha hecho esta petición en un recurso de reforma, al que ha tenido acceso Efe, contra el auto en el que Ruz acordó el pasado día 10 llamar a declarar al matrimonio tras imputarles nuevos delitos en la causa principal del caso Gürtel: falsedad documental, blanqueo de capitales y estafa procesal en grado de tentativa.

Ruz considera que el matrimonio intentó "inducir a error" al juzgado aportando contratos de compraventa de cuadros que no reflejarían operaciones reales, ya que las fechas aparecen alteradas y figura una firma de la pintora y restauradora argentina Isabel Mackinlay de quien no reconocen en su declaración como testigo.

Tras este auto, el juez reveló en otra resolución hecha pública el viernes la existencia de otras tres cuentas consecutivas de Bárcenas en la entidad Lombard Odier de Suiza, cuyo saldo fue de 25 millones de euros en 2007, lo que, unido a los 22 millones que llegó a tener en el Dresdner Bank, eleva a más de 47 millones su fortuna en ese año.

Por ello, de ser estimado este recurso, el matrimonio podría ser interrogado únicamente por esas cuentas, ya que el juez en esa resolución acordó ampliar a esos extremos la toma de declaración del matrimonio ya señalada para el 27 de junio, y acordó citar además para ese mismo día al presunto testaferro de Bárcenas Yván Yáñez, al aparecer como apoderado en una de esas cuentas.

En su recurso, los abogados de Bárcenas, Miguel Bajo y Alfonso Trallero, solicitan al juez que anule esa toma de declaración y pida una prueba caligráfica sobre las firmas de Mackinley y curse para ello una comisión rogatoria a las autoridades judiciales argentinas para que allí recaben el correspondiente cuerpo de escritura de la pintora.

Según Hacienda, el matrimonió defraudó 222.112,58 euros en el ejercicio de 2006 mediante "una ganancia de patrimonio no justificada" de 500.000 euros (el valor de los cuadros vendidos en los dos supuestos contratos ficticios de Mackinlay), que fue ingresada en la cuenta de Iglesias en Caja Madrid y que aparecía en su declaración de la renta "como transmisión de elemento patrimonial no sujeto a tributación a la antigüedad del bien".

A juicio de la defensa, los argumentos para imputar el delito de estafa procesal "no están suficientemente acreditados", ya que si bien es cierto que Mackinlay testificó que ella no recordaba haber intervenido en la firma de los dos contratos que la representación de Iglesias habría presentado en su momento ante la Agencia Tributaria, no es verdad que "haya negado categóricamente ser la autora" de esas firmas.

El escrito destaca que lo que indicó esta testigo es que en la documentación remitida a Buenos Aires no se apreciaba con suficiente nitidez la firma que aparecía en los documentos que se le exhibían, por lo que, aunque "entendía que no podía haberlos firmado -según sus muy imprecisos recuerdos- no negó tajantemente" que la rúbrica fuese suya.

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