La juez considera que los agentes no se limitaron a reducir al empresario y destruyeron pruebas

La juez que ha imputado a ocho agentes de los Mossos d'Esquadra por la muerte de un empresario en el Raval de Barcelona considera que los agentes no se limitaron a efectuar maniobras de reducción, sino que le dieron golpes, puñetazos y patadas, y luego trataron supuestamente de destruir pruebas.

En el auto de imputación, la titular del juzgado de instrucción número 20 de Barcelona, que investiga la muerte del empresario Juan Andrés Benítez tras ser reducido la noche del 5 de octubre por los Mossos, sostiene que, a la vista de la declaración de los testigos y de las grabaciones efectuada, los agentes "no se limitaron a efectuar maniobras de reducción" para detener al empresario.

La juez remarca en el auto que, al igual que muchos ciudadanos, ha podido ver las imágenes de los hechos -grabadas por los vecinos-, en las que se observa como una serie de agentes se encuentran encima de la víctima "propinándole algunos de ellos golpes, puñetazos y patadas", mientras de fondo se oyen "estremecedores lamentos y gemidos, aparentemente agónicos" que al parecer profería el empresario.

Según la juez, las imágenes de estos vídeos han sido corroboradas por los testigos, en el sentido de que los mossos agredieron al hombre en forma de "puñetazos, patadas e incluso utilizando 'de modo horizontal' una porra o defensa policial".

"Los hechos que reflejan estas imágenes y sonidos han sido corroborados por diversos testigos presenciales, que han declarado en este juzgado de manera serena, verosímil, rotunda y sin el menor atisbo de animadversión contra los agentes actuantes", subraya la juez.

En el auto, la juez instructora asegura que desde el primer momento ha querido llevar a cabo una investigación "lo más objetiva, imparcial y extensa posible", antes de adoptar una "decisión de calado y trascendencia" como es imputar a ocho agentes de la policía por delitos de "indudable gravedad".

En esta línea, destaca que "como no podía ser de otra forma", encargó la investigación de los hechos "a un cuerpo policial diverso".

El informe de la Policía Nacional concluyó que los agentes de los Mossos d'Esquadra profirieron al menos cinco golpes a la cabeza de la víctima, si bien el conseller de Interior, Ramon Espadaler, cuestionó el pasado jueves esta versión y retó a la Policía a demostrar sus acusaciones, al entender que los golpes fueron en el tronco superior.

Sin embargo, tras la imputación de los agentes, Espadaler ha acordado hoy como medida cautelar apartar del cuerpo y suspender de empleo y sueldo a los ocho agentes, ante la gravedad de las acusaciones que pesan en su contra, ya que la juez les imputa los delitos contra la integridad moral, contra la vida, por obstrucción a la justicia y por coacciones.

La juez advierte en el auto que los Mossos trataron supuestamente de destruir pruebas de unos hechos "presuntamente delictivos", ya que un agente hizo desaparecer la mancha de sangre que quedó en el suelo tras retirarse el cuerpo de la víctima, vertiendo agua sobre ella, antes de que los servicios municipales de limpieza actuasen sobre la zona.

Además, según la juez, en el atestado de la Policía Nacional se recoge la identificación de una testigo -que aún no ha podido comparecer en sede judicial porque se halla temporalmente fuera de Barcelona-, quien, según declaró otra testigo, recibió la orden de agentes de la policía catalana para que destruyera las imágenes que había filmado de la actuación policial.

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