Desaparece un falso cura que ejerció durante siete años en Sevilla

El ecuatoriano Ángel Orellana está en paradero desconocido después de ejercer como sacerdote durante siete años sin serlo en la parroquia de Santa María de las Flores y Santa Eugenia de Sevilla.
 
Este hombre administró los sacramentos de la comunión, la confirmación y el matrimonio gracias a una credencial falsa que presentó a los responsables de la iglesia, aunque nunca ha estado en la nómina de curas de la ciudad, según el Arzobispado de Sevilla.
 
Sacramentos inválidos
Según un comunicado de la Archidiócesis, los sacramentos del bautismo y del matrimonio que administró Orellana son "claramente válidos" aunque ilícitos, mientras que en el caso de los sacramentos de la eucaristía, la penitencia y la unción de enfermos, son "actos inválidos pues son sacramentos que requieren la potestad del Orden".
 
Tras lamentar el daño o sufrimiento causado por el ecuatoriano Ángel Orellana, la iglesia sevillana asegura que el falso cura se presentó hace cinco años ante la Curia Diocesana acreditando su condición de sacerdote con una documentación que resultó falsa.
 
El arzobispo, Juan José Asenjo, se entrevistó con el falso cura, que reconoció su engaño, pidió perdón por su actos y abandonó la Archidiócesis, que informó de lo ocurrido a la Conferencia Episcopal Española y tras lo cual se ha abierto un proceso canónico que será remitido a la Santa Sede.
 
Un cura cercano y querido
Ángel Orellana, de unos 40 años, se presentó en la parroquia afirmando que era religioso y empezó a colaborar de forma voluntaria con el párroco en las tareas cotidianas de la iglesia hasta que se ganó su confianza y empezó a administrar sacramentos.
 
Los vecinos de la parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio de Sevilla han expresado hoy su sorpresa por la noticia del cura falso, de la que se han enterado por la prensa.
 
Carmen, una vecina del barrio asidua a la parroquia, ha subrayado su asombro por el caso de Orellana, y ha argumentado que durante los años que ejerció como sacerdote "dotaba de contenido" sus prédicas.
 
Otros vecinos han coincidido en afirmar que Orellana era un hombre "cercano" y "querido", al cual muchas personas iban a escuchar.

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