Clausuran un club cannábico que ofrecía gominolas con marihuana a sus clientes

La asociación captaba un centenar del socios cada día, en su mayoría turistas y algún menor. Cinco personas fueron detenidas

La Guardia Urbana de Barcelona y la Guardia Civil han detenido a cinco personas en una operación que ha permitido clausurar un club cannábico del centro de Barcelona, que captaba un centenar de socios cada día, en su mayoría turistas y algún menor, a los que ofrecían incluso gominolas con marihuana.

En rueda de prensa, el capitán de la Guardia Civil Alfonso Casajús y el intendente de la Urbana Juan Rodríguez han subrayado la importancia de esta operación, en la que se ha clausurado la Asociación Cannábica 420, del número 7 de la calle Notariat de Barcelona, que contaba con unos 16.000 socios, la mayoría turistas extranjeros -entre ellos algún menor- que grupos de "agentes verdes" se encargaban de captar en puntos turísticos.

El club cannábico, que con anterioridad se había saltado al menos tres precintos administrativos por parte de la Urbana por infringir las ordenanzas municipales, ofrecía a sus socios varios productos de marihuana, entre ellos unas pequeñas gominolas redondas de color verde y rojo con THC (la sustancia activa del cannabis), que iban precintadas con plástico sin detallar su composición.

Los responsables policiales han advertido sobre el riesgo de estas gominolas, ya que, como los demás productos que se ofrecían en el club cannábico, se podían sacar del local sin problemas y además, al ingerirse, sus efectos eran retardados y no se advertían hasta la digestión, por lo que se podía producir un exceso en su consumo con el consiguiente riesgo de sobredosis e intoxicación.

En el registro policial en el club cannábico, que fue clausurado en septiembre pasado y que ahora tiene las actividades suspendidas por orden judicial, los agentes intervinieron 212 golosinas con THC, con un peso de 3.164 gramos, así como elementos más habituales en este tipo de establecimientos, como 5.945 gramos en cogollos de marihuana, valorados en 29.962 euros; 269 gramos de hachís, valorados en 1.700 euros, y 74 cigarrillos liados de marihuana.

Para la Urbana y la Guardia Civil, resulta "alarmante" que estas golosinas con marihuana sean un artículo típico y de gran atractivo para menores de edad, ya que algún cliente las podría haber sacado sin problema del local y repartirlas sin que nadie supiera su auténtica composición, con el riesgo para la salud que podía suponer una ingesta accidental.

Sin embargo, a los investigadores no les consta que haya habido por el momento ninguna persona intoxicada por la ingesta de estas gominolas, que iban envueltas en plástico transparente individualizado, sin ningún tipo de anagrama, marca o listado de componentes.

La Asociación, una de las más importantes del centro de Barcelona, contaba con 16.000 socios de múltiples nacionalidades, la mayoría turistas del centro de Europa que estaban de paso por la ciudad, entre los que figuran algunos menores, de 17 años.

Tras recibir varias denuncias de vecinos, la Urbana y la Guardia Civil empezaron a investigar en verano pasado, en un equipo conjunto, al club cannábico, constituido en 2013 y que ya había sido precintado por el consistorio en varias ocasiones por irregularidades administrativas.

Los agentes descubrieron que el club contaba con unos autodenominados "agentes verdes" que se dirigían a puntos de gran afluencia turística, como Las Ramblas o la Plaza de Cataluña, para captar a clientes y acompañarles andando al local, situado en una callejuela del barrio del Raval.

Sin que importara la edad del cliente, los responsables del club le expedían el carné de socio -de 10 a 20 euros-, de los que entre 5 y 10 euros se los quedaba el "agente verde", y posteriormente les ofrecían comprar productos sin limitaciones -a razón de 10 euros el gramo de marihuana-, tanto para su consumo en el interior del local como fuera del establecimiento.

Pese a que en los clubes cannábicos se establece un límite en el consumo y no se permite sacar las sustancias, los responsables del local ofrecían una apariencia de legalidad ante los turistas, a los que dentro del local se les incitaba al consumo mediante música y vídeos.

Según los investigadores, el presidente de la entidad -que fue el primer detenido-, es un simple "testaferro", ya que los verdaderos responsables del club cannábico son el tesorero y el secretario, que se han dado a la fuga.

Entre los detenidos, que han quedado en libertad por orden del titular del juzgado de instrucción número 31 de Barcelona, y los identificados figuran vendedores del local y captadores de clientes. 

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