Cero candidatas y un adoquín

Galicia se asoma de perfil al debate a través del Estado de las Autonomías, la crisis demográfica o la industrial
Albert Rivera con el adoquín. TWITTER
photo_camera Albert Rivera con el adoquín. TWITTER

Más candidatos que nunca, pero todavía ninguna mujer, en un debate en el que los cabezas de lista de los principales partidos que aspiran a dirigir el país a partir del próximo 10-N, no dudaron en profundizar en lo que les diferencia, difuminando la posibilidad de que se materialicen pactos fáciles.

Si hace seis meses solo el moderador del debate, entonces el pontevedrés Xabier Fortes, mencionó a Galicia en su saludo inicial, en esta ocasión los candidatos repartieron guiños a los ciudadanos de distintas comunidades, entre ellas la gallega, alejándose por momentos de la cuestión catalana y poniendo el foco en la situación de las distintas comunidades.

Bien a través de las alusiones al Estado de Autonomía o del problema demográfico, que constituye para la totalidad de los candidatos uno de los principales problemas a combatir en los próximos años, Galicia asomó la cabeza entre las intervenciones de los cinco líderes, aunque de soslayo.

Así, Pablo Iglesias aludió directamente a los productores lácteos gallegos "perjudicados por las decisiones que se toman en Europa". También el candidato de Vox citó a Galicia, en esta ocasión para reprochar al presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, su frase: "Galicia es una nación de naciones" y reseñar que el Estado de Autonomía, "ha fracasado, nos ha hecho desiguales", dijo antes de proponer su abolición.

"El 35% de los indecisos lo tendrá difícil para aclararse tras el debate"

Hizo referencia a la riqueza lingüística y al valor del "galego" el candidato de Unidas Podemos. Incluso el presidente en funciones pasó (de puntillas) por la crisis industrial que vive Galicia al citar la necesidad de ejecutar una transición energética en las centrales térmicas, en alusión clara a As Pontes. "No os vamos a dejar solos", manifestó Sánchez, que no levantó la mirada de los papeles.

"Están muy preocupados por la demagogia energética", le reprochó un Pablo Casado.

El periodista Vicente Vallés recordó a los líderes de los partidos que el 7% de los indecisos había decidido su voto tras el debate en las pasadas elecciones. No ocurrirá en esta ocasión. El 35% de los votantes que este lunes no tenían claro qué hacer el 10-N se habrán ido a la cama todavía más cansados si cabe de los políticos de este país. En un momento en el que la recesión económica llama a la puerta, con las luces de emergencia climática, demográfica y de desigualdad encendidas, cuanto más altura se exige a los políticos, asistimos a un debate mediocre en el que lo más alto debió de ser el cajón que pidió Rivera antes de empezar, para por lo menos poder mostrar su adoquín a los espectadores.

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