Aznar, ovacionado en el funeral de Rita Barberá

El expresidente fue aplaudido a su llegada a la catedral de Valencia, mientras que otros políticos del PP recibieron las críticas de los asistentes

La catedral de Valencia ha acogido este lunes un funeral, ofrecido por la archidiócesis, en honor de la exalcaldesa de la ciudad y senadora, Rita Barberá, que falleció en Madrid el pasado miércoles a los 68 años. Entre los numerosos asistentes —más de 3.000 personas según el Arzobispado— destacó la presencia del expresidente del Gobierno José María Aznar, que fue recibido con aplausos a su llegada al templo. Una ovación que contrastó con los momentos de tensión que se vivieron con la aparición de otros cargos del Partido Popular, recriminados por varios ciudadanos:  "A buenas horas, mangas verdes", les reprochó una mujer a los representantes del PP autonómico, en línea con otro que no dudó en lamentar que "ahora vienen a primera fila a dar el pésame los mismos que la han matado".

Entre los asistentes, junto a Aznar y su mujer, Ana Botella, se pudo ver en los primeros bancos al presidente del Senado, Pío García Escudero; el senador del PP Pedro Agramunt Font de Mora; el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues; y a los expresidentes de la Generalitat Francisco Camps y Alberto Fabra, y de Murcia, José Luis Valcárcel. En lugares preferentes se encontraban también los exministros José Manuel García-Margallo, Isabel Tocino y Jaime Mayor Oreja, exconsellers como Juan Cotino, María José Catalá, Serafín Castellano, Máximo Buch y Paula Sánchez de León, numerosos concejales del PP durante la etapa de Rita Barberá y dirigentes y excargos del partido. Además, han asistido a la misa la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, y la coordinadora general de la formación, Eva Ortiz, así como el presidente del Partido Popular de la provincia de Alicante, José Císcar.

El arzobispo Cañizares pide "que no se siente a nadie en el banquillo de los medios"



Tras el funeral, presidido por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, una sobrina de Barberá leyó una carta a la exalcaldesa y dio las gracias "por tantas muestras de afecto" lo que, a su juicio, "demuestra la bondad entre tantas muestras de odio y venganza". Al término de la misa, ha denunciado que la "maldad de la condición humana no posee límites" y ha lamentado "que cosas como estas ocurran a personas inocentes". "Recordadla como era, feliz, vital y entregada a Valencia y los valencianos", ha pedido a los miles de asistentes, convencida de que a su tía le habría gustado "ver a su pueblo volcado en ella".

El cardenal, por su parte, pidió "que no se hagan más víctimas, que no se siente a nadie en el banquillo de los medios". Durante la homilía, en la que ha recordado a la exalcaldesa, Cañizares ha destacado su "sacrificio total y sin reservas por todos. Que su muerte no siembre división y enfrentamiento, sino la concordia", ha pedido el religioso, quien ha resaltado además que los medios "deben decir la verdad", porque, de no hacerlo, se correría el riesgo de "destrucción de la sociedad y de España".

Una sobrina de Barberá tras la misa: "La maldad de la condición humana no posee límites"



"Aprendemos día a día de doña Rita a amar sin límites, a acoger a todos sin excluir a nadie", ha afirmado el arzobispo, que ha rechazado "las mentiras, juicios temerarios, odios y venganzas" y ha considerado que a la exalcaldesa "la fe la unió a Cristo en su pasión y en su condena injusta por los poderes de este mundo". Por ello, ha manifestado su convencimiento de que Barberá irá "al lugar que el Señor tiene preparado para los justos y honrados" y ha agradecido a los valencianos que hayan "acompañado tan de cerca a su familia en el sufrimiento inesperado".

De su gestión, que a su juicio ha dado "tantos y tan provechosos años" a la ciudad de Valencia, ha destacado su carácter "entrañable, generoso e incansable" y su "sacrificio total y sin reservas por todos".

Los fieles han llenado por completo la catedral de Valencia, en una misa presidida por el cardenal y concelebrada por los obispos auxiliares y una docena de sacerdotes, que estuvieron acompañados por el coro de la catedral, que interpretó piezas de una misa de difuntos.

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