El 2022 batió récords de sequía, calor e incendios

El verano fue el más tórrido desde que hay registros y el año terminó como el tercero más seco en más de medio siglo
 
O Courel sufrió especialmente los incendios en el verano de 2022. CARLOS VALCÁRCEL
photo_camera O Courel sufrió especialmente los incendios en el verano de 2022. CARLOS VALCÁRCEL

Recórds de hectáreas calcinadas por los macroincendios, embalses en niveles mínimos de agua, el verano más caluroso desde 1961: las anomalías climáticas pulverizan todos los registros en 2022 en España propiciando impactos en cascada, cada vez más frecuentes y difíciles de gestionar.

Mes a mes, España ha ido encadenando fenómenos climáticos adversos en una escalada de récords difícil de superar, lo que pone de manifiesto que la emergencia climática se muestra como una catástrofe, tal y como lo demuestran las casi 306.000 hectáreas de territorio calcinadas por los fuegos, el peor en 15 años.

Dicha cifra supone que un 0,58% del territorio español ha quedado arrasado y cuadruplica la media de hectáreas quemadas en la última década, según el Sistema Europeo de Incendios Forestales (EFFIS), del programa Copernicus, donde también se constata que este año España ha sido el país de la Unión Europea con más siniestros, alrededor de 500, lo que le convierte en el país más arrasado por las llamas, por delante de Rumanía y Portugal.

La vulnerabilidad climática y sus consecuencias también han quedado patentes en la cuenca del Mediterráneo, y sobre todo en España, tras un verano «extremadamente cálido», el más cálido en nuestro país desde que hay registros (1961), y con valores muy altos además de persistentes y generalizados en la mayor parte de la Península y en los archipiélagos.

Este año el calor llegó muy pronto: en la primera quincena de junio, la primera ola de calor duró ocho días y afectó a 38 provincias, pero sobre todo cabe destacar la ola entre el 30 de julio y el 15 de agosto, que con 40 provincias afectadas, ha sido la más intensa, de las más extensas y la segunda más larga desde que hay registros.

Otro factor a destacar en este 2022 ha sido el binomio calor-fallecimientos: el Instituto de Salud Carlos III estima que hasta septiembre, alrededor de 3.833 fallecimientos fueron consecuencia de las altas temperaturas registradas en julio y agosto, casi el triple que en 2021, cuando en los mismos meses fallecieron por el calor 1.356 personas.

Las altas temperaturas también han afectado a las aguas marinas, y así las aguas superficiales del Mediterráneo han estado la mayor parte de este verano entre el 5 por ciento de las más altas de la serie, con récord absoluto (algo más de 29 grados) a mediados de agosto, datos que confirman que el Mediterráneo, se calienta más rápido que el resto del planeta.

A este ritmo, y para finales de este siglo, las aguas del Mediterráneo sufrirán un incremento considerable de las temperaturas, incluso en escenarios de mitigación de la crisis climática, favoreciendo un impacto negativo en los recursos hídricos y en la salud de los ciudadanos.

2022 también será recordado por la falta de precipitación tal y como lo demuestra el año hidrológico (octubre-septiembre) que terminó como el tercero más seco desde 1961, con 478 litros por metro cuadrado acumulados en España, casi un 25% menos de lo normal.

La escasez de precipitación y el sofocante calor han repercutido en la falta de agua en los embalses, con una media de agua embalsada cercana al 35 por ciento, es decir, casi 9.000 hectómetros cúbicos por debajo de los niveles medios de los últimos 10 años, lo que ha llevado a declarar la sequía meteorológica.

A día de hoy, las cuencas más deficitarias son la del Guadalquivir —oficialmente en situación de sequía lo que obliga a adoptar medidas temporales para incrementar los recursos— la cuenca del Guadiana, la de Guadalete-Barbate, la del Segura y la Mediterránea Andaluza.

Además, los registros de agua subterráneas en el pasado octubre alcanzaron los niveles más bajos para un mes de octubre de toda la década en el conjunto de España, otra de las consecuencias climáticas que afectan a la Península.

Con respecto a los riesgos naturales, cada vez más palpables por la emergencia climática, este año se han constatado numerosos siniestros: Danas, pedriscos, inundaciones, la catástrofe natural que mayor daños genera, además de fuertes lluvias torrenciales que a lo largo de este año han afectado a la Comunidad Valenciana, Baleares, Andalucía, Aragón y Castilla y León, entre otras.

El paso de la tormenta subtropical Hermine por Canarias dejó el pasado septiembre récord de lluvias históricas con acumulados que superaron hasta 165 litros.