Historia de una noche electoral frenética en Lugo

Escrutinio: El PP no se resigna aún a dar por perdida la Diputación y sigue revisando votos en busca de la mayoría ► Junta: Se reunirá el viernes y decidirá si cambia los resultados de Interior, aún favorables por error a los populares
Recuento en la decisiva mesa de Fingoi. SEBAS SENANDE
photo_camera Recuento en la decisiva mesa de Fingoi. SEBAS SENANDE

La noche electoral fue agotadora en la sede del PP de Lugo. Y lo sigue siendo, porque en realidad esa noche no ha terminado todavía. Las horas frenéticas de recuento del voto continúan y no es de extrañar. Primero que nada, porque hay mucho en juego. Y en segundo lugar, porque a los populares se les hace difícil renunciar a lo que el propio Ministerio del Interior sigue diciendo en su página: que la Diputación de Lugo es del Partido Popular.

Detrás de esa errónea información oficial que el Gobierno sigue exhibiendo en su web está un fallo en la transcripción de los resultados en Castro de Rei. El funcionario que volcó los datos atribuyó al BNG votos que eran del PSOE y esa equivocación le daba al PP la mayoría absoluta en una institución provincial con gran capacidad política y económica. Ganar la Diputación salva unas elecciones.

La cuestión ahora es que solo la Junta Electoral puede corregir esa información que da al PP la Diputación. La reunión de la Junta Electoral en la que se recontarán los votos y se decidirá sobre la rectificación de los datos de Castro de Rei se celebra el viernes.

Ese es el día D y, mientras llega, los partidos siguen recontando votos. Ese proceso de recálculo es más intenso en el PP, que se juega mucho y que, tras ganar las elecciones, no quiere resignarse a perder la Diputación de Lugo por un puñado de votos.

Cuando la sede del PP se cerró en la madrugada del lunes, la clave entre tener o no tener la Diputación estaba en 163 votos, así que hubo pocas horas para el sueño y desde el lunes a primera hora se retomó el recuento.

Se empezaron a revisar todos los votos emitidos en los municipios del partido judicial de Lugo y, según algunas personas vinculadas al partido, este lunes por la tarde faltaban ya poco más de veinte votos para acariciar la ansiada mayoría absoluta en la Diputación.

El margen es estrechísimo y pocos hay confiados en lograrlo. Pero alguno hay que aún espera que se pueda dar la vuelta a la tortilla. Sumar para el PP votos mal contados sería, además, una vía directa al gobierno de la institución provincial.

Hay otro birlibirloque posible, aunque más difícil e improbable: que la junta electoral no corrija los datos de Castro de Rei.

Precedente

No sería la primera vez. Ocurrió en 2011 en Barreiros. Pero entonces la situación no era exactamente igual y los partidos no se jugaban tanto.

En aquella ocasión el error estaba en el acta de la mesa, que habían firmado el presidente y todos los miembros, además de los interventores de los partidos. Pese a que estaba claro que había habido un error al hacer el acta, la Junta Electoral decidió dar validez legal a lo que habían firmado las personas que estaban en la mesa.

Lo ocurrido el domingo en Castro es distinto, porque al parecer el acta firmada en la mesa recoge bien los datos y es el Ministerio del Interior el que los transcribió mal, con lo cual parece probable que la Junta Electoral conceda al PSOE votos que ahora, formalmente, se han adjudicado al BNG.

No parece probable, pero no sería tampoco imposible que una disputa por esos votos llegara incluso a los juzgados. Sería un paso complicado, pero que podría llegar a provocar un retraso en la constitución de la Diputación de Lugo.

Esos votos de Castro de Rei están dando mucho que hablar en los partidos y si las tornas giraran a favor del PP, el PSOE podría tener guardados otros ases en la manga, en concreto unos cuantos votos de Friol, que también podrían haber sido registrados erróneamente.

Y ahí entraría otra cuestión legalista. Al parecer, esos votos de Friol se registraron como nulos y podría ser difícil que pierdan esa condición si ningún interventor hizo constar su objeción en la mesa electoral en el momento del recuento. Sin ese aviso previo de discrepancia, intentar que pasen a ser considerados como votos válidos también exigiría probablemente iniciar un proceso judicial. La de la Diputación va a ser, en suma, una batalla por puntos.

No se rinden

Pero mientras llega esa cita clave del viernes, en los partidos se sigue viviendo en la noche electoral del domingo. No se habla de otra cosa ni se trabaja prácticamente en otro asunto. "Los cálculos los hemos hecho por lo menos veinte veces", contaba este lunes una persona del PP. En el partido se asume que fácil no es, pero nadie se resigna a tirar la toalla.

Renunciar a esa esperanza no es fácil tras una noche de domingo que fue de infarto y que pasó también contando y recontando votos. Fue un trabajo extenuante que llevaba del entusiasmo a la decepción una y otra vez.

Se fue de un sobresalto a otro hasta que al borde de la medianoche, cuando al fin se cerró el recuento en una mesa de Fingoi, los números al fin daban. Por 26 votos, la Diputación era claramente del PP. Se empezó entonces a palpar ambiente de celebración en la sede popular, donde decenas de militantes aguardaban, reteniendo casi el aliento.

Pero la alegría se volvió a truncar. A pocos segundos de que se desatara la fiesta, llegó el aviso de lo ocurrido en Castro de Rei y volvieron las sombras, los recuentos y la certeza de que esa noche se iba a cerrar en negro.

El pesimismo se les hacía tan pesado a todos que ayer hubo quien confesó que estuvo a punto de coger el coche a las dos de la madrugada e irse a Ribadeo, a disfrutar de la alegría que reinaba allí tras ganar el PP la alcaldía.

Los tentados con esa fuga al final no huyeron. Se quedaron, pero dormir no se hizo fácil. Todo el mundo esperaba que llegara la mañana para volver a ponerse en marcha, reiniciar, casi a modo de mantra, un recuento de votos extendido ya a todo el partido judicial, contando con que pudiera saltar la sorpresa, dado el enorme apoyo que tuvo el PP en todos los concellos. Después, algunos se fueron a Santiago, a una reunión del partido a la que quisieron llevar aún esperanza y en la que, dicen, recibieron mucho cariño y reconocimiento a los datos de Lugo, que son buenos pase lo que pase con la Diputación, reivindican.

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