"Trabajamos con firmas líderes; nuestro software es el Netflix del análisis sensorial"

Acertar con las propiedades de un producto antes de sacarlo al mercado es un reto para cualquier compañía. Para evitar que no encaje con los gustos del consumidor, que es quien manda, la spin-off lucense TasteLab ha creado una tecnología de análisis sensorial pionera en España. Liderada por 4 mujeres, ha abierto una ronda de inversión para seguir creciendo, como avanza su consejera delegada (CEO) y cofundadora, Maruxa Quiroga
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photo_camera Maruxa Quiroga, CEO y cofundadora de TasteLab

Denominaciones de origen, proveedores de Mercadona, centros tecnológicos y otras compañías innovadoras han tocado a la puerta de TasteLab, una spin-off anclada en Lugo y nacida en 2015 del Campus Terra de la USC. Sus fundadoras han creado un software que, mediante un panel de catadores y una aplicación para móviles, permite testar un producto antes de sacarlo al mercado para anticiparse a fracasos que pueden salir caros. "No tenemos competencia en el mercado nacional. Digitalizar las catas y el análisis de lo que se siente al tomar alimentos es uno de los retos del sector", explica la CEO, Maruxa Quiroga (Ourense, 1983), que es doctora e ingeniera en análisis sensorial, profesora en la USC y en el máster de Ciencias Gastronómicas del Basque Culinary Center. En el mundo, esta firma, que ocupa a cinco profesionales, tiene apenas un par de competidores. 

TasteLab es fruto del emprendimiento de tres doctoras de los sectores de la farmacia y la alimentación y de una matemática especialista en análisis de datos. ¿Cómo se forjó la idea? 

Fue a raíz de mi tesis doctoral, que estaba enfocada en las ciencias del análisis sensorial, y porque nos dimos cuenta de la necesidad que había en la industria alimentaria de una empresa dedicada al análisis de los sentidos, gustos y percepciones del consumidor.

¿Cómo lo tuvieron tan claro? 

Creamos TasteLab porque nos percatamos del alto índice de fracaso en el lanzamiento de nuevos productos porque las empresas no tenían manera de gestionar de forma eficiente la previsión de gustos del consumidor. El principal factor de éxito de un alimento, por ejemplo, es el sabor y ahí nuestro software SensesBit ha logrado ser un apoyo fundamental. Logramos disminuir la elevada tasa de fracaso, controlar aspectos muy sutiles durante la producción y garantizar que el alimento que compramos es el que deseamos. Cuando nuestro software entra en un departamento, se acaba extendiendo a toda la compañía como una necesidad horizontal no solo en control de calidad, sino en márketing y en innovación de producto. El cliente es el decisor primero y último en la compra y re-compra y esta decisión depende de lo que sentimos al comer o al oler un producto. Esto es universal, para todas las personas y en todas las culturas. 

¿Cómo funciona el software y qué aplicaciones prácticas tiene? 

SensesBit es un ‘software as a service’ [software como servicio]. Es como el Netflix del análisis sensorial. Contratas la licencia de uso y lo utilizas con tus catadores haciéndoles preguntas que responden tras probar el producto a estudio. La puntuación o respuesta se vuelca en una aplicación móvil y el propio sistema analiza con unos algoritmos qué hay detrás y qué método estadístico aplicar en cada caso. Luego, devuelve los datos plasmados en gráficos e informes automáticos para facilitar la toma de decisiones de forma ágil y rápida. Se obtienen informes precisos sobre cómo el consumidor aprecia un perfume, cosmético o alimento.

 ¿Qué tipo de clientes tiene TasteLab?

Principalmente del sector alimentario. Son empresas líderes, firmas punteras por su apuesta por la innovación. Servimos a proveedores de Mercadona que muestran su alta apuesta por escuchar al consumidor y también a centros tecnológicos, universidades y sellos de calidad como las denominaciones de origen, que tienen que validar y tener siempre a punto su panel de jueces entrenados con un sistema de control estadístico complejo, que proporciona SensesBit. También estamos en cosmética y farmacia

Estamos a años luz de países como Israel, donde hay un claro apoyo al emprendimiento radical. Cuesta hallar financiación
 

¿Han logrado captar interés fuera? 

Trabajamos con clientes del mercado nacional y hemos desarrollado un área de internacional a la que dotamos de recursos, lo que nos ha permitido captar negocio principalmente en México y Colombia. Trabajamos de forma muy activa el extranjero porque hay muchas posibilidades de crecimiento. 

¿Cómo han evolucionado desde el punto de vista de la facturación y qué objetivos se marcan? 

Sobre todo, hemos crecido en calidad de clientes al captar a empresas de primer nivel. Ganamos terreno primero en Galicia, después a nivel nacional y ahora estamos dando pasos para entrar en mercados internacionales. Ha llevado un tiempo desarrollar toda esta tecnología. Es una satisfacción ser proveedores de grandes empresas nacionales, desde Lugo, donde tantos buenos proyectos se generan en tecnologías para industria alimentaria.

¿Qué socios integran el capital de TasteLab? 

Somos seis: las cuatro científicas cofundadoras, la propia USC y Unirisco, que apoya a las spin-off de las universidades gallegas. 

¿Cuesta lograr financiación de las entidades bancarias? 

Cuesta encontrar financiación en general. Todo lo que logramos es a pulmón. Sin embargo, ves otras startups en países como Israel, donde hay un claro apoyo al emprendimiento radical, y te percatas de que estamos a años luz. Las tecnológicas que aportamos soluciones muy innovadoras estamos muy solas, pues hay más riesgo que en una firma consolidada. Pero está claro que empresas como la nuestra son una apuesta de futuro y no muy lejano.

Confiamos en que el fondo Lugo Transforma vea interesante nuestra propuesta tecnológica, de Lugo y liderada por mujeres

Acaba de participar en el foro Innovatia 8.3, que premió a tecnológicas nacidas de las universidades y lideradas por mujeres. ¿Qué consejos daría quien esté empezando? 

Debe saber que llevar nueva tecnología al mercado no es fácil. Conlleva tiempo y esfuerzo, pero la fe en lo que hacemos y en su utilidad para la sociedad y las empresas, debe ser la gasolina para seguir luchando. Aunque tú tengas evidencias de que lo que haces es bueno, siempre habrá alguien que lo cuestione e incluso que crea que eres una soñadora. Pero, con rigor, si sabemos que lo que hacemos es bueno, hay que tirar hacia delante.

¿Sigue viva la colaboración con la USC en lo que toca a la investigación para nuevos desarrollos? 

Desde luego que sí. Está en nuestro ADN, pues somos carne científica y apostamos por el rigor. Aunque ya somos independientes de la USC, es un aval que el conocimiento haya nacido en el campo científico.

¿Qué desafíos tienen por delante? 

Abarcar el mercado internacional, lo que implica seguir creciendo en la captación de clientes. Para lograrlo, precisamos un impulso dando entrada a nuevos inversores. Precisamente, estamos en una ronda de financiación en la que se incorporará alguna empresa de primer nivel y confiamos en que el fondo Lugo Transforma, impulsado desde el Concello, encuentre interesante nuestra propuesta tecnológica, de Lugo y liderada por mujeres.

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