Toyota, un gigante herido reforzado por la caída de General Motors

El fabricante japonés Toyota saldrá reforzado como número uno mundial del motor, pese a estar abocado a los números rojos, con la nueva era que se abre con la prevista bancarrota de General Motors (GM).

GM se declarará en quiebra al no haber logrado el suficiente apoyo de sus acreedores para eliminar el 90% de su deuda no asegurada, cifrada en 27.200 millones de dólares, confirmando así la caída de uno de los iconos del poderío económico estadounidense.

Su bancarrota, unida a la anunciada por Chrysler el pasado 30 de abril, confirma a Toyota como número uno del mundo y consolida la ventaja de los fabricantes nipones frente a los tradicionales líderes estadounidenses del sector automotriz.

Cierre temporal de algunas fábricas
Frente al cierre de 14 plantas y los despidos masivos de GM, los fabricantes japoneses han tomado medidas menos drásticas para hacer frente a la crisis del motor, que han incluido el cierre temporal de algunas fábricas y la rescisión de contratos de muchos trabajadores temporales.

No obstante, esta nueva quiebra inaugura a la vez un panorama de incertidumbre para los fabricantes japoneses, que en términos de competencia han salido beneficiados de la crisis.

Según el centro de estudios Tokyo Shoko Research, la caída de GM puede afectar a 114 empresas niponas, la mitad de ellas de fabricantes de componentes.

Ayudas del gobierno
Sin embargo se prevé que el Gobierno de Japón trate de minimizar el impacto de esa quiebra a través de ayudas procedentes de los fondos de su programa de ayuda de emergencia a pequeñas y medianas empresas, según la agencia local Kyodo.

El ministro portavoz nipón, Takeo Kawamura, dijo que su Gobierno vigilará de cerca los posibles efectos de la bancarrota de GM para evitar un fuerte impacto en la industria local.

Como efecto positivo, la caída de GM ha puesto de manifiesto la mejor capacidad de los japoneses para adaptarse a los cambios, con el desarrollo de vehículos pequeños y eficientes, frente a unas empresas estadounidenses estancadas desde hace años en los mismos modelos de gran tamaño y elevado consumo.

Números rojos
Toyota se alzó en enero como rey mundial, pero la alegría duró poco, puesto que en febrero vaticinó su primera pérdida neta anual de la historia, confirmada en mayo en más de 430.000 millones de yenes (3.206 millones de dólares).

El fabricante nipón vaticinó además que en el actual ejercicio fiscal, que finaliza en marzo de 2010, sus cuentas estarán también en números rojos, con una pérdida neta de 550.000 millones de yenes (4.101 millones de euros).

La quiebra de GM afecta también al 60% de los 500 proveedores de Toyota en Norteamérica, según dijo un portavoz de Toyota.

''Sin embargo esperamos que (la bancarrota) estabilice el negocio y lleve a una competencia sana de toda la industria del motor'', apuntó el portavoz de Toyota.

Una compañía renovadora
Pionero de la tecnología híbrida, Toyota ha demostrado que, a pesar de sus heridas, está más preparado para el cambio que sus competidores del otro lado del Pacífico y prueba de ello es su apuesta por un cambio generacional a la cabeza de la compañía.

Akio Toyoda, de 52 años y nieto del fundador de Toyota, se convertirá a finales de este mes en el presidente de la compañía, donde además será la cabeza visible de la mayor reestructuración de los últimos 70 años de la plantilla de gestión de Toyota.

A pesar de estos cambios, sin embargo, nadie asegura a Toyota que volverá a vender uno de cada tres vehículos en EEUU, ni que el dólar vaya a fortalecerse frente al yen para lograr que sus cuentas de resultados vuelvan a territorio positivo.

Sacar partido del declive
Tampoco nadie garantiza al resto de fabricantes japoneses que la salida de la crisis vaya a ser fácil.

De los principales fabricantes nipones, tan sólo Honda y Suzuki finalizaron el año fiscal con beneficio neto, mientras en Europa, Volkswagen y Fiat -este último candidato a comprar los activos rentables de la quebrada Chrysler- están también dispuestos a sacar partido del declive de los estadounidenses.

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