"Tengo Lázzaro y otros proyectos, estudio y entreno. La clave es tomarlos como hobbies"

Esta coruñesa creó tres ONG y ahora pilota Lázzaro, una revolucionaria firma para digitalizar el tercer sector que no encuentra techo y que compatibiliza con otras responsabilidades empresariales, un máster y su carrera en fitness. A sus 28 años, es uno de los treinta mayores talentos de España según Forbes, que la ha incluido en su lista Under 30.
Carlota Corzo, cofundadora de Lázzaro y única representante gallega en la lista Forbes de menores de treinta. EP
photo_camera Carlota Corzo, cofundadora de Lázzaro y única representante gallega en la lista Forbes de menores de treinta. EP

¿En algún momento sospechó que pudiese aparecer en la lista Forbes de menores de treinta, junto a nombres como Rosalía o Ibai?
Para nada. Es cierto que hace un tiempo me contactó una periodista por Linkedin preguntándome si tenía menos de 30, y esa pregunta la asocié a Forbes, aunque a la vez pensé que era imposible. Cuando me vi en la lista entré en éxtasis.

En un mundo digital lleno de apps de compraventa, alquiler, inversiones y, en definitiva, lucrativas, usted ideó Lázzaro, una empresa que ayuda a oenegés a generar ingresos digitales. ¿Cómo se le ocurrió?
La idea se nos ocurrió a todo el equipo de Lázzaro, que somos cinco. Nos parecía bonito y necesario que el dinero que va a una oenegé esté trazabilizado, sobre todo ahora que hay tecnología blockchain. Y empezamos por ahí. Aunque luego nos dimos cuenta de que todavía quedan muchas oenegés por digitalizar, y ese es el primer paso: ayudarlas a digitalizarse.

Previamente ya había montado dos oenegés, con poco más de 20 años. Lleva el emprendimiento en los genes, además del afán de ayudar a los demás.
Recuerdo que siempre dije que no iba a emprender, porque mis padres trabajan en el sector turístico y no pueden prácticamente ponerse enfermos ni coger vacaciones... Yo nunca me había planteado montar una oenegé, pero apareció un proyecto muy bonito y acabó derivando en algo más grande, como ocurrió con Lázzaro.

Lázzaro utiliza tecnología blockchain. ¿Cómo le explicarías a un profano su funcionamiento?
Hay otros perfiles más técnicos en la empresa que podrían explicarlo mejor, pero en resumen es una tecnología que se basa en las cadenas de bloques. Nosotros vimos la utilidad que podía tener de cara a la transparencia para las oenegés. Una vez la persona dona, automáticamente le aparece el hash, que es una especie de link, a la trazabilidad de la donación. Buscamos hacerlo siempre de la manera más simple posible.

Anuncian en su web que es "tan fácil de utilizar que nuestros abuelos han podido crearse su propia plataforma online". ¿No exageran?
No. Hicimos la prueba con mi abuelo y supo hacerlo (ríe). De ahí el eslogan.

¿Cuál cree que es la receta del éxito de Lázzaro?
Nuestro éxito va directamente vinculado al éxito de las oenegés. Entonces, en ese aspecto la clave está en no perder el foco de lo que queremos conseguir y queremos aportar, siempre siendo honestos con nosotros mismos: lo primero es ver cuál es la situación y cómo podemos emprender adaptándonos a la misma y al equipo.

¿Solo trabajan con oenegés o con más empresas?
Ahora mismo solo con oenegés, pero la idea es que ese modelo se amplíe en el futuro también a otras empresas.

¿Cómo animaría a una oenegé a sumarse a Lázzaro?
Le diría que ofrecemos un periodo de prueba gratis en el que abordaremos cómo complementar el mejor modelo online. No se pierde nada por probar.

Como jefa, ¿es flexible en cuanto al teletrabajo o es presencialista?
Siempre teletrabajo. Nosotros iniciamos el proyecto trabajando cada uno en otra cosa, y nos hemos juntado físicamente para constituir la empresa, hacer unos cambios en la gestoría e ir de fiesta. El resto, aunque tenemos sede en Madrid, todo es online.

Con su permiso, hablemos de usted. Estudió Bellas Artes. Eso derriba la creencia de que para emprender hay que cursar empresariales.
Es curioso, pero conozco a mucha gente de Económicas que no emprende, sino que busca trabajo en una empresa. En mi caso fue una transición muy natural. Siempre he estado en varias cosas. Por ejemplo, mientras hacía Bellas Artes hacía voluntariado. Luego, mientras hacía el máster, monté mi primera oenegé. Y en mis prácticas monté la segunda. En ese sentido, creo que tomé el emprendimiento como actitud. Estar creando cosas nuevas me hace ilusión. Y las Bellas Artes me han ayudado mucho en el aspecto de la creatividad.

Conozco a mucha gente de Económicas que no emprende sino que trabaja por cuenta ajena. La carrera me dio creatividad

¿Tiene algún proyecto relacionado puramente con la faceta artística?
Este año llegué a una resolución porque una amiga me hizo el mejor regalo de mi vida. Me dijo: "Carlota, estoy montando este proyecto y quiero tu cerebro y tu visión aquí". Yo pensé que con la de cosas que hago, no podría aceptar más, pero por otra parte quiero estar en todos los proyectos que hacen ilusión y llegar a todos. Ahora mismo estoy con Lázzaro, con mi segundo máster en una universidad alemana online, y a nivel deportivo compito en fitness. De hecho, me acaban de seleccionar para ir a una competición a nivel nacional, que tampoco me lo creo. Y ahora estoy iniciando también otro proyecto en el ámbito de la educación. Y con Lázzaro estamos intentando conseguir NFT para las donaciones.

¿De dónde saca el tiempo?
Me levanto temprano y estoy todo el día haciendo cosas. Hay gente que lo puede considerar trabajar, estudiar o entrenar, pero yo lo considero hobbies, y creo que ahí puede estar la clave.

Casi todos los elegidos en Forbes Under 30 provienen del mundo digital. ¿Hoy en día aconsejaría a un joven a comenzar su negocio vía online antes de plantearse una tienda física, o viceversa?
Depende. Hay cosas que tienen que ser físicas sí o sí, como una peluquería. Lo que sí reomiendo es que se testee el negocio lo antes posible. Cuanto antes se sepa si va a ir bien y menos se gaste, mejor. Dicho esto, en el tema digital hay un montón de cosas que te sirven para validar si te llegan clientes o no, si tiene éxito o no. Y es una ventaja, además de que es más fácil empezar con poco presupuesto.

Otra ventaja de lo digital es que tumba las barreras geográficas. ¿Ve posible emprender en el rural?
Siempre que haya internet, sí. De hecho la pandemia ha hecho que la gente se replantee más el estar en el rural, trabajar más en casa. De todas formas, es verdad que ten Madrid o Barcelona y te salen siete u ocho oportunidades casi sin querer. Es lo que tiene estar en el meollo, pero quizás deberíamos plantearnos mover el meollo.

¿Cómo ve el emprendimiento joven en Galicia?
Sin tener datos, percibo que España es un sitio con gente echada para adelante, y eso que es difícil emprender. La Administración debería ponerlo un poco más fácil. Sobre todo a las pymes, que mueven gran parte de la economía.

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