Tarjetas revolving: un callejón de difícil salida

Los intereses abusivos de estas tarjetas de pago aplazado han endeudado a multitud de familias que ahora reclaman ante los tribunales
Dinero

Se ha estropeado un electrodoméstico en casa y no queda más remedio que comprar otro inmediatamente a pesar de su precio elevado. Por diversos motivos, usted no dispone del dinero necesario y decide pagar con la tarjeta de crédito de su entidad bancaria, que le adelanta esa cantidad y en el futuro le cobra los intereses pertinentes.

Hasta aquí no hay ni trampa, ni cartón. Es evidente que por disponer de un dinero que no se tiene se ha de abonar un coste adicional, mayor o menor, al prestamista en forma de interés.


El problema, entonces, se encuentra en la opción de “crédito aplazado” que ofrecen  diversas tarjetas de este tipo y que, de utilizar con desconocimiento, puede llevar al sujeto a un callejón de deudas del que es más que complejo salir. El revolving supone una alternativa que posibilita no pagar la cantidad prestada a final de mes y fraccionarla en “cómodas” cuotas mensuales. 

¿Por qué origina tantos conflictos?

El inconveniente principal de estas tarjetas reside en los intereses abusivos que las rodean y que ha originado multitud de demandas en los últimos años por parte de sus consumidores. No resulta sorprendente encontrar casos de personas que en su día solicitaron un crédito a plazos de, por ejemplo, 8.000 euros y terminaron pagando más del doble por culpa de los intereses. ¿Cómo es esto posible? Fruto de la acumulación de unos intereses muy elevados, en muchos casos superiores al 25% TAE.

Advertencia del Banco de España

Desde el Banco de España sitúan el éxito de las tarjetas revolving en la cuota mensual tan reducida que sirve de gancho para que más consumidores las utilicen. “Si se paga una cuota mensual baja respecto al importe de la deuda, la amortización principal se realizará a un pago muy largo, lo que puede derivar en que tengas que pagar muchos intereses”, explica este organismo en su portal web.

Asimismo, se critica la poca transparencia que suelen ofrecer desde las entidades financieras para conocer la situación de la deuda y la cantidad restante por asumir. Incluso, estas cláusulas exigentes aparecen en letra pequeña y con una explicación tan técnica que se hace difícil de comprender para el consumidor medio.

Es por ello por lo que desde el propio Banco de España se exige especial diligencia a los remitentes de estas tarjetas: un cuadro de amortización; información periódica sobre la situación del plazo y el importe de la cuota mensual; así como del tiempo estimado que queda para amortizar la deuda.

El papel de las entidades financieras que expiden estas tarjetas está cada día más en entredicho, especialmente a raíz de la gran cantidad de sentencias favorables que están obteniendo los consumidores en los tribunales. Y es que, afortunadamente para los consumidores, se puede conseguir la nulidad del contrato y la devolución de los intereses pagados si las condiciones de dicha tarjeta son consideradas como usura por un juez.