El nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, desplegó este martes ante los agentes sociales sus recetas para encarar la crisis agravada por la escalada de la inflación, una hoja de ruta que pivota sobre la rebaja temporal de impuestos para los sectores más afectados y un sistema de "ayudas directas con sistemas más simplificados". "España no va bien. España va bastante regular", declaró el todavía titular del Gobierno gallego en declaraciones a los medios ante los que exigió a Pedro Sánchez que mueva ficha tras admitir que el crecimiento es "débil". El de Os Peares hizo así alusión a la asunción, por parte del Ejecutivo, de que tocará rebajar la previsión que apuntaba a un avance del PIB del 7% este año.
Pese a coincidir en el diagnóstico, el principal partido de la oposición y los sindicatos discrepan en las soluciones, mientras CEOE y Cepyme comulgan con la rebaja fiscal.
¿Qué propone? El plan que Feijóo expuso el 7 de abril a Sánchez incluye una revisión de los tramos del IRPF con efecto retroactivo desde enero y deflactar la tarifa para inyectar a las familias entre 3.500 y 3.800 millones. El PP también defiende un Iva del 10% para los carburantes, la suspensión del impuesto especial de hidrocarburos y gravar el gas natural con el tipo superreducido (4%) del impuesto sobre el valor añadido, al igual que la luz. Otro foco de actuación sería acotar el gasto burocrático prescindiendo de ministerios y altos cargos, además de agilizar trámites y dedicar 4.900 millones de fondos europeos a "un paquete fiscal útil".
Tras reunirse con el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, Feijóo —que puso el foco en que las rentas medias y bajas "lo están pasando muy mal" con una inflación que roza el 10%— se reunió con el líder de la CEOE, Antonio Garamendi. Ambos respaldaron la rebaja impositiva. De hecho, el empresario vasco recalcó que hay "muchísimo margen" para bajar tributos dado que la economía sumergida "es del 24%, mientras en el resto de Europa es del 13". "Los que pagamos, pagamos mucho más que los europeos ", recalcó Garamendi, que rechazó que los recortes en sanidad o educación sean el reverso de la moneda de la bajada fiscal. En cambio, cifró en 60.000 millones lo que se ahorraría eliminando "solapamientos" en el sector público.
SINDICATOS. Ya por la tarde, llegó el turno del secretario general de CC OO, Unai Sordo, que trasladó a Feijóo su "máxima preocupación" por que se "normalice" la relación de PP y Vox, por lo que reclamó "un cordón sanitario ante la extrema derecha", como en Francia. El vasco fue tajante al incidir en que "CC OO no comparte ningún escenario de bajada generalizada de impuestos ". Eso sí, aprovechó para instar a Feijóo a desmarcarse de su predecesor, Pablo Casado, y "reconsiderar" la postura del PP en torno a las reformas laboral y de pensiones, que contaron con consenso social.
Al frente de UGT, Pepe Álvarez avisó de que la bajada fiscal generaría "más injusticias" y no contendría la inflación. "Hay que ayudar a las personas en función de sus rentas", aseveró, al tiempo que retó al nuevo líder popular a "formar parte de los grandes consensos sociales que necesita el país".
