Los 'food trucks' se abren camino como nueva vía de negocio para la hostelería

La comida sobre ruedas ofrece un formato más asequible que montar un restaurante convencional, aunque también se enfrenta a los vacíos legales ► En Galicia los inicios fueron lentos, pero la opción empieza a hacerse un hueco

Los food trucks, las furgonetas de venta de comida en la calle, son una de las últimas modas en el mundo gastronómico, y por eso, una nueva opción de negocio en un sector con tanto peso en la economía como el de la hostelería. Cada vez más comunes en eventos como festivales, bodas y ferias, en Galicia aún no son muy conocidas pero empiezan a hacerse un hueco y los emprendedores buscan competir contra lo más clásico para ofrecer algo diferente que sorprenda a su público. 

La comida sobre ruedas tiene su origen en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Se popularizó en los años 40 y 50 en el país y en la crisis actual el fenómeno resurgió de manera que se transformó en gastronomía de calidad y gran creatividad. En España y Galicia su aparición fue más lenta, pero cada día gana más fuerza. 

Hermes Castro, Hermes Journey: "Una empresa se encarga de pedir los permisos necesarios; yo no puedo ponerme a vender de forma individual"

Y es que, además, a medida que los food trucks se hacen un hueco en el mercado abren una vía de negocio en un sector, el de la hostelería, tan relevante a nivel laboral que concentra a un 6,5% de los ocupados en Galicia —67.600— y está creando empleo. Aunque también suma parados. Se nota, entre otras cosas, la elevada tasa de temporalidad en esta actividad, que en la encuesta de población activa del segundo trimestre sumó 1.900 desempleados en relación al mismo período de 2015 —hasta los 12.700— y al mismo tiempo ganó 1.400 ocupados. 

En esta coyuntura, los food trucks constituyen un modelo de restauración cuyo arranque puede ser más asequible que el de un establecimiento convencional, aunque eso no evita inversiones notables. Además, en la regulación actual existe un vacío legal estatal y autonómico, que implica que los dueños se rijan por normativas municipales.

Adrián Varela, Maruxa: "Se nota que en los últimos años el nivel ha aumentado mucho. En Galicia la oferta ahora empieza a ser importante"

EXPERIENCIAS. Hermes Castro llevaba 15 años trabajando en restaurantes cuando descubrió el mundo de los food trucks, y hoy tiene uno de los puestos en marcha en Galicia. Sabe, no obstante, que la entrada de este modelo en la comunidad fue más lenta que en otros lugares, ya que "donde prima lo tradicional es más complicado que se acepte algo nuevo". 

Debido al vacío legal existente, Castro decidió recurrir a una empresa que actúa de intermediaria, "organiza eventos y pide los permisos". "Yo no puedo ponerme a vender de forma individual", dice. 

Para impulsar a estos emprendedores se organizan diferentes eventos, y uno de las más conocidos, Madreat, se desarrolla en Madrid, donde Hugo, propietario de la furgoneta Comecamiños, descubrió este mundillo. La crisis fue uno de los motivos que lo impulsaron a abrir el negocio, "cansado de que no se valorase el trabajo". Hugo decidió apostar por la comida y bebida gallega y sabe que el diseño "también atrae a muchos consumidores".

Hugo Castro, Comecamiños: "La inversión es grande. Cada fin de semana que salgo a un evento tengo que contar con 2.000 euros de gasto"

Lo más complejo es el limbo legal en el que trabajan, porque están "metidos en el mundo de la venta ambulante y depende del lugar al que se vaya". Además, destaca que una salida a un festival requiere una gran inversión. "Cada fin de semana que salgo tengo que contar con 2.000 euros de gasto", calcula, por lo que debe "estudiar bien" los eventos a los que acude y una mala organización "supone pérdidas muy grandes". 

Desde Arzúa, Maruxa Food Truck también trabaja en la comida ambulante desde 2014. Uno de sus responsables, Adrián Varela, constata que cada vez hay más furgonetas y caravanas y "el nivel ha aumentado mucho", hasta el punto de que "en Galicia la oferta empieza a ser importante". En ese asunto, coincide con sus compañeros de profesión en que las peores críticas vienen de los restaurantes, aunque "muchos han entendido que hay nuevas propuestas en respuesta a nuevas demandas de los clientes".

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