Las claves de la crisis en el sector lácteo gallego

El sector lácteo gallego vive una de las crisis más agudas que recuerda. Están en peligro miles de explotaciones. El Expediente de Regulación de Empleo en la factoría de Pascual en Outeiro de Rei es el primer aviso serio. Los ganaderos y las industrias sufren en sus propias carnes la estrategia de la gran distribución. Pero hay mucho más. Estas son las claves para saber qué ocurre en el sector lácteo gallego.

País deficitario
La cuota láctea que tiene asignada España es de poco más de 6 millones de toneladas anuales -2,2 millones en Galicia-, mientras que el consumo es superior a 9 millones. Por este motivo, se hace imprescindible la importación de leche para atender la demanda del mercado.

Pese al aumento de cuota aprobado en el llamado 'Chequeo médico' de la PAC, la situación será similar en el futuro, ya que los incrementos fueron de carácter lineal. No se hizo un reparto para compensar a los países deficitarios, por lo que España seguirá en la misma situación hasta 2015, año fijado por Bruselas para la desaparición del sistema de cuotas.

Entrada de excedentes
La producción de otros países de la UE, como es el caso de Francia, hace posible la entrada de leche y derivados en el mercado nacional. En concreto, Francia produce unos 25 millones de litros, pero sólo consume 17 millones. Le sobran 8 millones de litros de leche, que coloca en otros países, entre ellos España.

Los sindicatos agrarios denuncian la venta de ese excedente europeo mediante el 'dumping', a precios por debajo de los costes de producción. En el país galo los ganaderos perciben 32 céntimos por cada litro, pero la que entra en España se paga a 24 céntimos, según las estimaciones de las organizaciones agrarias.

Caída de precios en origen
Desde diciembre de 2007, cuando el litro en origen se pagó a un máximo de 45,87 céntimos, los precios medios recogidos por el Observatorio do Sector Lácteo descendieron continuamente hasta los 31,45 céntimos de la actualidad. En 2007, los precios reflejaban la escasez de leche en los mercados internacionales debido a la alta demanda de China y Estados Unidos.

Las industrias, que actualmente tienen leche y derivados almacenados debido a la bajada del consumo, rebajaron tanto las cantidades de recogida como los precios. En estos momentos, lo que pagan las industrias por el litro no cubre los costes de producción, estimados en la frontera de los 37 céntimos.

Aumenta el consumo de marcas blancas
La crisis económica global provoca el descenso del consumo de primeras marcas que generar valor añadido y, por el contrario, el aumento de compras de marcas blancas o del distribuidor. Según el Gobierno central, este tipo de productos suponen a día de hoy más del 55% de la distribución de leche líquida en España.

Además, sus precios rondan los 0,50 euros, mientras que los de las primeras marcas oscilan entre los 0,85 y un euro. Esta diferencia supone un atractivo para los consumidores, en mayor medida si vieron reducido su poder adquisitivo.

Explotaciones en peligro
Actualmente, en la comunidad gallega hay alrededor de 13.500 explotaciones. Los sindicatos advierten de que, de prolongarse durante unos meses esta coyuntura, unas 4.000 granjas corren riesgo de cerrar.

A los bajos precios de la producción se le suma el endeudamiento al que están sometidas a través de planes de modernización o por la compra de cuota. Los sindicatos sitúan en 100.000 los puestos de trabajo vinculados directa e indirectamente al sector lácteo en la comunidad.

¿Habrá más ERE como el de Pascual?
El presidente de Leite Río, Jesús Lence, ve posible el cierre de otras factorías si no se limita el 'dumping interno' que realizan los primeros compradores. Según el empresario lucense, en la comunidad hay primeros compradores que venden leche a 0,16 euros a empresas foráneas, mientras que las centrales gallegas la pagan a 0,26 euros.

Esta estrategia permite a la firma compradora ofertar a la distribución la materia ya envasada, que posteriormente se colocará en el mercado bajo una marca blanca. Lence considera que estas prácticas desestructurarán el sector, porque obligan a los empresarios gallegos a reducir el margen de beneficios y rebajar el precio que pagan a los productores.

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