La moda de lavar fuera de casa crece en Galicia

Galicia supera el centenar de lavanderías de autoservicio después de que en 2010 un trabajador de PSA abriese la primera en Vigo
 Alicia Bugallo y Alberto Collazo ante un local de las lavanderías Oso Blanco
photo_camera Alicia Bugallo y Alberto Collazo ante un local de las lavanderías Oso Blanco

Las lavanderías de autoservicio, que tanto juego han dado a guionistas de series y películas en Estados Unidos, han pasado en los últimos años de las pantallas de cine y televisión a poblar las urbes gallegas hasta el punto de que algunos ya ven saturado el mercado en zonas como A Coruña, Vigo e incluso Lugo. La primera lavandería de autoservicio de Galicia abrió sus puertas en 2010 en la ciudad olívica. Fue un ciudadano francés el que detectó la oportunidad movido por una necesidad propia y decidió dar el paso después de trabajar durante años para PSA en Rennes y Balaídos. Actualmente, hay más de un centenar de establecimientos, en los que por un precio reducido desde jóvenes hasta mayores de 70 años acuden a hacer la colada o a lavar mantas y otros enseres textiles que no caben en una lavadora al uso.

Lava&Seca Express ultima su sexta apertura en Lugo

Con cinco establecimientos operativos en Lugo, Manuel López Castro puso en marcha Lava&Seca Express en mayo de 2014, con la apertura de los locales que tiene en A Piringalla, Fonte dos Ranchos y Acea de Olga. Procedente del sector de la madera, el empresario explica que diseñó y patentó el nombre y modelo de lavandería y que, desde entonces, abrió otras dos en Fontiñas y en el centro comercial Abella y ultima su sexta inauguración en el centro de Lugo, en la Rúa do Conde.

Hoy por hoy, López ve difícil expandir el negocio en Galicia. "A Coruña y Vigo tienen exceso de lavanderías de autoservicio y hay que añadir Lugo, que cuenta con ocho establecimientos en marcha y otro en camino para una ciudad con 90.000 habitantes", constata este emprendedor, que apunta que en urbes como Madrid, Barcelona o Bilbao la saturación es tal que "están cerrando muchas empresas".

Ante un negocio que está en boga, avisa a los emprendedores de que "no funciona solo", esto es, sin empleados, una idea errónea que, a su entender, "venden las franquicias". Desde su experiencia indica que, como mínimo, resulta necesario contar siempre con una persona disponible para resolver las incidencias para "dar un buen servicio". Consciente de que este no se limita a la colada, Lava&Seca ha equipado sus locales con televisión, wifi y prensa para hacer más llevadera la espera e incluso con taquillas, en el centro comercial, para que el usuario pueda aprovechar para hacer sus recados.

Con nueve locales, Oso Blanco sigue su expansión por Galicia

"Tratamos de hacer que la espera de nuestros clientes sea lo más agradable posible", recalcan Alberto Collazo y Alicia Bugallo, los creadores de Oso Blanco Lavandería Autoservicio. Su aventura también arrancó en mayo de 2014, con la apertura de su primer establecimiento en Pontevedra, en la calle Javier Puig Lamas. Hoy esta cadena ya cuenta con nueve locales repartidos entre la ciudad del Lérez, Vigo, Ourense, Arcade, Vilagarcía, Bertamiráns y Sarria, a los que en breve se sumarán otros cinco en diferentes zonas de Galicia.

"Nuestro objetivo es ser la franquicia de lavanderías de referencia en Galicia", explica el propietario, que señala que el suyo es un modelo "light, que no carga al franquiciado con cuotas ni cánones". Para evitar que quien atienda el negocio tenga que estar permanentemente en el local e incluso para permitir compatibilizar la gestión con otro trabajo, Oso Blanco dota sus establecimientos de una instalación de gestión domótica completa "que permite abrir, cerrar, visualizar la lavandería y gestionar las máquinas a distancia a través del móvil, ordenador o tablet", remarca Collazo.

La inversión que afronta un franquiciado de Oso Blanco asciende a 60.000 euros, con la posibilidad de ir incorporando más lavadoras y secadoras, si la demanda lo requiere. De media, se tardan entre tres y cuatro años en amortizar el desembolso inicial. Con unos precios que van de los 4 a los 6 euros (incluidos "detergente, suavizante y oxígeno activo"), dependiendo de la capacidad de la lavadora elegida, y los tres del secado, Collazo aprecia "un aumento considerable en la facturación año tras año".

The Laundry rescata la función social de los antiguos lavaderos

Basándose en su experiencia como usuaria en ciudades como Reino Unido, Elia Álvarez concibió The Laundry en febrero de 2015 como "unha homenaxe ás lavandeiras", que convertían los lavaderos de las aldeas gallegas en auténticos centros sociales. "O que realmente me gustaba das lavanderías de autoservizo no Reino Unido era a súa función social, pois desconectabas e conversabas coa xente coa que compartías coada. Pola contra, o que menos me atraía era que se trataba de lugares demasiado escuros, nos que primaban as máquinas".

Partiendo de esta concepción, Álvarez se decidió a crear el primer local de Ourense, dejando atrás 17 años de carrera en una empresa. Con una inversión cercana a los 120.000 euros creó un espacio amplio y diáfano, con una zona para niños y otra de lectura, equipada con libros en varios idiomas. Esta emprendedora, que aspira a expandir el negocio, apunta que, al margen del uso libre de las máquinas en horario de 8.00 a 23.00, los 365 días del año, durante la semana una trabajadora se encarga de asesorar a los usuarios, a los que se brinda la posibilidad de que dejen en sus manos hacer la colada.

Con una gran apuesta por las redes sociales, la empresaria incide en que The Laundry ha conseguido atraer a estudiantes, familias y personas mayores "que valoran contar con asesoramento e axuda para algunhas tarefas".

Comentarios