La banca acuerda la constitución del primer fondo de rescate para empresas

Los seis grandes bancos españoles -Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Popular y Sabadell- han llegado al acuerdo para constituir el primer fondo de rescate de empresas altamente endeudadas pero viables, según han informado hoy a Efe fuentes financieras.

Aunque aún no están decididas las compañías que se beneficiarán de la puesta en marcha de este primer fondo, dentro del conocido como Proyecto Fénix, los seis grandes bancos se comprometieron ayer a definir las líneas generales del mismo antes de que culmine este mes.

De esta manera, una vez recibidas las autorizaciones pertinentes, el fondo de rescate empresarial comenzará a funcionar en julio, tal y como deseaba la banca, con un máximo de unas cinco compañías.

El nuevo fondo servirá para que la banca capitalice la deuda de las compañías elegidas, canjeándola por una participación en el accionariado de la que posteriormente se desprenderían, en cuanto haya mejorado la viabilidad de la empresa rescatada.

Se trataría de hacer algo similar a lo que la banca acreedora está haciendo en Pescanova, una empresa que pese a sus elevadas deudas -3.500 millones de euros-, es "claramente viable", puesto que obtiene unos ingresos anuales de unos 1.200 millones de euros.

La idea de crear este fondo de rescate empresarial por parte de la banca se enmarca en el real decreto ley de Medidas Urgentes de Refinanciación y Reestructuración de Deuda Empresarial aprobado a principios de marzo y que modifica parte de la ley concursal.

En un primer momento se denominó Proyecto Midas y se le llamó "el banco malo de las empresas", aunque en este caso la estructura no será la misma, ya que la banca está casi decidida a actuar "empresa por empresa".

La medida servirá básicamente para reducir el número de quiebras empresariales después de que la crisis se haya llevado por delante a unas 135.000 compañías, y se unirá a otras iniciativas como las medidas fiscales que ultima el Gobierno y que prevén una rebaja en el impuesto de sociedades.

Según constaba en el proyecto original, tras la capitalización de deudas, la banca podrá hacerse con una participación de control o co-control en las compañías y luego traspasarla a un fondo o sociedad de capital riesgo para que sea gestionado por una sociedad independiente.

Este último detalle es importante si se tiene en cuenta que las empresas rescatadas tendrán que someterse previsiblemente a ajustes de plantillas, que es mejor que sean decididos por un experto y no por los bancos que se han convertido en accionistas por un periodo máximo que puede alargarse hasta 7 años.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, explicó en su día que no sólo se trata de la conversión de deuda en capital, sino de cómo facilitar todo el proceso de reestructuración, ya que, si esto no se produce, "ni los acreedores ni el negocio van a cobrar y por tanto va a perder todo el mundo".

En España, el proceso concursal lleva en la mayoría de los casos a la liquidación de empresas, pero ésa no es siempre la mejor alternativa, dijo De Guindos.

El cierre tiene que ser el último recurso, y es preciso encontrar otras alternativas más razonables para los trabajadores, los acreedores, los accionistas, la gestión de la empresa y para el conjunto de la economía.

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