José María Camarero: "Hay que acabar con la cultura del conformismo"

La incertidumbre económica se ha instalado en nuestra casa y Camarero explica cómo convivir sin perder hasta el mando de la tele.
El periodista José María Camarero presenta su nuevo libro 'Crisisfobia'. VIRGINIA CARRASCO/Colpisa
photo_camera José María Camarero, con su nuevo libro. VIRGINIA CARRASCO (COLPISA)

En plena cuesta de enero llega Crisisfobia, un libro del periodista José María Camarero que pretende aclarar conceptos básicos para que el ciudadano sepa reclamar sus derechos ante empresas y administraciones y para que las facturas no le quiten el sueño.

Ha inventado un concepto: crisisfobia.
El título del libro fue lo último en consensuar. Soy periodista y sé que siempre hay que comenzar una información por el título, pero en este libro hice todo lo contrario. Lo escribí y después pensé una palabra que sintetizase el contenido y esa idea de temor a gestionar en tiempos de crisis.

Y ahora que tiene el término definido quiere exterminarlo.
Sí. Lo que pretendo con este libro es que la gente pierda el miedo a la crisis, a la incertidumbre, que aprenda a manejar su dinero y a realizar gestiones tanto ante empresas privadas como con la Administración.

Lo bueno de vivir constantemente en crisis es que ya no percibimos la cuesta de enero.
La incertidumbre ha llegado para quedarse, por eso es necesario estar alerta siempre. Los consejos que ofrezco en este libro no son solo para épocas de dificultad, sino para que te vaya mejor, para mirar por tu dinero porque es tuyo. Hay que acabar con la cultura del conformismo. Tenemos más poder del que pensamos.

Hay que saber negociar. Tenemos más poder del que pensamos

¿Por dónde empezamos?
Esto no es un tratado económico. Mi intención es resolver dudas que surgen todos los días y que afectan a la mayoría de la población, cuestiones básicas para que cualquiera sepa qué tarifa de luz le conviene o cómo debe ser su hipoteca. Hay capítulos dedicados a la energía, los bancos, los impuestos, las pensiones, las herencias, la inversión o la cesta de la compra.

¿Qué debemos saber?
Hay algo básico y es que hay que huir del cuñadismo, del amigo que te dice que paga muy poco de luz, del que te dice que la declaración de la renta le sale genial... Cada hogar es diferente, cada economía es distinta y no se puede generalizar.

Pagar la luz a 15 céntimos es asumible, por encima es caro y mejorable

Ha mencionado la tarifa eléctrica. Ni los expertos se ponen de acuerdo en las recomendaciones. ¿Mercado libre o regulado?
Depende. Si puedes asumir una tarifa libre que te permita pagar siempre lo mismo, evitarás sobresaltos. Pero debes saber que la tarifa regulada es con la que menos ganan las eléctricas, aunque es muy variable. Un dato importante es que la tarifa regulada es la única que permite acceder a ayudas estatales como el bono social. Para una familia de ingresos medios puede compensar la libre, pero una de ingresos bajos debe optar por la regulada. En todo caso, hay un dato fundamental para saber si estás pagando más de lo debido: el precio del kilovatio/hora, que aparece en el concepto término de energía. Unos 15 céntimos es asumible, por debajo está muy bien y por encima es caro y mejorable.

¿Hay algún sector que abuse especialmente de nuestra ignorancia?
La banca y las energéticas han aprovechado la falta de información de los clientes para colocar sus productos. Todos hemos recibido una llamada para ofrecernos una tarifa más barata sin saber la que nosotros tenemos. Lo bueno es que cada vez son más los clientes que reaccionan y que se informan para pararles los pies.

El trato con los bancos va de mal en peor. Pasamos de no entender lo que nos dicen a tener que hablar con un cajero.
Eso margina a buena parte de la población. Hace un año empezó el movimiento Soy mayor, pero no idiota y los bancos se pusieron nerviosos. No se puede digitalizar totalmente la banca, les interesa disponer del ahorro de esos clientes y deben tenerlos en cuenta si no quieren perderlos.

¿Qué recomienda?
Ir sin miedo, con seguridad y con conocimientos mínimos para saber negociar. El banco no puede imponer todo, también debe ceder si le interesa el cliente. Las comisiones, los intereses... todo se puede negociar.

El depósito es seguro. Los fondos de inversión o la bolsa tienen riesgo

¿Cómo se sabe si un producto bancario es fiable?
El depósito es lo más seguro, lo más garantizado. Con los fondos de inversión o la bolsa hay que tener más cuidado y ver lo que se está arriesgando. La clave está en saber si lo que un banco me ofrece es lo mejor para mí o lo que a él le interesa vender.

Dedica otro capítulo a los impuestos. Son inevitables, ¿o no?
Hay que pagarlos porque los fija la ley, pero hay que conocerlos porque podemos beneficiarnos de algunas bonificaciones que a veces ignoramos. Por ejemplo, las deducciones autonómicas en la declaración de la renta, que no se incluyen en el borrador y que si no deducimos las que nos corresponden se queda con ellas la Administración. Hay otro ejemplo, el Ibi, la contribución de toda la vida. Depende de los ayuntamientos y algunos ofrecen descuentos por pagar mes a mes o bonificaciones para algún tipo de vivienda. No debemos esperar al momento del pago, hay que anticiparse y estudiar las opciones.

Esta crisis nos ha activado alertas y nos preocupamos más de que no nos tomen el pelo

Solo pensarlo da pereza.
Porque no estamos acostumbrados. Lo bueno es que esta crisis nos ha activado alertas y nos preocupamos más de que no nos tomen el pelo.

Se atreve también con las herencias, esa fuente de conflictos.
Es un ámbito muy desconocido con una casuística muy amplia. Aquí anticiparse también evita problemas. Hacer testamento no es cosa de mayores, cualquier persona de mediana edad debería tenerlo. Cuesta 40 euros y ahorra muchos problemas a los herederos. No es necesario decidir a quién va cada bien, solo con identificar a los herederos se les soluciona un problema en el futuro.

Aborda además los seguros. Son tan caros como necesarios.
Hay que comparar, pero no solo precios, sino condiciones. Y no cansarse de preguntar hasta conocer al detalle las coberturas. Hay que evitar sobresaltos en caso de una incidencia. Entre las aseguradoras hay mucha competencia y eso es bueno para el consumidor porque tienen que negociar.

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