Indonesia baraja su salida de la OPEP

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El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, ha anunciado este martes que su país baraja abandonar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por estar agotándose las reservas y no ser ya un exportador neto de crudo.

"Nuestros pozos se están secando", indicó el presidente durante un discurso retransmitido por la televisión estatal.

Yudhoyono dijo que ha comunicado a los gobernadores y líderes de todas las regiones del país que sopesa si Indonesia debe seguir en la OPEP o retirarse "de forma temporal".

Aumentar la producción doméstica
El presidente consideró que Indonesia, el único miembro asiático del cartel, necesita concentrarse en aumentar su producción doméstica de petróleo, lo que podría llevar entre uno y tres años, según afirmó.

Indonesia produce actualmente 927.000 barriles diarios de crudo, menos de la mitad del rendimiento de hace una década y por debajo de la cuota de 1,3 millones que exige la OPEP a todos sus socios.

Yudhoyono precisó que el sector ha acusado gravemente la falta de inversión en los últimos años y citó como una de las principales carencias el carácter obsoleto de algunas instalaciones, que deben ser reparadas de inmediato si se quiere reavivar la industria.

El peso de la herencia de Suharto
La corrupción endémica y la debilidad del sistema ilegal heredado del régimen del general Suharto (1966-1998) son grandes trabas adicionales para que las grandes multinacionales petroleras apuesten por Indonesia.

En los últimos años, el país se ha convertido en importador neto de crudo para satisfacer la creciente demanda energética del mayor archipiélago del mundo y cuarta nación más poblada del planeta, con casi 240 millones de habitantes.

Indonesia, que antaño fue uno de los miembros más activos de la OPEP desde su ingreso en 1962, sólo dos años después de la fundación del bloque en Bagdad, admitió el año pasado que sus reservas de crudo se agotarán en 2020.

En virtud de ello, el Gobierno ha relanzado su programa de energía nuclear, que tenía paralizado desde la crisis financiera asiática de 1997-1998, y ahora quiere construir cuatro centrales a pesar del riesgo de terremotos y erupciones volcánicas.

Primera tentación, en 2005
Yakarta ya había contemplado en el pasado dejar de pertenecer al cartel, y en 2005 estuvo cerca de pasar a ser un mero observador, sin derecho a voto.

En aquella ocasión, los asesores del entonces recién elegido Yudhoyono le recomendaron salir de la OPEP por el alto coste que representaba para las arcas del Estado, pero el presidente optó finalmente por continuar en el bloque, entre otras razones, porque pensaba descubrir nuevos yacimientos que aumentarían la producción en un 25%, lo cual no ha ocurrido.

Tres años después, el Ejecutivo indonesio se plantea incluso medidas tan impopulares como reducir las subvenciones a los carburantes, que en 2007 costaron a las arcas de del Estado casi 14.000 millones de dólares, el 13% de los presupuestos.

En 2005, la decisión de duplicar las ayudas para combatir los crecientes precios disparó la inflación, obligó a la autoridad monetaria central a elevar los tipos de interés y fue muy criticada por las instituciones financieras internacionales.

Aumentar los precios
Para contrarrestar ese efecto, cuyas consecuencias todavía siente la economía del país, el presidente propuso este martes incrementar el coste de los carburantes entre un 20 y un 30%.

De esa forma, aseguró Yudhoyono, el presupuesto quedará a salvo de los vaivenes de los precios del crudo en los mercados internacionales, donde Texas, de referencia para Estados Unidos, se acerca a los 120 dólares por barril.

A la OPEP, que acapara cerca del 40% de la producción mundial de petróleo, pertenecen también Argelia, Angola, Ecuador, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria, Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela.

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