Una demanda segura y mejores precios animan a pasar a la producción ecológica

El sector gana tamaño en Galicia de forma imparable con una oferta que cubre prácticamente todo tipo de alimentos

Francisco López, presidente de Craega. EP
photo_camera Francisco López, presidente de Craega. EP

Hacer una cesta de la compra solo ecológica es posible ya en prácticamente cualquier cadena de distribución y la variedad de alimentos gallegos en los que un sello demuestra que se cultivaron y elaboraron sin emplear ninguna sustancia química bastaría para llenarla. La creciente demanda de este tipo de referencias en una sociedad más comprometida con los hábitos de vida saludables es para la materia prima que se produce de forma totalmente natural en tierra y mar el pasaporte a un mercado que paga precios más altos que por la producción convencional. 

Con esos alicientes, cada vez son más los agricultores, ganaderos y empresas elaboradoras que ponen rostro a una actividad que empezó a brotar en Galicia hace poco más de dos décadas con apenas una docena de operadores y hoy ronda el millar amparados por el Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica (Craega). Sus datos demuestran que crece la apuesta por este tipo de producciones, a las que muchos deciden reconvertir su explotación o huerta en busca de un mayor margen de beneficio. ¿Las ventajas? "Son moitas. Van traballar nun mercado en franca expansión, sen presión de prezos coma noutros convencionais e que ademais están primados por parte da Administración", señala Javier García, secretario del Craega. 

Eso sí, antes de embarcarse en la producción ecológica hay que saber que se necesitará base territorial, que será más difícil y costoso por lo general y que se deberán cumplir una serie de requisitos y pasar controles de calidad para poder contar con una certificación avalada por Europa. "Ao principio custa un pouco, pero estas ferramentas serven logo para mellorar a eficiencia e rendibilidade da explotación", dice García. Y quienes cogen ese camino deben comprobarlo, porque van a más y la facturación del sector superó el año pasado los 59 millones tras más que duplicarse en el último lustro. 

Pese a la expansión, Galicia no lleva la delantera de España en volumen certificado, operadores o superficie, aunque tiene "producións punteiras". Copa, por ejemplo, más de la mitad de la leche ecológica del país; en carne de aves, huevos y algas sí es una potencia a nivel nacional e incluso europeo; y la miel, castañas, vinos o sidras tienen mucho tirón en otros mercados comunitarios. En general, el Craega estima que la mitad de la producción se vende fuera de la comunidad, donde observa "un incremento moi grande da demanda por parte da gran distribución" para ofrecer en sus lineales referencias ecológicas.

Con todo, los alimentos da casa que muchas personas se llevan de la aldea siguen haciendo sombra al consumo de los ecológicos aunque no cumplan los parámetros para portar esta etiqueta.

TESTIMONIOS. La producción libre de fertilizantes químicos apenas había empezado a florecer en Galicia cuando Francisco López Valladares decidió, allá por el año 1999, reconvertir a ecológico la explotación láctea que pilota en A Pastoriza. Fue de los primeros ganaderos en dar el paso y no lo hizo "só por convicción". Había pagado dos años seguidos la multa por rebasar la cuota y, en busca de la rentabilidad, optó por una vía que le permitiera, con menor producción de leche, obtener un precio más elevado. "Co cambio notouse moito a diferenza", explica el actual presidente del Craega. Durante los dos años que duró el proceso de transformación, la industria que le recogía la leche le dio "unha prima de oito pesetas por litro" que supuso un verdadero incentivo en aquel "difícil" inicio.

Una década después volvió a ser ejemplo de emprendimiento lanzándose a la producción de queso en ecológico. Francisco no empezó de cero, sino que puso en práctica lo que había aprendido en un curso de incorporación agraria en la escuela Pedro Murias de Ribadeo. Desde unas instalaciones propias empezó a elaborar queso del país cremoso, de tetilla, fresco y requesón, y fue pionero en la producción de San Simón en ecológico. Recientemente decidió abandonar esta actividad y vender toda la leche en crudo por su alto precio, pues cobra el litro a 54 céntimos. Hace un par de años, Francisco y su mujer dieron un paso más en la diversificación con la apuesta por la huerta ecológica. Empezaron con la patata, pero la polilla guatemalteca frustró sus planes y ahora tienen tomates, calabacín, pimientos y berenjena. "Hai mercado para os produtos; plantamos o que nos pide o noso distribuidor", cuenta.

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