Coordinar esfuerzos, impulsar diálogos, trabajar en conjunto… Estas son algunas de las frases que han resonado en las últimas semanas en el seno de las instituciones europeas al debatir el rumbo del sector agrícola. Frases que sin un compromiso detrás, no son más que palabras vacías. Sin dudas, el mensaje más fuerte ha sido el que ha enviado la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al dedicar a los agricultores el discurso sobre el Estado de la Unión.
El discurso fue, en palabras de la Presidenta, un homenaje a los agricultores por “garantizar día tras día nuestro abastecimiento alimentario”. Sin embargo, los halagos y homenajes chocan con un descontento que se hace latente en cada protesta, como quedó en claro en la reciente manifestación con motivo de la Reunión Informal de Ministros de Agricultura de la UE llevada a cabo en Córdoba.
La movilización, de la que participaron las organizaciones agrarias Asaja, Upa y Coag, junto a Cooperativas Agroalimentarias, congregó a más de 5.000 agricultores y ganaderos que exigieron medidas para proteger al sector frente a los crecientes desafíos. La falta de control a las importaciones procedentes de terceros países, las críticas hacia la Política Agraria Común (PAC) y la necesidad de establecer un plan hidrológico, son algunas de las principales denuncias del sector.
La masiva protesta ha dejado en claro que los halagos por parte de la Comisión no han sido suficientes para calmar los ánimos. El sector exige medidas y recuerda la importancia de su rol esencial. Tal y como lo ha resumido el presidente de Asaja, Pedro Barato, a pesar de las dificultades y de los obstáculos como la pandemia de la Covid-19 y la Guerra de Ucrania “el campo siempre ha estado ahí para que no faltara nada”. Es por ello que reclaman que las medidas que se tomen acompañen el crecimiento de este sector clave a la hora de garantizar el abastecimiento de alimentos. Un rol que ha sido destacado por el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, durante la reunión de ministros del bloque.
Mientras afuera el campo se movilizaba, dentro de la sala, Planas recordó que “el abastecimiento de alimentos seguros, nutritivos y en calidad y cantidad suficiente es un reto global para el conjunto del planeta”. Como bien lo ha recordado el ministro, las previsiones de las Naciones Unidas indican que la población mundial alcanzará los 9.700 millones de personas en 2050. Garantizar la producción necesaria para alimentar a toda la población es un desafío prioritario.
En esa línea, la Presidenta de la Comisión Europea aseguró que la “única manera de garantizar el suministro de alimentos para el futuro es trabajando junto con los hombres y mujeres del sector agrícola”. “Necesitamos más diálogo y menos polarización”, remató von der Leyen.
Lo cierto es que si bien del otro lado sus palabras fueron bien recibidas y a pesar de que el sector coincide en la necesidad de dialogar, la polarización es innegable. Así puede verse detrás de ciertas políticas y estrategias que persigue la Comisión, como es el caso de la iniciativa sobre sistemas alimentarios sostenibles o del uso de productos fitosanitarios.
Otra de las políticas que genera controversias es la regulación destinada a mejorar el bienestar de los animales en la industria ganadera. Esta es una causa con la que la UE se comprometió luego de la publicación de una petición firmada por más de 1.4 millones de personas en 2020 en la que se exigía el fin de la crianza de animales en jaulas.
Desde entonces, la Comisión analiza una serie de medidas destinadas, no solo a poner fin a las jaulas, sino también a la matanza de pollos de un día y a la venta y producción de pieles. Medidas que han suscitado una gran polémica que estaría por acabar si se cumplen los rumores que han circulado en los últimos días. Estos indican que la Comisión estaría considerando dar marcha atrás con su propuesta.
Según algunos funcionarios comunitarios, los cambios de planes tendrían que ver con el temor de que la nueva reglamentación incida en el incremento de los costes de los alimentos que ya se vieron fuertemente afectados tras la invasión rusa de Ucrania. Según las informaciones que han circulado, los costos para los agricultores podrían aumentar en promedio alrededor del 15%, lo que se traduciría en un incremento de los precios al consumidor. Sin embargo, grupos que abogan por la mejora de las condiciones de los animales utilizados para la actividad ganadera
Otra de las propuestas europeas que se ha visto envuelta en una gran polémica es la estrategia de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases. Los desacuerdos surgidos a partir de la popularización del sistema francés NutriScore cuyo algoritmo otorga clasificaciones sin tener en cuenta la porción de consumo, la forma de preparar los alimentos, entre otras faltas, acabó por demoler la propuesta en su totalidad. Según el calendario previsto, la Comisión debía presentar su propuesta a finales de 2022. Aunque la propuesta está totalmente paralizada debido a la gran polarización que surgió entre los países miembros con respecto al fuerte rechazo al sistema NutriScore.
En España, el descontento con el sistema fue tal que hasta se promovió una moción que instaba al gobierno a detener la implantación voluntaria del modelo al considerar que sus clasificaciones dañan la reputación de los productos tradicionales españoles y por ende, induce a los consumidores a la confusión. Un fenómeno que se ha ido replicando en otros países como en Italia donde la Autoridad de la Competencia decidió prohibir el NutriScore. Más reciente aún es la decisión de la Justicia en Rumania que ha decidido multar a la cadena de supermercados Mega Image por vender productos con etiquetas Nutri-Score, que según el dictamen del Tribunal, “lleva a distorsionar el comportamiento del consumidor". Hasta en Francia, país de origen del sistema, sectores se han manifestado en contra del modelo. En definitiva,
La polarización que rodea algunas de las propuestas europeas es evidente. Es por ello que desde las organizaciones que representan al sector agrícola, como es el caso de COPA COGECA, insisten en que para poner fin a la polarización, hay que alejarse de las “soluciones y objetivos ideológicos y analizar objetivamente las consecuencias de las iniciativas políticas utilizando evaluaciones de impacto con base científica”. Ese sin duda, sería un buen punto de partida para un diálogo fructífero y honesto.