"Soy lo que soy gracias a la gimnasia"

Carolina Rodríguez, hizo historia en Pontevedra hace tres meses al convertirse, junto a Almudena Cid, en la gimnasta con más títulos nacionales. Transformada en la novena del mundo y con el billete para sus terceros Juegos Olímpicos en el bolsillo, el pasado fin de semana impartió una clase magistral en Marín gracias al Club In Mare
Carolina Rodríguez
photo_camera Carolina Rodríguez

La alegría y expresividad de Carolina Rodríguez (León, 1986) son contagiosas. Es imposible quedar impasible ante alguien que ha sabido transformar en lecciones de vida todos los obstáculos que se ha encontrado hasta el extremo de erigirse en un ejemplo para los demás. A sus 29 años, después de ser novena en el Mundial, acaba de lograr la clasificación para Río 2016, algo impensable cuando, después de Atenas 2004, se retiró al quedarse fuera del equipo nacional y al sufrir lesiones importantes, pero está hecha de una pasta especial.

En dos meses se ha convertido en la gimnasta con más títulos de campeona de España, junto a Almudena Cid, en la novena en el Mundial, y además ha logrado la clasificación para sus terceros Juegos. ¿Se puede pedir más?
Hace cuatro años no me imaginaba que estaría compitiendo a este nivel con esta edad e incluso pensaba que después de la operación del tobillo (logró la clasificación olímpica y compitió en los Juegos de Londres de 2012 con una rotura de ligamentos) se iba a acabar todo. Sin embargo, continué y, hace año y medio, si no llega aparecer un patrocinador (Drasanvi) lo hubiera dejado. Aún así, sí les dije que era difícil que llegara a Río. Era un reto muy bonito, pero muy difícil porque ya no me recupero como una chavala de 15 años y el día a día se me hace muy duro. Me encanta competir, disfruto de esa sensación, pero hay días que me levanto preguntándome qué hago yendo a entrenar.

"Lo que me levantaba todos los días de la cama era saber que podía competir en los Juegos Olímpicos de Río"

Yo no le puedo pedir más a la gimnasia, porque me ha dado muchas cosas buenas. Es verdad que me gustaría terminar con una final olímpica e, incluso, con diploma, pero ahora mismo solo quiero disfrutar de mi noveno puesto en el Mundial y del décimoprimer título nacional, que logré en Pontevedra en un campeonato extraordinario y que me ha marcado. No sé si volveré a participar en un Nacional porque me quiero quedar con este recuerdo.


Aseguran personas cercanas a usted que el Campeonato de España de Pontevedra (se disputó a principios de julio) ha sido el más especial de su carrera, ¿es cierto?
Desde luego. No por el sitio en cuestión o por haber ganado mi undécimo título, sino porque la persona que estuvo organizándolo me llegó al alma desde el minuto uno. Me trató como a una auténtica reina cuando nadie lo hace. Fue un detalle tras otro. Lo que más me llenó es que, tras lograr el oro, gente apareció en el hotel con una tarta con el número once. Me eché a llorar. Fue impactante, inolvidable. Me pilló todo: el bajón, la felicidad... Eso me unió mucho a Pontevedra, ya que en el tapiz había una foto gigante mía. En ninguna competición lo hacen. Además, en ese campeonato sentí mucha presión por parte del público. En los Nacionales me pongo muy nerviosa. Son doscientos mil ojos observándote constantemente y en un torneo internacional no pasa eso. Hay muchas críticas, envidias… A veces me pregunto por qué tengo que llevarme ese mal rato. Por eso, que fuera del tapiz te traten como una reina es imposible de olvidar. Me fui del Campeonato de España con pena.

Hace un año pensar en un diploma olímpico era una locura, pero después de quedar novena en el Mundial, ¿se lo imagina?
(Se ríe). ¡Hay un montón de intereses! Muchas gimnastas por detrás vienen fuertes. Jugamos con la baza de que soy muy regular. En el Mundial no fallé y la campeona del mundo sí. Si uso esa baza y rentabilizo mi expresividad puedo tener opciones. Voy a pelear por eso porque soy muy competitiva, pero lo que quiero es disfrutarlo como si fuera mi último momento, porque en realidad lo va a ser.

 "Si no hubiera hecho deporte, estoy segura de que no hubiera aguantado lo que he aguantado"

¿La ambición es lo que le ha hecho no arrojar la toalla en los momentos duros?
He adoptado esa rutina como algo muy personal. Creo que incluso el día de mañana lo echaré de menos. Desde siempre he sido muy exigente conmigo misma e incluso de pequeña me llevaba muchos berrinches. Me gusta ser así porque si no, no tiene sentido hacer gimnasia al máximo nivel con casi 30 años. Lo que me levantaba todos los días de la cama era saber que podía competir en Río y vivir una experiencia olímpica es lo máximo. Así que, yo misma me decía que aunque me doliera el alma, tenía que machacarme, machacarme y machacarme. Mi motor era pensar que podía vivir mis terceros juegos.

¿Y ahora que lo ha conseguido?
Ha sido una alegría brutal porque ya estaba pensando en el preolímpico (en el Mundial se clasificaban las 15 primeras) porque las plazas estaban muy duras, ya que las doce primeras eran para las gimnastas de origen ruso. Sabía que era dificilísimo y lograrlo siendo novena fue espectacular. ¡En mi último Mundial conseguí mi mejor clasificación! La sensación de saber que estoy acabando mi carrera en lo más alto y con mi entrenadora de toda la vida (Ruth Fernández) es impagable. Te contaré un secreto.

¿Cuál?
El primer día del Mundial estaba súper nerviosa. Me levanté con ganas de llorar y eso no me había pasado ni cuando era alevín. Se lo tuve que decir a Ruth (su entrenadora) y cuando me hablaba me saltaban las lágrimas. Conseguí calmarme, ser yo misma y entrenar bien. Lo importante es que salió, con nervios, pero salió. ¡Hay que estar ahí! Nunca había tenido esa sensación. No sabes lo que significa poder olvidarse del preolímpico.

¿El recuerdo de lo que sucedió en el Mundial de Montpellier en 2011 (logró el billete para Londres 2012 en el preolímpico porque en el Mundial falló con el aro) fue una presión excesiva?
Todo cuenta. Cada competición es bagaje. Ruth (Fernández) me dijo a toro pasado que ella estaba un poco nerviosa en el último aparato (el aro) porque estaba muy cansada. Lo único que tenía que hacer era no fallar y si fuera necesario agarrarlo con los dientes. En ese momento, Ruth (Fernández) se acordó del Mundial de Montpellier. Yo no. El día de los cuatro elementos partes de cero y psicológicamente es brutal. Me sentí como un toro. Nunca me había visto así entrenando.

"El Campeonato de España me unió mucho a Pontevedra. Me fui con pena porque me trataron con el corazón" 

¿El abrazo Ruth-Carolina al conocer la nota del último aparato resume todo lo vivido?
¡Ya lo creo! Para ella fue bestial que fuera capaz de hacer esa competición porque cree mucho en mí. Yo a veces soy muy negativa y ella es la que me empuja. Ver en el marcador que tenía la nota más alta fue una enorme explosión de alegría. La ilusión que tiene ella es por mí. Pensé en toda la gente que me está haciendo feliz, en mi hermano, que siempre me decía que iría a unos Juegos y se murió (en un accidente de tráfico) sin verme en ellos. Me sentí una estrella por toda la gente que está detrás de mí. Estaba satisfecha de haberles regalado una gran competición.

Cuando después de los Juegos de Atenas decidió retirarse tras quedarse fuera del equipo nacional, ¿se imaginaba que la vida le tenía reservado todo lo que está viviendo?
(Con contundencia) ¡Imposible! La verdad es que no sé cómo me he levantado de todo lo que me ha pasado. Yo creo que he nacido para la gimnasia, si no, no me lo explico. Esos valores también me lo han transmitido, especialmente mis entrenadoras. Estoy en un club que es como una familia, ¡algo bestial! Las entrenadoras me han enseñado que hay que ser más fuerte cada vez. Si no hubiera hecho deporte, estoy segura de que no hubiera aguantado lo que he aguantado. Es que soy una afortunada porque al final he hecho lo que he querido y he tenido la oportunidad de estar entre las mejores. A la vida no le puedo pedir más.

Usted elogia la alta competición. Sin embargo, muchas voces dicen que es perjudicial.
Lo tengo que enfocar desde el punto de vista positivo, porque desde el lado personal me ha dado mucho. Es verdad que físicamente no es sano, porque te exprimen al máximo, ya que eres una pura máquina que tiene que trabajar todos los días para estar siempre al máximo nivel. Estás delante de muchos ojos y eres un referente para muchas personas. Entreno siempre con dolor. Todo eso lo tienes que llevar bien. Me preocupa cómo acabe mi cuerpo, pero no me arrepiento de nada, porque gracias al deporte he podido viajar, conocer gente excepcional, vivir experiencias increíbles… Compito porque disfruto haciéndolo, si no lo dejaría.

"En España no se cuida al deportista. Represento a mi país y no he cotizado ni un solo día a la Seguridad Social"

¿Le preocupa el día después de la retirada?
(Con rotundidad) Claro que sí. En España no se cuida al deportista y hace algún tiempo me preocupaba más, ahora lo veo desde otro punto de vista porque estoy acabando mis estudios… La realidad es que tengo casi 30 años y no he podido cotizar. Llevo mucho tiempo representando a mi país y no he cotizado ni un solo día a la Seguridad Social. He trabajado para mi país y no te lo recompensan de ninguna manera. Me retiraré sin haber cotizado y sin haber podido terminar mi carrera universitaria porque la gimnasia conlleva muchas horas. El problema es que mañana te retiras y como no estés hábil a los tres días exactos ya nadie se acuerda de ti, absolutamente nadie, y yo para eso sí estoy preparada. Yo sé que en un futuro ya no seré la número uno y eso es ley de vida.

¿El anonimato es el mayor enemigo de los deportistas de élite?
Es duro. Cuando llevas muchos años en la cima te agobias un poco y deseas que te dejen libre, pero cuando te retiras, que no se acuerden de ti es duro. Al haber tenido una carrera tan larga creo que estoy preparada para ello. Lo que me importa es la opinión de los míos y que me quieran por como soy. Me he planteado dejar la gimnasia un montón de veces.

¿Qué es la gimnasia para Carolina Rodríguez?
¡Todo! Un estilo de vida. Me siento identificada con ella. Soy la persona que soy gracias a la gimnasia.

A las puertas de los Juegos de Londres su entrenadora dijo que "todo ha sido tan bonito que quiero que su final sea como el cuento de una princesa". ¿Lo está siendo?
Más que eso. Con los Juegos de Londres ya era una princesa. Otra frase que me gusta de ese reportaje (se refiere a uno realizado por Informe Robinson) es hasta dónde puedo llegar con la entrenadora de toda mi vida porque todavía no me puedo creer que tras 23 años con ella estemos camino de mis terceros Juegos Olímpicos. Una vez puede ser suerte, pero tres...

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