"Nuestros jóvenes quieren llegar, pero sin sacrificio. Si no apuestas no ganas"

ALEXANDER KACHELAEV, SELECCIONADOR GALLEGO DE LUCHA OLÍMPICA Y EXSELECCIONADOR SOVIÉTICO ►Toda una leyenda de la lucha olímpica mundial encontró en Pontevedra su refugio. Llegó forzado y con el convencimiento de que sería una estancia fugaz, pero ya ha transcurrido un cuarto de siglo, durante el que transformó su deporte en Galicia, aunque está convencido de que con más recursos el sueño olímpico sería una preciosa realidad.
Alexander Kachelaev
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Alexander Kachalev (Moscú, 1946) no pasa desapercibido fácilmente debido a su complexión física, pero pocos saben que ese cuerpo pertenece a un mito del deporte, alguien que tiene la Orden Benemérita del deporte de la Unión Soviética, que fue el responsable de las modalidades de combate de su país y el entrenador más joven en lograr que un pupilo suyo se colgase un oro olímpico.

Un mito que llegó a Galicia para potenciar la lucha en pleno empujón institucional gracias a los Juegos de Barcelona 92 y que 25 años después cree que pudo haber sido más lo conseguido si hubiera tenido más apoyo porque cree que lo alcanzado «es un milagro». Habla de todo, no esquiva ningún tema por polémico que sea.

Vino para unos meses y ya lleva 25 años de estancia en Galicia, ¿se lo imaginaba?

¡Y no quería venir! La Federación (no sabe si la española o la gallega) mandó una carta a la Soviética pidiendo la ayuda de un entrenador y mi jefe me pidió que fuera yo, pero no quería. Me convenció haciendo hincapié en que sería la posibilidad de conocer otra cultura, otro ambiente y que sería solamente un año, y ya ves, llevo 25. Hemos acumulado muchas experiencias donde la lucha gallega vio otros horizontes... A los pocos meses organizamos un viaje a Moscú y a Crimea y después el presidente (Federación Galega) me pidió si podía organizar uno más cercano. Al ver que tenía muchos contactos en todos los sitios me pidió que me quedara, me insistió mucho. A veces me siento más gallego que ruso.

¿Qué es lo que le retiene?

La mentalidad de la gente, que es muy noble, agradecida, el ambiente… hay calidad de vida. Se vive muy bien y aunque a la hora de trabajar hay menos medios que en Rusia, también es una experiencia muy positiva. En Rusia o la antigua Unión Soviética la lucha es un deporte de referencia. Es una potencia mundial y su nivel no es comparable con el de Galicia.

Siendo un mito de la lucha y después de ser el jefe de los entrenadores de deportes de combate (lucha, judo, halterofilia o esgrima) llega a una comunidad autónoma que buscaba hacerse un lugar en el panorama nacional. ¿Cómo cambia la mentalidad?

Uno se tiene que adaptar al sitio en el que trabaja, con el objetivo de cambiar las cosas. En la Unión Soviética mi trabajo era formar a futuros campeones olímpicos, aquí a campeones de España, pero al fin y al cabo son objetivos deportivos. La grandeza no radica en la dimensión del logro sino en conseguir lo que uno se establece. Cuando viajamos por primera vez a Niza (a disputar un torneo internacional de máximo nivel) me conformaba con ganar uno o dos combates; sin embargo logramos varias medallas y a nivel de equipos fuimos cuartos, mientras que la selección española fue décima. Aquella fue la demostración de que estábamos haciendo bien las cosas. Ver como los chicos evolucionan es una gran alegría. Es una motivación para seguir. Ahora Galicia es una de las primeras potencias españolas, pero hace 25 años no era así, de vez en cuando se conseguía alguna medalla, ahora son habituales. Esa trayectoria es lo que te genera alegría porque año a año hemos ido creciendo. En la Unión Soviética la exigencia era el podio mundial u olímpico porque la estructura es totalmente distinta. La mentalidad rusa y la gallega son radicalmente diferentes. Están en los extremos. Yo creo que el ruso piensa más en su futuro. Tiene claro que necesita estudiar, yo aquí no lo veo tanto. La vida de un deportista es corta, muy corta, y hay que pensar en el día después.

"Aquí los entrenadores tienen demasiada prisa.Un chico sale de la Universidad y ya está pensando en la selección"

"A veces tengo la sensación de que mis deportistas nacieron como Homo sapiens y viven como animales"

¿Aquí no se ayuda a los deportistas?

Los luchadores gallegos tienen talento, pero necesitan ayuda, esa es la gran diferencia con respecto a Rusia. Cuando allí un chico se proclama campeón nacional se le promociona dándole una beca cuando ya es cadete y tiene la posibilidad de poder competir en otros países. Aquí alguien se proclama campeón de España y no le sirve de nada. Ni siquiera tiene garantizado ir a un Europeo o a un Mundial aunque tenga la plaza. Nosotros tenemos el problema de nivel de entrenamiento. Necesitamos competir con gente de calidad. Aquí no se apoya a los deportistas. Con un poco de respaldo sacaríamos luchadores que irían a los Juegos. Se necesita planificación e interés. En Rusia, los jóvenes saben que pueden vivir de la lucha, aquí no. Sin embargo, aquí un entrenador tiene garantizado su sueldo con resultados a o sin ellos, allí no. Los sueldos están relacionados con los logros alcanzados. Aquí el premio es que te bajen el sueldo el 30 por ciento. Entiendo que con la crisis haya que tomar medidas, pero un 30 por ciento es una barbaridad.

A pesar del panorama gris del que habla usted, sigue en Galicia.

Es que aquí tengo muchos amigos. Me gusta esta tierra y estoy contento con el trabajo. No sé lo que sucederá en un futuro.

Echando la mirada atrás, ¿qué fue lo que cambió en la lucha gallega?

El sistema de trabajo. Aquí no había planificación. Era todo luchar y pusimos orden a las cosas. Aquí se cree que cuanto más entrenamiento, más nivel, y no es así. Un burro cargará mucho, pero nunca correrá como un caballo, aunque esté activo 24 horas. Cada deportista necesita una planificación diferente. Nosotros tenemos muy pocos campeonatos de nivel. Necesitaríamos diez o doce al año. Los mejores luchadores solo tienen una o dos citas exigentes durante una temporada y eso es poco. Es necesario cambiar el sistema. Es increíble que un deportista no pueda ir a un Europeo o a un Mundial con su entrenador personal. Él es el que lo conoce y, sin embargo, se queda en casa. En otros países a las grandes citas van los entrenadores y el seleccionador. Es un poco extraño. ¿Sabes una cosa?

¿Dígame?

Aquí los entrenadores tienen demasiada prisa. Un chico sale de la Universidad y ya está pensando en entrar en la selección. Es necesario consumir ciclos, ir poco a poco. En Rusia un técnico va adquiriendo experiencia en escuelas, después en clubes, después en el gran sindicato y llegar a la selección es un premio, no un fin. Aquí es la salida para los deportistas.

"En Rusia, los sueldos están relacionados con los logros. Aquí el premio es que te lo bajen el 30 por ciento"

"Se habla de que (URSS) era todo propaganda y aquí veo más propaganda. ¿Qué es libertad? ¿no tener para comer?"

Tengo la sensación de que cree que al deportista español le falta ambición.

Muchos no saben lo que quieren. Los luchadores rusos o americanos se marcan un objetivo y van a por él cueste lo que cueste, aunque parezca muy lejano. Supeditan su vida a ello. A veces tengo la sensación de que nuestros jóvenes quieren llegar, pero sin sacrificio. Si no apuestas no ganas. Es un riesgo, pero la vida es así. Hay demasiada libertad, mucho ocio. Siempre recuerdo el ejemplo del americano Dan Gable (uno de los mayores mitos de la lucha olímpica), que cuando se proclamó campeón del mundo, en 1971, al día siguiente se puso a entrenar y cuando los periodistas le preguntaron por qué no festejaba su título, dijo que en su país había muchos campeones del mundo, pero olímpicos pocos, y él quería ser uno de ellos. Al año siguiente logró el oro en los Juegos de Múnich. Aquí si le preguntas a los chicos que quieren hacer, te responden que no saben. ¿Cómo que no sé? La motivación es muy importante. Debes tener claro si solo quieres disfrutar de tu tiempo o marcar una época. A veces tengo la sensación de que mis deportistas nacieron como Homo sapiens y viven como animales, porque solo viven para comer, disfrutar tiempo y nada más. Eso no es vida. Debemos ser útiles para los demás, marcarnos objetivos aunque parezcan difíciles y luchar por lograrlos.

¿Su espina es que ninguno de sus luchadores gallegos hayan sido olímpicos?

Sí (recalca la respuesta), pero nuestra federación es muy pobre. Sin medios no hay posibilidades. Tengo pocos deportistas, de diferente sexo y nivel, y así es muy complicado. Necesitaríamos tener un grupo más amplio y homogéneo para que puedan servirse unos a otros. Lidia (Pérez) tiene cualidades para poder ir a unos Juegos, pero necesita que le ayuden, no para vivir de la lucha, sino para que pueda tener un buen programa de competición y de entrenamientos. Es desesperante porque, con un poco de colaboración tendríamos gente olímpica.

Cambiemos de tema, hablemos de política. Me han dicho que es muy crítico con Mijaíl Gorbachov.

¡No solo yo! ¡Todo el mundo lo critica en mi país! Destruyó nuestro país. Fue catastrófico. Éramos la segunda potencia del mundo y él lo rompió todo. Antes vivíamos más seguros y con más comodidades. Los estudios eran gratis.

Pero trajo libertad y democracia a su país.

Antes vivíamos mejor. El país ayudaba a sus ciudadanos. Destrozó el sistema sin ninguna necesidad. Se habla de que era todo propaganda y sin embargo aquí veo más propaganda. ¿Qué es libertad? ¿no tener para comer?

Usted nació un año después de la II Guerra Mundial, en la que perdió una hermana, ¿eso le marcó?

Tuve una infancia muy complicada porque mi hermana falleció por la falta de medicamentos y mi padre, varios años después, por las heridas de la guerra, nos quedamos solos mi madre y yo. Me quedé como cabeza de familia siendo muy joven. Teníamos muy pocos recursos. Trabajé, estudié y entrené al mismo tiempo. La gente me llamaba loco, pero fui capaz de combinarlo todo. Sin sacrificio, no hay éxito. Desde el principio supe que nada sería sencillo.

Hemos hablado de muchas cosas, pero no me gustaría terminar sin preguntarle qué es para usted la lucha.

¡Mi vida! Todo lo que soy se lo debo a la lucha. No sería capaz de vivir sin la lucha. Me ha permitido hacer las cosas que quería. No trabajamos por dinero sino para hacer las cosas con calidad. Da igual trabajar en Rusia o aquí, lo importante es hacer las cosas bien y que en un futuro la gente sepa que aquí estuvo Alejandro (se refiere a él).

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