Y Ancelotti se disparó en el pie

¿hace falta algo más para llegar a la conclusión de que Carlo Ancelotti no es el entrenador idóneo para este Real Madrid en este momento? Si quedaban pocas dudas, el italiano las despejó con su planteamiento del partido -¿de dónde viene y en qué momento se claudicó ante la parida esa del clásico?- del pasado sábado con el Barcelona.

No se va a entrar aquí en si Ancelotti planteó el partido con miedo. Eso es obvio, aunque es justo decir que por palabra y obra le superó el tal Tata, lo contrario al arrojo, la innovación y el atrevimiento en un entrenador de fútbol. Lo peor que hizo Ancelotti fue disponer un esquema que no trabajó un solo minuto durante la semana. Lo de situar a Sergio Ramos como mediocentro puede tener su aquel, pero condujo a su equipo al desastre sobre todo porque la opción no se había ensayado. Así salió la cosa como salió y Ancelotti tuvo que cambiar sobre la marcha en la segunda parte. Mejoró el Madrid con un dibujo más reconocible y apropiado a las características de sus jugadores, pero ya había regalado medio partido. Eso, peligroso ante cualquier rival, es letal ante el Barcelona, incluso ante este decadente Barça que le ha tocado en suerte (nunca mejor dicho) al tal Tata.

Ancelotti tuvo eso que se suele denominar ataque de entrenador en el peor momento posible. Lleva el italiano de experimento en experimento desde la pretemporada en busca de domar al purasangre hasta convertirlo en borrico de carga. No lo ha conseguido. No lo conseguirá. A veces no es mejor entrenador el que impone contra todo, incluso contra las características de sus jugadores, sus irrenunciables principios, sino que lo es aquel capaz de conciliar ambas situaciones. Quizá Ancelotti ande en ello. Quizá cuando lo consiga sea demasiado tarde y los trenes de la Liga y la Champions se le hayan escapado una vez más al Madrid. Sería imperdonable para alguien que dispone de una plantilla con infinitas posibilidades y ante unos rivales limitados o en franca decadencia.

Siempre es 22 de diciembre para Vettel

Obviamente no lo necesita. Pero si alguna vez se viese en la tesitura, Sebastian Vettel debería jugar a la lotería de Navidad. Es más, si antes del próximo 22 de diciembre el lector se encuentra por suerte con el piloto alemán que no dude en pasarle por la chepa un décimo del sorteo. Es mano de santo, oiga.

Bromas aparte, ningún manazas entra en la leyenda. Algo tiene el chico de Heppenheim que lo ha hecho invulnerable los cuatro últimos años en el Mundial de Fórmula 1. Solo mitos como Juan Manuel Fangio y Michael Schumacher habían ganado el Mundial durante cuatro años seguidos. Los dos lo hicieron con más edad que Vettel. Luego hay que concluir que el joven piloto de Red Bull es uno de los mayores talentos de la historia de este deporte.

Tan cierto como eso es la pera que tiene el alemán, tan clave en sus cuatro títulos mundiales como la maestría de Adrian Newey y su equipo a la hora de diseñar unos bólidos ganadores. La diosa fortuna, no hay duda, está con Vettel, del que hace tiempo que no se recuerda un pinchazo, una rotura de motor o una salida de pista, percances frecuentes entre sus atribulados rivales. Incluso si se despista y tiene que remontar posiciones siempre aparece la mano amiga de la escudería filial, Toro Rosso -algo así como si al Barça B o al Castilla se les permitiese ascender a Primera División-.

La suerte, en fin, está con Vettel, al que, caprichosa como es, podría abandonar en cualquier momento para instalarse en la espalda de Lewis Hamilton, Fernando Alonso, Kimi Raikkonen o cualquier otro. Antes de que eso suceda señor Vettel, cómprese un décimo para el 22 de diciembre.

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