Charly Carreño: "No soy un filósofo del voleibol. Prefiero trabajar"

Más de 30 títulos a sus espaldas, primero como jugador y después como entrenador. El almeriense, una leyenda del voleibol nacional, aterrizó en Lugo para cambiar el paso a un equipo que había perdido la confianza. Sus aportes tácticos han sido fundamentales en la reacción de unas jugadoras que encadenan tres triunfos consecutivos
Charly Carreño. SEBAS SENANDE
photo_camera Charly Carreño. SEBAS SENANDE

A veces se comenta el tópico de entrenador nuevo, victoria segura. El Emevé encadena tres triunfos en los tres partidos que ha dirigido desde su llegada.
Lo de entrenador nuevo, victoria segura suele ser una afirmación bastante futbolera que posiblemente en el voleibol no utilizamos. Me he encontrado un grupo con muchas ganas de trabajar, con mucha energía, y que ahora está jugando diferente en algunas situaciones a nivel táctico y se siente con confianza. Entrenan bien y llegan a los partidos con confianza. De momento y contra rivales de nuestra clasificación estamos realizando un buen juego.

¿Qué fallaba? Daba la sensación de que el equipo no alcanzaba su potencial.
No creo que fallara algo. Durante el campeonato hay equipos que demoran más tiempo el comenzar a jugar bien. Hay equipos que empiezan bien y luego caen. Durante una temporada deportiva los equipos tienen diferentes niveles de rendimiento. Ahora estamos en un buen momento. Hay equipos muy expertos, con jugadoras por encima de 30 años, que es fácil que empiecen bien desde el principio. Los equipos jóvenes tardan más. Y este equipo es un equipo joven.

¿Cómo fue ese primer contacto con las jugadoras?
Las vi muy bien. Cuando hice el primer entrenamiento las chicas venían de vacaciones, que se suele llegar con mucha energía. Después de la primera vuelta más un partido, el equipo tuvo un pequeño parón y un pequeño descanso. Normalmente a esa parte del año los grupos suelen llegar bastante bien. No soy mucho de hablar, de hacer una charla importante ni muy filosófica. No me considero un filósofo del voleibol, así se lo comenté a las chicas. Mi idea era entender qué necesitaba el equipo durante los partidos para trabajarlo durante la semana. Las jugadoras tienen que tener confianza pero no porque se lo digas tú, tienen que ser capaces de repetir durante la semana acciones para que el fin de semana se sientan con confianza para realizar esas mismas acciones.

¿Qué nuevos matices has introducido?
No he tenido que cambiar nada en especial. He visto los partidos pero no tenía interés en saber qué ocurría antes. Lo más importante es que he querido meter mi voleibol, que haya sistemas claros, que las jugadoras sepan afrontar las situaciones de juego en base a un sistema. Tener un sistema para cada situación de juego y que la jugadora entienda que cuando ocurren ciertas situaciones en campo contrario, hay que agarrarse al sistema. Cada una sabe dónde tiene que estar. Esa es la base. Y sobre eso que las chicas se sientan cómodas.

El equipo tiene calidad porque ha agarrado rápido los cambios.
Sí, la juventud tiene eso. Esa energía para atender, esa capacidad... es así. Tienen humildad para aprender cosas nuevas. Un equipo joven lo asume con mayor rapidez. Si le sumas que el equipo está bien trabajado físicamente, hace que cojan los conceptos un poco más rápido.

Este fin de semana juegan contra otro rival directo, el Kiele Socuéllamos. ¿Cómo llega el equipo?
El equipo se encuentra en un buen momento. Me he ido encontrando rivales diferentes. En casa hemos jugado dos muy buenos partidos pero quería ver cómo se desarrollaban fuera de casa porque hay equipos que lo pagan, pero estuvimos muy bien. Remontamos el 1-0, se pusieron 2-1 y nos pusimos 2-2. Hicimos algo muy difícil, que es jugar fuera de casa y, con un partido tan largo, terminar jugando mejor que el rival en el quinto ser. Esto, hacerlo fuera de casa con un equipo joven demuestra que el equipo tiene carácter. ¿Contra Kiele? Es un rival que quizá es mejor que los tres que hemos afrontado hasta ahora. Creo que si conseguimos sumar, daremos un paso importante para la aspiración del equipo que es llegar a los play off.

Marchan sextas en la clasificación. Van partido a partido pero con los play off en la cabeza.
Sin duda. El objetivo es llegar a los play off. Trabajamos para eso. Hay rivales cerca, Kiele es uno de ellos, Haro... hay varios equipos que luchan para estar ahí. Poder sumar contra rivales directos nos daría aire porque por delante tenemos a los cuatro primeros clasificados, que van a ser partidos difíciles con la suerte, entre comillas, de que los jugaremos en casa.

¿Por qué decidió venir al Arenal Emevé?
Después de Oporto el club me ofrece renovar nada más acabar el campeonato pero no quería seguir. Quería buscar otra liga, otro club, aprovechar el tiempo que paso fuera de Almería para aprender una liga diferente. Tuve movimientos que no salieron en verano y en invierno llegó el Emevé a mí, me explicaron el proyecto, los objetivos de llegar a play off, las características del equipo a nivel de juventud y calidad, jugadoras seleccionables por la selección y preseleccionables, y me pareció una buena manera de terminar activo el año, con un objetivo exigente y difícil, y con un grupo que quiere. Eso me ha motivado a venir para dejar un poco de mi voleibol en el club.

¿Cómo fue el año en Portugal? Lugo es un entorno más tranquilo.
Absolutamente diferente. La repercusión mediática de pertenecer al Oporto multiplica cualquier situación que ocurre en un equipo durante un año. No solo hablo de ganar o perder, sino de todo lo que pasa alrededor de un equipo. La repercusión en la ciudad y en el país es increíble. Los partidos contra Benfica y Sporting en especial son a vida o muerte. Hay una rivalidad cultural que va mucho más allá del voleibol. Vienen aficionados que no han visto voleibol en su vida y animan igual que los del fútbol, de hecho son los mismos que van al fútbol. La repercusión mediática es enorme. Terminar el año con títulos en el pabellón Braga Arena, anexo al Do Dragao, es una sensación única e irrepetible. El cómo se alegra la gente de las victorias del Oporto y ganar la final del campeonato en casa, hace que te des cuenta de la dimensión y responsabilidad de nuestro trabajo.

¿Sufrió mucho desgaste allí?
Siempre tienes desgaste, en todas las situaciones del deporte. Todo lo que haces con pasión tiene estrés competitivo. Vengo de Unicaja Almería y siempre he jugado finales, las de Liga y las de Copa. Tantas finales que siempre he estado acostumbrado. No he podido ganar siempre. No sé las que he perdido, de las 31 que gané seguro que muchas se quedaron en el camino, pero siempre con ese estrés competitivo para luchar por el objetivo hasta el final sí o sí.

Le van los retos. Ha probado como entrenador en masculino y femenino. Es evidente que lo que le apasiona son los objetivos difíciles.
Lo que nos mueve a los entrenadores, además del voleibol, es tener retos competitivos, objetivos importantes. Necesito esos retos, es lo que nos debería mover a todos los entrenadores. Tener retos y luchar por cumplirlos.

Ha ganado títulos en todos los equipos en los que ha estado, incluido el club de su vida, el Unicaja Almería. ¿Qué le falta por hacer en su tierra?
Me gustaría volver, claro. ¿Por qué no? Ahora mismo está mi hermano deportivo, o uno de ellos, que es Manolo Berenguel. Considero que tiene que ser el entrenador pero en un futuro me gustaría volver a mi tierra. De los títulos que me faltan en España me faltan dos por ganar: la Liga en masculino como entrenador y la Copa del Príncipe. Me hace ilusión ganar la Copa del Príncipe. Ojalá algun día poder competirla y ganarla. Creo que soy joven, aunque tengo casi 50, y quién sabe si en un futuro podré ganar esos títulos y quién sabe donde.

El sueño sería hacerlo en casa.
Pues sí me hace ilusión, sí. A todos los entrenadores de Almería nos encantaría entrenar a nuestro club y ganar lo máximo. Gané la Copa del Rey en dos ocasiones como primer entrenador y nos clasificamos a una final four de competición europea que se celebró en Atenas. Solo se consiguió cuatro veces en la historia. Como primer entrenador estuve año y medio. Sí, son retos personales. También me gustaría entrenar a mi país y clasificarlo a unos juegos olímpicos. Sería lo máximo como entrenador.

¿Qué recuerdos le dejó aquellos Juegos Olímpicos en Sidney?
El grupo se trabajó mucho la clasificación a los Juegos. Lo conseguimos ese mismo verano. La buena clasificación del equipo en el ránking mundial y el formato nos dio pie a competir un preolímpico en unas condiciones favorables. Hicimos un preolímpico en Atenas contra Grecia, China y creo que Argelia…y solo se clasificaba uno a las olimpiadas. El equipo venía jugando muchos partidos en Liga Mundial, partidos que fueron muy beneficiosos para que los jugadores tuvieran un bagaje deportivo internacional importante. Como equipo nacional es un equipo que competía muchísimo. Teníamos veranos de 30 y 40 partidos. Estuve 15 veranos en la selección. He sumado casi 400 internacionalidades y claro, para que ahora un joven de la selección consiga sumar esa cifra debería estar 25 años en la selección, algo que es irreal. Aquel equipo era un espectáculo, capitaneado por Rafa Pascual y lleno de jugadores espectaculares. Era un grupazo con una gran base de juego. Para mí fue un desgaste competir todos los veranos. Terminábamos el campeonato, tres días libres y a la selección. Y volvíamos cuando el club ya había empezado a trabajar. Hay 13 ó 14 pretemporadas que nunca hice. No me pasaba los veranos en la playa, los pasaba entrenando, compitiendo contra los mejores. Con entrenadores diferentes y filosofías diferentes. Eso nos hacía crecer muchísimo.

Competía contra los mejores y con los mejores. En aquel Unicaja de Almería lo ganaron todo salvo la Copa de Europa, de la que fueron subcampeones.
En Europa... ojo, ¿eh? Jugamos la final de Champions. Hay que mirar qué equipos juegan y qué presupuestos tienen. Hay presupuestos de 10 ó 15 millones de euros y seguro que más. En aquella época teníamos un grupo de jugadores nacionales con experiencia, nivel y en gran estado de forma física, psicológico, táctico y técnico. Aparecieron varios extranjeros de nivel que nos dieron ese plus al equipo. Con esa base conseguimos entrar en la final four, ganamos en semifinales en Zagreb y nos metimos en una final de Champions contra un equipo italiano. Es historia del voleibol nacional. A la hora de repetir algo así es algo que está destinado a equipos con un presupuesto 30 ó 40 veces por encima de lo que hay ahora.

MÁS PERSONAL

Su hijo fichó el año pasado por el Unicaja de Almería y lo entrena uno de sus hermanos deportivos, Manolo Berenguel.
Lo veo bien. El chico tiene 18 años, es muy joven y técnicamente es mejor que yo.

¿De verdad?
Sí, técnicamente. Hablo a nivel técnico. No hablo de control de balón porque a veces se confunde ser bueno técnicamente con utilizar esa técnica para que la pelota vaya a donde tú quieras. Juega de receptor, en otra posición diferente a la mía. Tiene mucho que aprender en muchas facetas del juego, pero creo y espero que pueda estar un tiempo divirtiéndose con el voleibol. Ser profesional de esto es algo muy complicado. Me refiero a hacer una carrera profesional y que eso luego sirva para ser entrenador, directivo o vivir relacionado con el deporte. Lo que espero de él es que se entregue, que lo compagine con los estudios. Y que el tiempo que dedique al voleibol que lo haga con pasión, ilusión y humildad. Que sea honesto consigo mismo y con los compañeros.

¿Tiene algo de su padre?
Nada, es otro tipo de Carreño. Somos dos generaciones completamente diferentes. La nuestra tenía mucha hambre. Nuestra generación veía esto como un trabajo, como algo muy importante. A los chicos de ahora hay que meterles en la cabeza que hay que estudiar. Él tiene otra manera de ver el deporte, está implicadísimo y muy entregado, pero tiene una mentalidad muy diferente a la nuestra. No solo lo digo por mi hijo. Veo a esta generación y cuanto más la veo más lo confirmo. No tienen la sensación de que están haciendo algo muy importante. Lo hacen con ilusión y energía, pero esa mentalidad que teníamos nosotros, no la veo. Piensan en otra cosa, y no lo digo a nivel peyorativo. Tienen otra cosa en la cabeza.

¿Qué ha cambiado en el voleibol desde que era jugador hasta ahora? En otros deportes se ha visto evolución y cambios.
Alguna diferencia hay... sobre todo modificaciones para intentar darle visibilidad, para que sea más vistoso y más televisivo, pero me pregunto... ¿por qué no lo televisan? Al final no se televisa como sí se hace con otros deportes con la idea de que todo crezca. Hay que darle visibilidad, los clubes trabajan mucho en redes sociales, etc, hacen un esfuerzo grandísimo por dar visibilidad a su valor, a su cantera, a sus jugadores. A eso habría que sumar algo muy importante: ser capaces de llegar a las casas de la gente. Es cierto que hay páginas de streaming, pero no es lo mismo que se televise a nivel nacional. Había una época con Canal+, en la que emitían los partidos y el partido de la jornada. Se ponían 25 cámaras y la gente conocía a los jugadores. Todo eso repercutía en que los clubes tenían más poder, más presencia. Cuando iban a tocar la puerta de patrocinios y administraciones públicas, se notaba. En eso las televisiones son muy importantes. Y también los medios nacionales. ¿Cómo se llega? Esa es la pregunta. Y es lo que se debería preguntar la gente se que dedica a esto a nivel nacional.

Más en Deporte Local Lugo
Comentarios