Una vocación reconocida

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La lucense que conquistó el subcampeonato de España de taekwondo júnior se inició «después de probar muchos deportes», explica. Sheila Fernández Bao había coqueteado con la natación, el patinaje y la gimnasia rítmica, pero fue al comenzar a entrenar con la Escuela Lucense de Taekwondo cuando descubrió su vocación. Lleva tres años compitiendo.

«Me gustan todas las disciplinas, pero sobre todo el combate», asegura esta joven de 16 años que estudia en el Ánxel Fole. Este año concluyó su primera participación en el Nacional con una medalla de plata, un éxito que para ella supone «un paso más, para animarme y seguir practicando», indica. «Llegar y conseguir una medalla, ¡la verdad es que no me lo podía creer!», asegura muy contenta tras quedar a un punto del oro.

De los taekwondistas de élite Sheila no tiene «una referencia fija, alguien de quien diga quiero ser como él», explica. «Si llegase al nivel de mis entrenadores ya sería bastante». Considera que competir con la selección es «una meta bastante alta», aunque «poco a poco», dice, no lo descarta. «Las olimpiadas las veo muy lejos, pero por querer, y paso a paso...».

Familia, profesores y compañeros le han demostrado un cariño del que está muy agradecida -así como por el apoyo del Concello- y ríe al preguntarle si otros jóvenes no le tienen algo de miedo: «En el instituto hay bastantes que hacen artes marciales. No solo es dar patadas».

Cree que debería mejorar su «condición física y sobre todo los nervios para competir a más nivel», y considera que Lugo debería acoger alguna prueba del Gallego, «para promocionarnos».

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