Cuando hace unas semanas, Enrique Magán, del departamento de márketing de Ibericar Gestoso, me propuso participar en el II Rallye Ecolóxico de Galicia al volante de un Renault Fluence ZE, reconozco que la idea me pareció una locura.
Plantarse con un coche eléctrico en un rallye, por muy ecológico que éste sea, es todo un ejercicio de fe debido a la limitada autonomía. Nuestro plan inicial era completar únicamente la primera sección de la prueba. Un recorrido de unos 105 kilómetros que nos llevaría desde Marín hasta el municipio de Forcarei.
Reconozco mi falta de confianza cuando vi el perfil orográfico del recorrido. Las fuertes pendientes no son el mejor sitio para un eléctrico, por lo que mis dudas eran muchas. Sobre todo, cuando poco antes de la salida comprobé que el vehículo estaba a poco menos de media carga. Sin apenas tiempo, y gracias al personal de BlueMovility, pudimos aprovechar los momentos previos a la salida para recargar. No fue suficiente. En la salida, el coche marcaba una autonomía de 69 kilómetros.
