Un lucense forjado en oro

Marco Antonio Villamor es el herrador de la selección española de raids y cuenta en su haber con más de diez medallas de oro tanto en campeonatos europeos como mundiales

Marco Antonio Villamor dando forma a una herradura. SEBAS SENANDE
photo_camera Marco Antonio Villamor dando forma a una herradura. SEBAS SENANDE

Las manos de un músico y las de un herrero son únicas, una herramienta natural que crea arte y lo moldea. Esta capacidad se ha fusionado en la figura de Marco Antonio Villamor, un lucense que ha forjado su vida a base de música, martillo, yunque y una pasión desmedida por el mundo ecuestre. El herrador lucense comenzó tocando el clarinete y alcanzó un puesto en la banda municipal de Lugo, pero el destino le tenía preparado un lugar en su otro gran amor, el universo equino.

Marco Antonio cuenta con entusiasmo cómo comenzó a relacionarse con el mundo del caballo, un animal que le apasionó desde que su corta edad le impedía levantar una de las pesadas herraduras que hoy en día coloca a diario. "Mi pasión siempre fue tener un caballo. El primero que me compré fue un caballo español que era un asesino, indomable, se tiraba a morder como un perro. Después compré una yegua para aprender, y más de lo mismo, lo primero que me dijo el tratante fue que había que herrarla. Yo fui al día siguiente con toda la ilusión para coger las patas de la yegua y me metió una patada que casi me mata", cuenta Villamor con nostalgia.

Su periplo como herrador nació gracias a la persona a la que él define como su "maestro", el antiguo herrador de la selección española. "Nos fuimos a Francia a un mundial y allí estaba el herrador de la selección española. Yo no sabía ni quién era, pero empezamos a hablar, me enseñó, y comencé a recorrer España herrando caballos. La transición fue muy rápida", declara Villamor.

Ese encuentro casual cambió su futuro profesional. Su amor por el mundo del caballo relegó a la música a un segundo plano y Marco Antonio Villamor cambió el clarinete por la herradura con el objetivo de convertir su "otra pasión" en "una profesión". "Yo seguía ejerciendo como músico, pero mi tiempo libre lo utilizaba para herrar. Empecé a hacerlo cada vez más, y cuando mi maestro cayó enfermo y yo fui a sustituirle, ya era inviable compaginarlo con la música. Convertí mi otra pasión en una profesión" declara el herrador lucense.

La elección de un nuevo seleccionador le abrió las puertas del equipo nacional, y junto a un veterinario italiano y a dos secretarios, comenzaron a formar un equipo capaz de lidiar con las grandes potencias del raid, que hasta ese momento copaban países como Francia o Emiratos Árabes .

El éxito no tardó en llegar, y los que antes se "tapaban ante los franceses", pronto infundieron "respeto y admiración". Marco Antonio casi no recuerda su primera medalla de oro, pero sí tiene grabada la ocasión en la que más orgulloso se sintió de defender a la selección nacional. "El campeonato que más me impresionó de todos fue el de los juegos ecuestres de Estados Unidos. Eso fue como una final de Champions. El estadio estaba a reventar, y cuando dijeron España campeón, y te ves allí, como un enano, con toda esa gente... Eso es impresionante" declara emocionado Villamor.

Un herrador que ha forjado su vida a base de trabajo y al que su profesión le ha devuelto el esfuerzo en forma de medallas de oro.

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