Un juez insobornable

Los rivales del Lugo en la última jornada se han jugado algo en cinco de las seis temporadas consecutivas que lleva el club en la categoría de plata... y han fallado en cuatro de ellas

Los aficionados de Cervo disfrutan de una jornada con los jugadores del Lugo. EP
photo_camera Los aficionados de Cervo disfrutan de una jornada con los jugadores del Lugo. EP

El Lugo está llamado, nuevamente, a ser juez en el final de liga. Y no porque en las últimas dos jornadas dos equipos hayan alcanzado su objetivo frente al conjunto lucense —Huesca y Rayo ascendieron consecutivamente tras vencer a los rojiblancos—, sino porque, desde el regreso del equipo lucense a la Segunda División, en cinco de las seis temporadas la jornada 42 ha enfrentado al Lugo ante un equipo que se juega todo el curso a la última tirada.

Las cartas, eso sí, no podrán desvelar un futuro sencillo para el Almería, rival del Lugo mañana (20.30 horas) en el Ángel Carro. El Lugo ha demostrado ser un juez profesional, sin gato encerrado, y a pesar de que su situación siempre fue cómoda en la última jornada —salvo una combinación remota en la temporada 2014—, sus rivales no disfrutaron, ni mucho menos, de un contrincante relajado. De hecho, exceptuando la derrota ante el Alcorcón de la temporada pasada, que permitió a los madrileños continuar en Segunda División, los resultados siempre fueron negativos para adversario rojiblanco.

La primera patata caliente llegó a Lugo el primer año tras el ascenso a Segunda. La Ponferradina necesitaba ganar para clasificarse para el play off de ascenso, y el equipo visitaba el Ángel Carro en un clima que invitaba al optimismo. Desplazamiento cercano, club con buenas relaciones que había cumplido con creces salvándose semanas atrás... y el resultado final fue de 2-2, con 2.000 aficionados llegados de Ponferrada que no se podían creer lo cerca que había estado su equipo de pelear junto a los mejores.

Más dramática fue la situación la temporada siguiente. Un mal mes de mayo había complicado las cosas al equipo de Quique Setién, que parecía salvado en marzo y no pudo concretar su salvación hasta el último encuentro. A costa, eso sí, de su rival, el Mirandés, que necesitaba al menos un punto para mantener la categoría. El empate servía a ambos y semejaba un resultado razonable... que nunca se dio. El Lugo ganó 1-0 y el Mirandés descendió a la categoría de bronce.

Muy sonado fue también el último partido del Lugo en la 2014-2015. Girona era una fiesta, el equipo ganaba desde el minuto 44 y los catalanes tenían pie y medio en Primera División... hasta que Caballero, en el 89, igualó el partido, congeló el sueño gerundense y propició el ascenso del Spórting de Gijón. Luego vinieron el botellazo al asistente, la suspensión del partido, la reanudación con Setién ya en la sala de prensa y la rabieta desde Girona acusando al Lugo de, simplemente, hacer su trabajo.

El único año sin partido final dramático llegó en la temporada 2015-2016, aquella que comenzó con Luis Milla en el banquillo y finalizó con José Durán. Los lucenses se plantaron en la jornada 42 con 54 puntos, dos más que su rival, el Huesca. Los oscenses vencieron por 1-0 en un partido intrascedente y el verano trajo la llegada de Luis César.

El Lugo de la 2016-2017 también hizo los deberes con tiempo. Emulando a sus antecesores, los lucenses dejaron escapar entre abril y mayo las esperanzas de jugar la fase de ascenso a Primera, pero llegaron con la permanencia en el bolsillo a las semanas finales. Sin embargo, tuvo también que afrontar una última jornada trágica para el rival. En esta ocasión, eso sí, el Alcorcón pudo escapar a la sentencia -implacable hasta ese momento- del Lugo, y su triunfo permitió a los alfareros celebrar la permanencia en Segunda.

El Almería está a poco más de 24 horas de alcanzar la felicidad en la capital lucense o de lamentarse por no poder cumplir con su objetivo.

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