Magín López Lobeiras, un hombre de equipo

El presidente de la SCD Milagrosa es de los que saborea la vida de Lugo y disfruta implicándose
Magín López Lobeiras, en el campo de la SCD Milagrosa, el López Gorgoso de Frigsa. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Magín López Lobeiras, en el campo de la SCD Milagrosa, el López Gorgoso de Frigsa. VICTORIA RODRÍGUEZ

Si se trata de hacer algo por Lugo, Magín López Lobeiras es de los que nunca ha sabido decir que no, así que durante décadas ha estado en casi todo lo que se cocía en Lugo. Con todo, para muchos es la cara de la SCD Milagrosa, club que preside desde 1995.

En realidad, se implicó en el club, como "colaborador activo", ya en 1982 y ha sido un pilar de una entidad que empezó a jugar en el barrio "en un campo que era como una huerta" y que con el tiempo pasó al Polvorín, "donde cada vez que llovía casi nos ahogábamos en los charcos, de lo mal que estaba". De ahí, se mudaron al campo de O Ceao y, como no todo habían de ser penurias y después de unos tiempos en los que "teníamos que hacer de todo, empezando por pintar el campo antes de cada partido", por fin encontraron cobijo en Frigsa cuando se construyó el López Gorgoso.

Ese campo es hoy la base de un equipo que es todo un fenómeno en Lugo, con unos 500 niños. En ese terreno pasa hoy mucho tiempo López Lobeiras, al que se le nota que saborea la fortaleza que tiene el club, una obra que, advierte, es de mucha gente que ha trabajado mucho durante mucho tiempo.

Con ese apunte, López Lobeiras remarca que él se siente un hombre de equipo y que todo en lo que se ha embarcado lo ha hecho con otros, cuyos nombres no olvida. Recuerda, por ejemplo, que hasta estuvo en la creación de Fonmiñá, que nació como fruto de un cabreo dentro de una sociedad fotográfica. Fortuna de enfado, porque dio pie a una sociedad que dio buenos frutos para la sociedad lucense.

En su día a día, López Lobeiras pasa hoy mucho tiempo en el campo de la SCD Milagrosa, pero reconoce que el centro de su vida está también en A Milagrosa, barrio en el que varios años se ha implicado también en la organización de las fiestas. Pero reconoce a la vez que es muy de la muralla y asocia el centro a amigos, vida social y buenos momentos.

La vida del centro
→ Cafés y calles de vinos Le encantan los cafés del centro y que guarda grandes recuerdos de las horas pasadas allí con amigos. Y las calles de los vinos le traen también el sabor de la amistad y de una forma de vida muy lucense. "Recuerdo los días de ir de tazas, casi con el reto de llegar a pasar por todos los bares, lo que era muy difícil", recuerda.
→ Paseos en el adarve Para pasear le encanta el adarve, porque si hay algo especial en Lugo es la muralla.

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