Fernando Ibarra, el ultrafondista enjaulado por el coronavirus

El chantadés piensa en los desafíos que afrontará tras un confinamiento que lleva «de maravilla» gracias a seis horas diarias de ejercicio
Generated by  IJG JPEG Library
Generated by  IJG JPEG Library
Generated by  IJG JPEG Library
Generated by  IJG JPEG Library
photo_camera Fernando Ibarra, en una imagen de archivo

Acostumbrado a participar en carreras de ultrafondo en cualquier parte del mundo, uno podría pensar que a Fernando Ibarra el confinamiento se le está haciendo cuesta arriba, pero para sorpresa de todos, incluido él mismo, la obligada cuarentena por el coronavirus es un soplo de aire fresco en su frenético día a día. "O levo de maravilla", reconoce desde su casa en Chantada. Al fin y al cabo se siente un privilegiado. Es artesano de la madera y ha podido mantener su actividad durante el estado de alarma. "Son autónomo e podo facer traballos polo pobo, así que algo me movo", explica.

Generated by  IJG JPEG LibraryEl hecho de no ser un atleta profesional y no tener en el horizonte un objetivo como el de unos Juegos Olímpicos le permite afrontar esta inédita situación de manera positiva. Para ello ha trazado una rutina diaria que cumple a rajatabla y que combina las ocho horas de trabajo con otras seis de entrenamiento. "Corro dúas horas pola mañá en ayunas para acostumarme a falta de enerxía das carreiras e despois de comer, coa comida todavía na boca, saio a correr outras dúas. Xa despois de traballar, entreno dúas últimas horas máis para cansarme".

Y es que Ibarra está hecho de una pasta especial, solo así se explica que después de 12 horas ininterrumpidas de entrenamiento y trabajo, el chantadés necesite otras dos más al final del día para poder dormir. "Non descanso ningún día. O meu é todos os días, é un cansancio que se acumula de tal maneira que non me podo sentar despois do traballo para cambiar a ropa porque quedo dormido e desperto ás 5 da mañá", explica.

Es un agotamiento extremo que se ha acostumbrado a manejar y que paradójicamente le permite, asegura, afrontar las carreras de ultrafondo "moito máis descansado, porque só teño que correr, en lugar de traballar e correr".

El estado de alarma le ha impedido disputar varias pruebas en un año que no le motivaba especialmente, como un campeonato de ultrafondo de Valencia, "24 horas correndo en pista", una Niza-San Remo de 630 kilómetros y el objetivo de batir el récord del Camino de Santiago (900 kilómetros). Pero ninguno de estos retos -todos anulados, de momento- le motivaban tanto como The Race Across Europe 2021, una carrera para elegidos que en su nueva edición iba a conectar los 5.000 kilómetros que separan Rusia y Portugal a través de 50 pruebas.

Su participación estaba asegurada vía invitación, pero este mismo domingo recibió la confirmación de que por motivos económicos y deportivos la prueba se realizará finalmente en 2022. "Non pasa nada, é o momento de batir o récord do Camiño de Santiago", dice, minutos después de enterarse de la suspensión oficial de la prueba. "O que está claro é que de parar, nada de nada".

Busco motivacións distintas: calor extremo, distancia extrema... locuras que me leven a vivir experiencias que me aporten e que leven ao límite

Ibarra se había propuesto ahorrar todo el dinero posible durante este año -todas las pruebas eran por invitación- para invertirlo en la Race Across Europe, una carrera que, según sus palabras, "vai ser unha hostia de coidado no tema do diñeiro, porque 50 días co taller pechado e pagando facturas sen facturar non é nada fácil".

Pero ni una mala noticia puede con este ultrafondista chantadino que ha viajado por todo el mundo en busca de experiencias diferentes. "Nunca repito carreira, busco motivacións distintas: calor extremo, distancia extrema... locuras que me leven a vivir experiencias que me aporten e que leven ao límite". Y así seguirá siendo hasta que sus piernas digan basta.

Pruebas al límite
Los momentos negativos se borran al instante Fernando Ibarra ha participado en las carreras de ultrafondo más duras del mundo, como los 500 kilómetros entre Atenas y Esparta (que completó en 96 horas), los 400 kilómetros en el interior de un túnel en Inglaterra (la Hard Stuff, que abandonó por el impacto de una bicicleta) o la Transe Gaulle, que le obligó en su día a cruzar Francia de norte a sur en diagonal.
Camino de Santiago
El objetivo de Ibarra es completar los 980 kilómetros existentes entre Saint Jacques de Pied de Port —el último pueblo antes de cruzar la frontera francesa— y Santiago de Compostela en menos de cinco días y once horas. "Correndo, claro, que doutro modo no tería gracia", dice con humor.
200 kilómetros
Para el ultrafondista de Chantada no existe preparación física para carreras que superan los 200 kilómetros de distancia. "Te poñas como te poñas, por enriba de 230 é todo mental", dice.

Comentarios