''Tenemos que ser humildes''

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El regreso del hijo pródigo marcó la temporada más brillante del Club Deportivo Lugo en su historia con un undécimo puesto en la vuelta de los rojiblancos a Segunda División A tras dos décadas en el abismo de Segunda B y Tercera.

El extremo Pablo Álvarez fue uno de los abanderados de la generación de oro rojiblanca que militó en División de Honor juvenil junto al portero del Real Madrid Diego López, el internacional en categorías inferiores Miguel Mateos, o los también canteranos Miguilla e Iván Campos.

La reputación sobre el campo del jugador de 33 años creció al mismo ritmo que sus habilidades por la banda. El Spórting de Gijón se hizo con sus servicios antes de que el Deportivo de A Coruña le reclutase en la temporada 2006-2007, club que abandonó en 2012 para formalizar un contrato por dos campañas con el CD Lugo.

En su regreso al Ángel Carro, Pablo Álvarez se convirtió en la referencia por la banda derecha, al completar 32 partidos, pese a que sus problemas con las lesiones mermaron sus aptitudes durante varios tramos de la temporada regular y le hicieron ver desde la grada diez encuentros. «Fue una temporada muy buena a nivel colectivo, y de juego. Mantuvimos durante todo el año una situación en la tabla fuera de peligro. Personalmente, este año he gozado de una estabilidad en mi juego que me ha permitido ir de menos a más. El próximo año estoy seguro que va a ser mejor, aunque tendremos que mantener los pies en la tierra y firmar la salvación lo antes posible, antes de mirar más arriba», matiza Álvarez.

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