El silbato como vocación precoz

La lucense Celia Rodríguez Fernández cuenta ya con una buena experiencia en el mundo del arbitraje con solo 12 años de edad
Celia Rodríguez, en la delegación en Lugo de la Real Federación Galega de Fútbol. SEBAS SENANDE
photo_camera Celia Rodríguez, en la delegación en Lugo de la Real Federación Galega de Fútbol. SEBAS SENANDE

A veces la vocación surge casi desde la cuna, en edades tan tempranas en las que el talento se mezcla con la implicación que solo la ilusión puede ofrecer. Hace tiempo que Celia Rodríguez Fernández dejó los chupetes y ahora, con 12 años, utiliza un silbato para hacer, cada vez que puede, lo que más le gusta: arbitrar partidos de fútbol.

Esta pequeña lucense siempre supo que el balompié iba a ser lo suyo. Sería sobre el césped, pero sin tocar la pelota con los pies. Celia Rodríguez, a la que el fútbol siempre le gustó mas verlo que "xogalo", que acude al Ángel Carro desde que es socia del club con tres años y que tiene a Tete Morente y Quique Setién como ídolos en rojiblanco, no sintió la llamada de jugar al balompié. Siempre supo que lo suyo era arbitrar.

"Os meus pais animáronme moitísimo. Sempre me dicían se eu quería arbitrar e sempre lles dicía que si, por iso acabei facendo o curso de árbitra", declara Celia Rodríguez.

Cuando se decidió a dar el paso, este verano, realizó un curso intensivo de tres meses, con contenido teórico y práctico, y ya se puso el traje de colegiada y el silbato en los labios.

"Desde que fixen o curso de árbitra fíxome moito nos colexiados pola tele. Miro moito os árbitros, case máis que os xogadores"

Celia, a pesar de su corta edad, ya cuenta con una buena experiencia como trencilla. En más de treinta partidos ha ejercido como colegiada principal -en tres de alevines, quince de prebejamines y otros quince de benjamines- más otros como asistenta en la exigente categoría juvenil.

Pero eso no le llega para quitar el "mono" de pitar un partido y asegura que: "no meu instituto arbitro a liga interna".

Cuando se pone delante del televisor con su padre, futbolero total y exjugador del Residencia, se fija más en los colegiados que en los propios jugadores. "Desde que fixen o curso fíxome moito nos árbitros pola tele. Miro moito os árbitros, case máis que os xogadores", declara.

No se pone metas Celia, aunque su ilusión es llegar a lo máximo. "Gustaríame chegar ata a Primeira División masculina na arbitraxe e máis lonxe na feminina. Quero pitar nas dúas categorías, non teño preferencias no fútbol masculino ou feminino", dice.

Mientras, esta pequeña estrella lucense del arbitraje sabe que los estudios son los protagonistas y los compatibiliza siempre. Cuando arbitra por la tarde hace los deberes por la mañana y cuando le toca pitar por la mañana, no perdona sus tareas después de comer, pero siempre con el silbato en su corazón.

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