Señé y Whalley dan el primer triunfo al Lugo

►Versión mejorada: El equipo de Hernán Pérez ofreció una gran primera media hora ante el Leganés y aguantó en el segundo tiempo ▶Paradas salvadoras: El portero rojiblanco completó otra actuación imperial y realizó tres intervenciones que valieron puntos
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photo_camera Un lance del partido. XESÚS PONTE

Puntos que son más que puntos. Un triunfo que es más que un triunfo. Juego mejorado para cambiar la percepción de un equipo que sumó de tres por primera vez en la temporada gracias a su pegada, su orden y un Whalley de nuevo imperial. El Lugo se impuso al Leganés por su capacidad de supervivencia, por aguantar en defensa tras adelantarse en el tanteador en una primera media hora para la esperanza.

Con el 1-0 en el marcador supo apretar atrás y, por momentos, recordó al pasado inmediato, al que el curso anterior le dio la permanencia, al de equipo más hecho que el del Albacete y Tenerife.

Cuando no pudo dominar el cuero, el Lugo se agarró a varias intervenciones de su arquero y su defensa, que estuvo más sólida, y al trabajo colectivo, que parece ir cuajando en el modelo de Hernán Pérez para competir en la categoría de plata del fútbol español.

Los puntos sirven para la confianza, para soñar con que, con 46 más, el club seguirá en Segunda División junto con otros 21 equipos en la 2023-2024.

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Como si fuera una metamorfosis, un cambio extremo, como el gusano convertido en mariposa sin ser apenas crisálida, el Lugo fue otra cosa distinta a la observada hasta el momento. Con la ambición y el orden como filamentos, con la presión adelantada y sin pérdidas ni complicaciones en zonas peligrosas, el cuadro dirigido por Hernán Pérez Cuesta lució sobre el césped del Ángel Carro en un primer tiempo que dominó hasta el 1-0.

Ahí le entró el vértigo y su rival se estiró para optar al empate. Pero ahí también apareció Óscar Whalley para sacar varias intervenciones que salvaron la igualada para llegar al descanso en ventaja.

Para acelerar la metamorfosis iniciada en la última media hora del Heliodoro Rodríguez López, el entrenador asturiano del Lugo optó por cambiar el once. Jesús, como anteriormente había sido Idrissa, fue el representante del Polvorín de inicio. El central asturiano compareció al lado de Neyder Lozano por la ausencia de Alberto y la falta de ritmo de Bruno Pirri. La otra novedad atrás fue Loureiro, que mejoró, mucho, el carril diestro, mal dominado por Calavera en los dos primeros partidos ligueros.

Por delante de la medular formaron Cuéllar y Chris Ramos, más acomodados a la categoría que los anteriores inquilinos de los extremos. Se notó especialmente al boliviano, que tuvo balón, fue protagonista con su habilidad para tratarlo y añadió una asistencia en el gol de Señé.

Sin el miedo ni la sensación de deriva de los dos duelos iniciales de la temporada, el Lugo supo dominar el partido. Lo hizo al comienzo, cuando el balón era del Leganés y no dejó que los pepineros encontrasen cómo dañar a los rojiblancos con el esférico. Lo hizo después, cuando su paso adelante fue una realidad y la pelota pasó a ser suya.

Para controlar el cuero fue necesaria una gran versión del trío del centro del campo. Fijado a la tierra por la veteranía de Xavi Torres, Clavería volvió a mostrar su capacidad de despliegue para robar, evitar espacios y llegar. También Señé, siempre dispuesto a aparecer desde la segunda línea en los balones que dejaba Manu Barreiro.

Sin pasar apuros en defensa, con Neyder Lozano tirando de frialdad y buena colocación, poco a poco fue contando con ocasiones para asolar a Dani Jiménez.

Manu Barreiro fue el primero en probar al meta visitante, con una control tras un buen centro de Chris Ramos que acabó desbaratando el arquero del Leganés tras ceder un rechace al compostelano.

Cuatro minutos después llegó el 1-0. Un robo de Xavi Torres en la medular permitió una transición rojiblanca para que Chris Ramos metiera un centro que la zaga despejó a los pies de Señé. El catalán combinó con Torres, quien se la cedió a Cuéllar a la derecha para que el sudamericano metiera el cuero en el punto de penalti, donde Señé remató de cabeza el gol.

Ahí flojeó el Lugo. Ahí, con la ventaja y el buen juego, temblaron las piernas ante el acelerón del Leganés, consciente de que debía avanzar y apretar más a un cuadro, el de Hernán Pérez, demasiado cómodo en la primera media hora.

Llegaron los madrileños, que encerraron al equipo local y obligaron a Whalley a ser un semidios de nuevo. El aragonés sacó una mano arriba a tiro de Arnáiz. Luego salvó, con dos paradas estratosféricas ante Quasmi, el 1-1, mientras que casi con el tiempo cumplido, en el descuento, permitió que el cuadro rojiblanco llegara vivo al descanso con otra intervención a disparo lejano de Arnáiz que se envenenó con un bote peligroso.

AGUANTA EL LUGO. El entretiempo fue un pequeño alivio para el conjunto lucense. Calmó el ímpetu de su rival y permitió que el orden y la capacidad para equilibrar el duelo fueran una realidad en el cuadro local.

Le disputó el balón al Leganés y cuando no lo tuvo, supo reducir espacios y alejar a los atacantes pepineros del área de Whalley.

Incluso pudo hacer el segundo tanto y dejar encarrilado el encuentro. Tuvo la ocasión de evitar el sufrimiento que llegó después. Habría sido un seguro de puntos si Chris Ramos hubiera acertado con su ocasión.

Manu Barreiro robó un balón a Cisse, se la dejó a Clavería, quien metió un pase perfecto a la carrera del gaditano, que disparó fuera junto a Omeruo, que estorbó lo necesario.

Fue la última opción del Lugo de mantenerse alejado del peligro, de vivir en un alambre de sustos, intervenciones de su portero y un repliegue intensivo en su campo. A su propio terreno lo envió su enemigo este sábado. Los cambios de Idiakez surtieron efecto y salió a relucir el talento de Rubén Pardo. Juan Muñoz y Fede Vico perdonaron el 1-1 en un duelo que había tornado su dominio.

Reaccionó Hernán Pérez y sus cambios condujeron al equipo a un 4-4-2, con Sebas Moyano y Ramos en punta para reducir espacios y optar a alguna contra.

Se serenó el equipo, pero la entrada de Bruno Pirri y Juanpe desordenó al conjunto, que tuvo que emplearse a fondo en los últimos diez minutos y el descuento. Arnáiz perdonó una de esas ocasiones que nunca se perdonan. Era una buena señal para el Lugo, ya que el destino parecía estar de su lado. Una mala salida de Bruno Pirri a anticipar dejó un latifundio a su espalda, donde entró Arnáiz, solo, para plantarse ante Whalley, que se hizo gigante, una vez más, y el delantero talaverano envió el cuero fuera.

El aragonés apareció de nuevo, en otra ocasión de Arnáiz que desbarató el meta en el 88. Tocaba aguantar el arreón final del Leganés, que no pudo con un Lugo mejorado, que dio un buen paso adelante y que encarrila su juego en la Liga.