Rutas en blanco

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Siete integrantes del Club Mustallar de Lugo emprendieron a principios de mes un reto mayúsculo. En doce días pretendían alcanzar la cima de cinco cumbres en Ecuador: el Pasachoa (4.200 metros), el Guagua Pichincha (4.794), el Illizina Norte (5.126), el Cotopaxi (5.897) y el mítico Chimborazo (6.310 metros), el volcán más alto del país.

La expedición tuvo éxito con las tres primeras cimas. El presidente del Club Mustallar, Juan Mosquera, explica lo sucedido en las laderas del Cotopaxi y el Chimborazo, las dos cumbres que se resistieron. «En el Cotapaxi paramos en una rampa de unos 50 grados de inclinación, en un lugar que estaría a unas cinco horas de la cumbre. Eran las 7 de la mañana y se nos haría de noche para bajar por un glaciar con grietas. Sería muy peligroso», dice.

«En el Chimborazo el problemas fue distinto. Testamos la nieve haciendo un agujero y descubrimos que por arriba estaba dura, pero por debajo blanda, lo que implica un gran riesgo de desprendimiento; de hecho, cuando estábamos allí vimos dos cerca. Un guía que venía de un poco más arriba nos dijo que no era seguro subir», recuerda.

Pese a ello, Mosquera asegura que «la expedición fue un éxito. La escalada por el glaciar del Cotopaxi es algo distinto a todo lo que habíamos hecho. Yo iba con los cinco sentidos; mejor dicho, con seis, porque las grietas imponían mucho respeto. Nosotros siempre anteponemos la seguridad a todo. En el último mes nadie había subido a la cima del Chimborazo por cuestiones meteorológicas, así que decidimos dar la vuelta. Ni los guías sabían qué tiempo iba a hacer, pasábamos de mañana soleadas a tormentas de granizo por la tarde», apunta.

Después de esta experiencia, Mosquera mira al frente. «Para el año que viene esperamos ir a los Alpes y, en enero de 2013 yo, a nivel personal, confío en ir al Aconcagua (6.962 metros) formando parte de una expedición internacional. En los Alpes me gustaría subir el Mont Blanc (4.810), el Gran Paradiso (4061 metros) y el Cervino (4.478)», asegura.

Se dice que el Himalaya es el sueño de cualquier alpinista, pero no es el caso del presidente el Club Mustallar. «Mis dos paredes favoritas son la cara sur del Aconcagua y la norte del Eiger (3.970 metros, en Los Alpes). Yo prefiero la escalada antes que subir por la nieve, aunque bueno, tengo 56 años y la gran virtud de un alpinista es conocer su límite», concluye.

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