Roberto Trashorras: "Pensar que ya lo sabes todo es un planteamiento erróneo"

El exjugador rabadense llega al banquillo del filial del Lugo con el reto de hacer evolucionar a los canteranos del club rojiblanco, en una categoría exigente como la Segunda RFEF, al mismo tiempo que intentará seguir mejorando como preparador para dar pasos hacia la élite
Roberto Trashorras en el Ángel Carro. CDLUGO
photo_camera Roberto Trashorras en el Ángel Carro. CDLUGO

Formación continua a pesar de ser una referencia en el fútbol. Reinventarse y aprender para comenzar una nueva etapa en un deporte en el que fue un jugador recordado en los clubes en los que ha estado. Roberto Trashorras se hará cargo del Polvorín en Segunda RFEF para dar un espaldarazo a una carrera, la de técnico, en la que debutó con éxito en el juvenil B del Lugo y en la que cada oportunidad que llega es un primer paso hacia la élite. Con el filial rojiblanco tendrá una temporada para evolucionar junto con el talento de la base lucense.

¿Cómo es Roberto Trashorras como entrenador? ¿Se parece al Trashorras jugador?

Intento ser muy cercano a los jugadores, pensar qué es lo que me gustaba a mí como jugador y cómo me gustaba que me tratara el entrenador que en ese momento tenía para estar lo más cerca que pueda de mis jugadores. Trato de ser muy cercano y ayudarlos en todo momento para que puedan crecer y que den el máximo rendimiento. Más allá de la forma de jugar, de que sea un estilo o sea otro, quiero que ellos vean de mí a alguien cercano que hace poco estaba en su situación para trasladar ese mensaje y esa experiencia que pude tener yo para que les sirva en un futuro.

¿Esperaba llegar tan rápido a una categoría tan exigente como la Segunda RFEF?

Uno siempre intenta ponerse metas que pueda conseguir. Al final el tiempo es lo de menos. Lo que deseo es poder entrenar algún día al máximo nivel. Creo que lo ideal es ir dando pasos poco a poco, porque el llegar muy pronto no es sinónimo de éxito. La idea era ir progresando poco a poco en el club. Surgió la posibilidad de llegar al Polvorín y estoy muy contento e ilusionado y con muchas ganas de empezar. Esta es una categoría muy exigente y eso nos hará que lo demos todo todos.

Álex Ortiz deja un buen legado tras dos años de éxito, sobre todo en el segundo, coronado con el ascenso, ¿Será difícil reemplazarlo o la base que deja le va a servir?

No me gusta la palabra reemplazar. Cada uno está en un momento determinado en un puesto y Álex (Ortiz), en este caso, hizo un gran trabajo estos dos últimos años tanto a nivel clasificatorio como formativo. No podemos olvidar que el filial es el último escalón para formar a jugadores. Este equipo tiene que seguir siendo una etapa formativa, aunque eso no quita que tengamos nuestros objetivos a nivel de equipo, que es quedar lo más arriba posible. Todos queremos ganar y competir, todos queremos hacerlo bien, pero no debemos olvidar que el objetivo principal es que los chicos se formen, que sigan creciendo, que sigan madurando para que muchos de ellos estén en el primer equipo o en categorías superiores. Este año necesitaremos competir y tener la máxima exigencia por parte de todos.

¿Cambiará mucho el Polvorín de Roberto Trashorras en relación al de Ortiz?

Eso ya se verá. Álex tenía su idea y su forma de entrenar, pero yo tengo mi idea e intentaré inculcársela a los jugadores. No es cuestión de si uno es de una forma y de si va a cambiar o no, aunque es cierto que será diferente porque cada uno tiene su manera de trabajar e interpretar el fútbol. Creo que, en este caso, los jugadores del filial tienen que formarse, que aprender y que seguir mejorando e intentaremos estar a la altura del reto que tenemos en un club como el Lugo.

¿Cuál es la idea de Roberto Trashorras para el equipo?

Lo primero es que los chicos vayan creciendo, mejorando y formándose. La idea es que dentro de diez o doce meses los jugadores sean mejores de lo que son ahora mismo y que seamos mejor equipo de lo que somos ahora mismo. La idea que a mi me gusta es ser un equipo atrevido, valiente, que tenga el balón y apriete arriba, pero eso no quita de que sepamos hacer otras cosas. Por la categoría de equipos a los que nos vamos a enfrentar tendremos que saber defender, jugar al contragolpe… Intentaré, sobre todo, que cuanta más variedad tengamos en el juego, mejor, teniendo siempre una idea clara, que es la que a mí me gusta y que intenté inculcar a los juveniles. Cuanta más variedad tengamos en el juego y sepamos adaptarnos a las situaciones de cada partido será más enriquecedor para ellos, será más enriquecedor para el equipo, para mí y para todo el mundo.

La idea que me gusta es la de ser un equipo atrevido y valiente, que tenga el balón y apriete arriba

¿Cambiará mucho la exigencia del juvenil a la Segunda RFEF?

Me gusta exigir independientemente de la categoría y los rivales. La exigencia nos la marcamos nosotros mismos. Nosotros sabemos de la categoría a dónde vamos a ir a competir, los jugadores y los equipos contra los que vamos a competir y todo el mundo es consciente de que necesitaremos dar el máximo y sacar todo nuestro talento para competir con ellos. La primera base debe ser exigirnos y competir al máximo nivel. Un futbolista tiene que exigirse él mismo y al compañero independientemente de la categoría.

¿Será un año de formación para Roberto Trashorras también?

Sin duda. Esta es una categoría en la que no he entrenado. No solo los jugadores, también los entrenadores estamos en continuo aprendizaje, porque eso es lo que te hace crecer. El pensar que ya lo sabes todo y no tienes nada que aprender es un planteamiento erróneo, independientemente de la experiencia que tengas. En mi caso más aún. Este año me va a servir para madurar más, para coger más experiencia y tengo que tomármelo así. Ese es el pensamiento inteligente.

Decía Rubén Albés que lo ideal para crecer como técnico es un filial, ¿También para Trashorras?

Considero que sí. No por dar pasos muy rápidos consigues las cosas antes. Estuve en los juveniles y ahora doy un paso más hacia el final. Creo que es bueno para mí, para seguir aprendiendo de los jugadores, de otros entrenadores y de otros equipos. El tener la capacidad de aprendizaje continuo, seguir mejorando las cosas que tienes y corregir las cosas menos buenas es enriquecedor. Todos los entrenadores siguen mejorando día a día, analizando y cogiendo cosas de otros rivales. El fútbol cambia cada día y los entrenadores meten ideas nuevas. El que sea capaz de coger más ideas y trasladarlas mejor a su equipo, más impredecible será y más difícil de batir será su equipo. 

Desde el club esperan dar un impulso a la cantera haciendo una plantilla corta, ¿Aporta más presión esa idea para el trabajo en el filial?

Creo que es al contrario. Creo que es algo muy positivo y muy bueno que tanto el presidente, los directores deportivos o el entrenador del primer equipo miren hacia el filial y hacia la cantera. Eso es una motivación extra. Te lo digo por mi propia experiencia, el ver que tienes opciones en el primer equipo te hace tener en esa ilusión y esa exigencia de rendir para que sigan contando contigo. El hecho de demostrar que en el filial que se hacen las cosas bien y se rinde bien va a repercutir en que la gente pueda subir al primer equipo. El hecho de tener la puerta más abierta que otros años solo puede traer cosas positivas para la cantera.

Tener la puerta más abierta  solo puede traer cosas positivas a la cantera

¿El que suban chicos del filial le puede complicar el día a día?

Es más complicado a la hora de trabajar, pero ojalá, y lo digo con toda la seguridad del mundo, sea ese el problema. Ojalá cada fin de semana puedan ir muchos jugadores del filial con el primer equipo. Bendito problema ese. El entrenador del filial tiene que primar, por encima de todo, que los jugadores suban al primer equipo, siempre unido al competir y ganar. Cuantos más vayan, mejor. Nosotros ya nos arreglaremos para poder trabajar y llegar en las mejores condiciones al partido. Cuantos más jugadores vayan al primer equipo y más se asienten en el primer equipo mejor será para mí como entrenador y para la cantera del Lugo-

¿Cómo ve el grupo que os ha tocado con gallegos, madrileños, castellanos y asturianos?

Es un grupo difícil. No hace falta repasar todos los clubes, sabemos que son equipos exigentes, muchos con nombre, que llevan mucho tiempo en estas categorías, con gente veterana... Por eso tenemos que concienciarnos de la exigencia que nos va a poner la categoría, los rivales y nosotros mismos. A partir de esa exigencia tenemos que competir, competir y competir para sacar todo el talento que tenemos. La primera premisa tiene que ser en competir, ayudarnos, en intensidad… En correr no nos puede ganar nadie, luego tenemos que sacar todo nuestro talento y jugar a lo que me gusta y a lo que quiero.

¿Ve talento importante en los chicos?

Hay que ver la gente que va con el primer equipo. Dependemos un poco de los que van y de los que se quedan, porque depende de los fichajes que hagan arriba. Con los que tengamos tendremos que exprimirlos al máximo, que den el máximo rendimiento posible, intentar de que den el máximo nivel y así estaremos más cerca del objetivo, que es la mejora de ellos y luego el ganar el máximo número de partidos. Los conozco mucho porque he visto muchos partidos del filial. Podemos tener la ayuda de los juveniles, a los que también conozco muy bien. El Lugo tiene mucho potencial para poder hacer un gran año en Segunda RFEF.

Trashorras da instrucciones en su etapa en el juvenil B. CDLUGO
Trashorras da instrucciones en su etapa en el juvenil B. CDLUGO

¿Sería necesario incorporar a algún veterano que dé poso al equipo?

Es posible. Al final esto es una cosa de la dirección deportiva y de lo que crean oportuno. Sí que es posible que contar con un jugador que tenga más experiencia te puede dar esa tranquilidad o ese poso que se necesita en momentos determinados, pero los filiales muchas veces también juegan con la juventud como un punto a su favor. Con el hecho de tener ese descaro que, a lo mejor, otros equipos no tienen y que tenemos que saber utilizar. Es muy difícil encontrar un filial en el que se firmen jugadores solo para competir. Lo que nos falte tenemos que suplirlo con la ambición, las ganas y el descaro que te da la juventud y que, a lo mejor, otros equipos más experimentados no tienen.

Van a jugar en Pol toda la temporada, ¿Es el terreno adecuado o habría sido mejor otro para la idea que tiene de juego?

Lo de Pol no puedo confirmar fijo si va a ser ahí. Eso es una cosa del club. Si es así, es un terreno que conocemos perfectamente y es un campo que está muy bien. Para nuestra idea de juego nos va a venir muy bien. Si es el Ángel Carro, pues ya no hay mucho que hablar. Es un campo de Segunda División, que nos vendría muy bien para poder jugar, al que podría asistir mucha más gente, pero es una situación que debe valorar el club y nosotros nos adaptaremos a lo que el club crea mejor para su filial.

Ha estado en las dos canteras más importantes del fútbol español, el Barcelona y el Real Madrid. También en clubes que trabajan muy bien con jóvenes como el Celta o la UD Las Palmas. ¿Le servirá esa experiencia para trabajar en Lugo?

Sin duda. El haber vivido muchas cosas en esas canteras, el saber cómo trabajan los filiales… Pero lo importante es saber transmitir cómo vivía esas situaciones, creo que eso les puede servir para poder solucionar muchas situaciones que les pueden suceder en el futuro. He estado en la cantera del Barça y del Madrid, he visto canteras importantes como la del Celta, el Rayo o la UD Las Palmas y hace poco yo estaba ahí. El poder transmitirle ese mensaje a los jugadores de las cosas que yo viví en esos equipos puede ser útil para que ellos puedan sacar todo ese talento y ese rendimiento que tienen para que el día de mañana puedan subir en el primer equipo o ser profesionales en categorías superiores.

¿Su experiencia en el banquillo está siendo positiva? ¿Es lo que esperaba?

Está siendo, realmente, muy positiva. Tengo que agradecer a la gente del club, a todos los entrenadores, gente del fútbol base y al cuerpo técnico del año pasado, que me lo pusieron muy fácil desde que llegué. El año pasado fue muy bueno y, sobre todo, lo que más importante me pareció fue que los chavales entendieran el mensaje que les quería enviar: que cada día es una oportunidad para demostrar su talento, que no desaprovecharan ningún entrenamiento ni ningún partido, que se exijan y den el máximo porque están en una situación en la que están muy cerca de dar el gran paso. Al final muchos no llegarán, otros sí, pero que no sea porque no hayan dado el máximo en cada entrenamiento y en cada partido. Ese fue el mensaje que quería darle desde el primer momento y que seguiré dándole en el filial. 

¿Haber sido un jugador de primer nivel le ha ayudado a que su mensaje calara más?

Es posible que quizás haya sido una ventaja. No hay que obviar que el haber sido jugador y haya jugado muchos partidos en Primera y Segunda División pudo haber permitido que el mensaje que quería trasladar llegara más. Eso mismo me pasaba a mí. Sin menospreciar a otros entrenadores que no hayan jugado y que están igual de capacitados, no es lo mismo que ese mensaje te lo mande Zidane, Guardiola o Simeone, gente que ha estado hace muy poco jugando, porque te llega mucho más. Son gente reconocida y que ha estado en el mundo del fútbol. Por eso, aunque yo no soy como ellos, partimos con ventaja de que le pueda llegar más rápido y mejor ese mensaje, sobre todo porque yo había vivido previamente esas situaciones y eso puede ayudar para llegar algún día a donde habían llegado yo o entrenadores como los mencionados.

¿El paso de jugador a entrenador era lo natural en el caso de Roberto Trashorras?

Lo tenía bastante claro. Es cierto que no quería, justo al acabar mi etapa de futbolista, meterme ya en el banquillo. Por eso estuve unos años colaborando en medios de comunicación y seguía ligado al fútbol. Traté de prepararme viendo muchos partidos, yendo a muchos entrenamientos de distintos equipos con distintas formas de jugar. He ido a entrenamientos de equipos donde se basaba mucho en la posesión o a entrenamientos donde el juego se basaba más en la defensa. He ido cogiendo un poco de cada uno para formar la idea que quería y para cuando diera el paso al banquillo sentirme realmente preparado.

Muchas veces te paras a pensar en que no eres tú el que estás jugando

¿Siente envidia sana de los jugadores estando en el banquillo?

(Ríe). Sin duda. Sobre todo cuando te entran las ganas de que los jugadores hagan cosas que estás viendo tú. Muchas veces te paras a pensar en que no eres tú el que estás jugando. Esa ansia de que hagan una cosa que yo hacía o podía hacer es difícil de controlar. También está el verlo y el estar en continuo aprendizaje para que les lleguen bien y con seguridad las cosas y que ellos las entiendan.

¿Es más fácil ser entrenador o jugador?

Ufff, las dos son complicadas. El ser jugador te da la libertad de que eres tú el protagonista, el que toma las decisiones dentro del campo. El entrenador, al final, intenta desde fuera guiar al equipo o a los jugadores. Para mí quizás sea más fácil ser jugador por el hecho de que eres el que tomas las decisiones dentro del campo. La máxima responsabilidad es del jugador que está ahí. El entrenador influye mucho. Influye en la forma de jugar, en las decisiones que puede tomar ese jugador, pero la última palabra la tiene el que está dentro del campo. El entrenador está un poco más a expensas de que el equipo haga lo que quiere.

Ha tenido entrenadores en su carrera como Quique Costas, Eusebio Sacristán, Paco Herrera, Míchel o Paco Jémez, ¿Se queda con uno en especial?

He intentado quedarme con lo mejor de cada uno. Podría destacar a muchos, pero cuando llego a Barcelona estaba Johan Cruyff en el primer equipo y me caló mucho la idea que tenía. Guardiola, cuando era jugador, ya nos transmitía esa idea que tenía, Charly Rexach, Paco Jémez, Eusebio, Paco Herrera… Podría decir muchos que tuve, pero siempre traté de coger lo mejor de cada uno porque sabía que, tarde o temprano, me gustaría estar en esa situación y poder hacer muchas cosas que estaban bien en ese momento y que me podían servir en el futuro.

Jugó con futbolistas que ahora son técnicos reputados como Xavi Hernández o Arteta, ¿Algún día estará al mismo nivel?

Sé que eso es muy complicado, pero como lo sabía cuando era jugador y tenía catorce años en Vilalba. Sé que es una cosa difícil, pero los sueños y las metas están para cumplirlas y para pelear por ellas. Mi ilusión y mi sueño es entrenar al máximo nivel. Si puedo entrenar al mejor equipo que se pueda entrenar nadie me va a quitar esa ilusión y ese sueño, aún sabiendo que es complicado y difícil. Tengo que trabajar para ello y demostrar que puedo para cuando me llegue la oportunidad poder aprovecharla. Tener ese sueño es positivo, siendo realista, claro. Pero tampoco nadie pensaba que un niño de 14 años que salía de un pueblo de Vilalba iba a jugar en el primer equipo del Barça. Muchos podían tildarme de loco y que no iba a pasar y lo conseguí. Veremos con el paso del tiempo si tengo esa oportunidad y trabajaré para tenerla como si la vida me fuera en ello.

Ya que no tuvo la oportunidad de jugar en el Lugo, ¿Algún día poder entrenarlo sería una forma de sacarse esa espina?

Ojalá. Siempre que me preguntaron dije que me habría gustado haber sido jugador en el Lugo. Es un club que, aunque no haya jugado ahí siempre le he tenido un aprecio especial porque es el club de donde soy, de un pueblo de cerca de Lugo. Siempre le he tenido un cariño especial y ahora aún más al formar parte de él. Ojalá tenga algún día esa oportunidad. Veremos con el paso del tiempo si llega, aunque eso me lo tengo que ganar. Hay que trabajar mucho para ello, porque el fútbol es algo continuo. Aunque parezca un tópico, el fútbol no tiene memoria. Lo que hizo el filial el año pasado estuvo muy bien y fue muy bonito, pero solo va a empezar a contar lo que hagamos este año. Por muy bien que lo haya hecho el año pasado en este lo tengo que volver a demostrar e igual a los jugadores del año pasado. Esto va de demostrar cada día y aprovechar la oportunidad.
 

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