El Río Breogán se rebela contra los presupuestos

El Río Breogán fue la temporada pasada una de las revelaciones de la Liga Endesa. Con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, el equipo lucense sorprendía al baloncesto español con un inicio de Liga fulgurante –los breoganistas fueron líderes durante las dos primeras jornadas y ocuparon la tercera posición hasta  la sexta– y la clasificación para la Copa del Rey. Además, fue especialmente llamativo que en las filas del conjunto de Lugo se reunieran jugadores como Trae Bell-Haynes, Rasid Mahalbasic, Tyler Kalinoski o el gran protagonista de la competición, Dzanan Musa.

El equipo lucense, que acabó la competición en la undécima posición, comprobó seguidamente que su impacto en la Liga tuvo como consecuencia la imposibilidad de retener a la mayor parte de los jugadores de su plantilla. 

Desde ese momento, el Breogán volvió a contar en los pronósticos como un candidato al descenso. No es de extrañar. Con un presupuesto de 3.400.000 euros, de los que 500.000 son para pagar a la ACB el valor de participación y 250.000 para cumplir con el plan de viabilidad de la propia entidad breoganista, su disponibilidad económica para afrontar la temporada se quedó bajo mínimos, una situación solo comparable a la que pueden manejar Granada, Girona, Manresa o Fuenlabrada y, desde luego, en una dimensión distinta a lo que cuentan otras entidades, como Real Madrid o Barcelona (en torno a los 44.000.000 de euros la pasada temporada), el Valencia  (21 millones de euros), el Baskonia (15 millones) o el Unicaja (10 millones), en estos dos últimos también con datos de la pasada temporada.

Esa limitación económica y la contratación de jugadores, en su mayor parte desconocidos en el baloncesto español, aumentaron las opiniones entre medios más o menos especializados que situaban al conjunto lucense en la parte más baja de la clasificación.

Mayor mérito

Pero el Breogán supo reinventarse. Sin figuras, sin nombres, los técnicos apostaron por el grupo, por el juego de equipo como alternativa y principal característica de su baloncesto. El acierto fue pleno. Si la temporada pasada se calificó al conjunto lucense como sorpresa, posiblemente en la actual los méritos son mayores.

Después de 19 jornadas, el balance de victorias es exactamente igual al de la pasada campaña, diez victorias y nueve derrotas y  un saldo de puntos a favor y en contra favorable.

Sin embargo, lo más significativo, y que merece una justa valoración, es que con unos medios tan precarios, el equipo lucense cumple su segunda temporada consecutiva entre la clase media de la competición, a nivel de resultados claro está.

En toda la temporada pasada y las diecinueve jornadas que se llevan disputadas en esta, el Río Breogán nunca ha bajado de la duodécima posición. Fue su peor clasificación en un año y medio y solo se dio en una jornada, la cuarta de esta misma campaña tras la derrota sufrida ante el Gran Canaria. Es decir, las posiciones cercanas al descenso ni siquiera han llegado a asomarse a la realidad breoganista como posibilidad, contradiciendo todos, o casi todos, los pronósticos.

De forma sorprendente, el Río Breogán ocupa actual una posición de play off, la octava. No es nueva. De hecho, entre la pasada temporada y la actual, los de hombres de Veljko Mrsic han estado en esa posición en cuatro ocasiones.

La posición en la tabla que más veces ha ocupado el equipo lucense desde octubre de 2021 es la novena, que ha ocupado en catorce ocasiones; en la décima y la undécima posición han estado en diez ocasiones en cada una de ellas. Es decir, en las 53 jornadas que lleva disputadas el Río Breogán en la Liga Endesa desde su último ascenso, en más de la mitad (un 53%) estuvo situado entre la octava y la undécima plaza. A partir de ahí fue líder en dos jornadas, ocupó la segunda plaza en una; la tercera en tres; la cuarta y sexta posición en una ocasión y la séptima, en cinco.