Revolución en los tableros

Por casualidad. Sin buscarlo, el azar quiso que José Ramón Pardo encontrase su vocación por los tableros. Al igual que su ídolo: Bobby Fischer. Con 14 años es el subcampeón autonómico en su categoría y un fijo en las convocatorias de la federación gallega. Dos de los clubes más prestigiosos de la provincia se disputan su fichaje de cara a un próxima temporada en la que se codeará con los mejores cerebros del territorio español en un juego que ha traspasado las fronteras internacionales con la misma facilidad con la que supera en números de licencias federativas a otras modalidades deportivas. Precisamente, como integrante del Franciscanos fue donde halló un lugar entre la corte palaciega formada por reyes, reinas, alfiles y peones. «Una tarde estaba en el pueblo de mi padre y, por cusualidad, vi un tablero de ajedrez y rápidamente le pregunté a mi primo qué era aquello. Ese mismo día le pregunté, buscó la piezas y me enseñó los movimientos básicos. Y así, en cuanto empecé el colegio me apunté a la actividad de ajedrez en los Franciscanos», relata Moncho Pardo.

Seis años después, la ayuda familiar se ha convertido en éxito personal. En plena adolescencia es el primer tablero en el equipo del centro escolar. Sus innumerables victorias durante la pasada campaña dictaron sentencia en la clasificación general en Tercera División.

«Este año ascendimos a Segunda. Me proclamé campeón provincial y con el Franciscanos también quedamos primeros por equipos. En su último torneo ganó las siete partidas como número uno del equipo. Los torneos internacionales son otra de las piedras de toque en la carrera de esta aventajado ajedrecista. Como miembro de la selección gallega disputó el Nacional por autonomías en Pamplona. Nos fue su mejor resultado pero de la experiencia también se aprende.

«Comenzamos en la séptima posición y al final del torneo terminamos en el puesto número catorce. Era el segundo tablero de la selección y en mis dos partidas, perdí la primera ante el representante valenciano, que era el más fuerte de todos, y le gané la segunda al andaluz», comenta Pardo.

Trampolín al éxito

Luego llegarían sendos torneos en Viveiro y Ferrol. En la localidad mariñana era una de las mesas a seguir. Pese a competir dentro de la categoría sub 14, la dirección del torneo creyó conveniente, merced a su nivel, que era apto para competir contra jugadores cuatro años mayores. «Jugué algunas partidas con jugadores ante rivales de mas edad y al final fui segundo en sub 18 y me llevé un trofeo de Sargadelos», reconoce el campeón con una sonrisa sincera.

En la ciudad departamental aumentó su ELO en 25 puntos gracias a su don con el alfil en las manos. «En menos de un año conseguí casi cien puntos más de ELO. Empecé con 1.681 y ahora tengo 1.770».

Para Moncho Pardo el nivel competitivo gallego está en franca progresión aunque «las comunidades más fuertes son Cataluña y Valencia. Los catalanes ya ganaron el campeonato de España sub 16», advierte uno de los más prometedores jugadores gallegos.