Real Madrid, problemas en un gigante europeo

El rival del Río Breogán llega con dudas sobre la posición de base y con la imperiosa necesidad de encontrar un tirador

Sergio Llull, durante un partido del Real Madrid de esta temporada. EFE
photo_camera Sergio Llull, durante un partido del Real Madrid de esta temporada. EFE

Parece una broma. Cuesta trabajo pensar que un equipo como el Real Madrid, que lo tiene todo, tenga problemas y deficiencias. Pero las tiene. Y los resultados en las últimas semanas, lo más tangible para un equipo del deporte que sea, lo demuestran. No es cuestión de las lesiones —la reciente de Carlos Alocén es terrible—. El Real Madrid forma parte de esos contados equipos a los que los cuerpos técnicos, españoles y europeos, estudian al detalle desde el comienzo para evitar lo esperado, que a la hora de jugar contra ellos te venzan. Para el entrenador del Real Madrid, Pablo Laso, su trabajo es idear constantemente jugadas y acciones indetectables para el rival. Ir a la vez de frente y a la contra.

Uno de los problemas del actual Real Madrid es la posición del base. También la del tirador, aquí más bien de su inexistencia

Respecto al puesto del base, desde que en diciembre de 2020 Facundo Campazzo cruzara el Atlántico y se asentara en Denver, el Madrid tiene la plaza libre. Laso no encontró la temporada pasada la pócima. Su idea de cambiar constantemente a bases que en realidad no lo eran no funcionó. Tampoco lo ha conseguido con los fichajes del pasado verano. Thomas Heurtel ha demostrado, hasta el momento, que no es capaz de ser el director de juego del equipo, y menos para uno como el Real Madrid. Su rol perfecto quizá sería el de ser un segundo base, un agitador ante momentos puntuales. Nigel Williams-Goss no parece ser el hombre que quiso ver Pablo Laso. No es un base consistente. Ni constante. Y eso desquicia al técnico. De hecho, sus apariciones en los partidos van a la baja.

Como Heurtel y Williams-Goss no dan lo que Laso les pide, busca alternativas. Las de siempre, por cierto. Sergio Llull, Fabien Causeur o Alberto Abalde hacen las veces de base circunstancial con resultados dispares. Eso, claro, si definitivamente vuelve a su casa Campazzo, un rumor que empieza a ser un sonido atronador. En cualquier caso, al argentino no se le espera hoy por Granada.

Todo lo dicho, en cualquier caso, se puede convertir en agua de borrajas. Del talento de Heurtel y Williams-Goss no hay duda y no sorprendería que uno de ellos, o los dos, saquen a su equipo del marasmo y salgan como triunfadores de un nuevo título para Laso y sus muchachos.

Campazzo se fue. También Jaycee Carroll —¿por qué el estadounidense, que lleva casi un año en su rancho de Utah, sigue apareciendo en la plantilla blanca en la web del Real Madrid?—. Y desde que se marchó Carroll, el Madrid no tiene un francotirador fiable, el desatascador necesario para un equipo en un momento comprometido. Hoy en día ese trabajo es para Sergio Llull, como se mostró en el partido liguero entre Breogán y Real Madrid en el Pazo dos Deportes de Lugo. Otras veces lo hace Rudy Fernández e incluso Guerschon Yabusele, Trey Thompkins o Anthony Randolph. Aquí las posibilidades son casi inagotables, como las de la batería de pívots, encabezados por el jugador más determinante a este lado del Atlántico, Edy Tavares, y gente tan competente como los citados Thompkins y Randolph o el portento que es Vincent Poirier; o los especialistas, hombres que valen para todo, caso del jefe de la defensa (Rudy Fernández), o el trabajo en las sombras que realiza Jeffrey Taylor. 

Después de todo lo explicado, parece una broma decir que un equipo tan completo como el Real Madrid en la temporada actual, la 2021-2022, tiene serios problemas en su plantilla, ¿no?.

Pablo Laso, el director de orquesta
Desde 2011 el Real Madrid de baloncesto tiene un único líder, un general que dirige el destino de uno de los clubes más laureados del mundo con éxito y carisma a partes iguales.

Pablo Laso llegó como un técnico de perfil bajo, con discreción y apariencia de ser un tipo de paso por el club blanco. Pero su trabajo es casi inmejorable después de más de una década al frente de uno de los banquillos con más presión de Europa.

Su capacidad para plantear y leer los partidos, su capacidad para convencer a sus jugadores de que sus planes son los correctos y su gestión del vestuario han llevado al preparador vitoriano al éxito continuado en el Palacio de los Deportes de Madrid.

La época de Pablo Laso será siempre recordada como una de las doradas en el conjunto merengue.

21 títulos desde 2011. Si algo ha logrado Pablo Laso a lo largo de su etapa en el Real Madrid son títulos. El técnico vasco ha levantado 21 trofeos desde su llegada en 2011.

En su brillante palmarés con los blancos están 2 Copas de Europa, 5 Ligas ACB, 6 Copas del Rey, 7 Supercopas de España y 1 Copa Intercontinental.

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