Prado corona el año luminoso del deporte de Lugo

LUGO. Los viejos del futuro lo dirán. Pocos años como el 2018. Lo dicen también los veteranos de hoy, los que tienen callo, los aficionados capaces de almacenar en su disco duro cerebral una memoria prodigiosa: ningún año ha reunido a la vez tantas buenas noticias en solo 365 días, tanta felicidad, que ya era hora también. La añada del 18 será un gran reserva de altura. De los mejores. Un tiempo que merece ser recordado para los seguidores del futuro. Porque 2018 fue el momento en que por fin los astros se alinearon para vivir una época deportiva gozosa en Lugo. Porque, sí, fue en el año 2018 cuando el Breogán rompió por fin el hechizo que nunca le permitía dar el salto y volver a su hábitat natural, la Liga ACB Endesa. No fueron cien años del interminable sueño de la princesa, pero sí fueron doce —enorme en cuestiones deportivas— de errar por el desierto que terminaron el pasado 13 de abril. Otra fecha para el recuerdo para todos los aficionados del deporte en Lugo es el 29 de abril —vaya con el mes de abril—, el día en que el Durán Maquinaria Ensino daba su salto particular para regresar, once años después, a la máxima categoría nacional del baloncesto femenino.

Los dos, y algunos más, son momentos inolvidables ya para el deporte de Lugo. Como lo es el más reciente, todavía calentito, el título de campeón del mundo de motocross en la categoría MX2 conseguido por Jorge Prado, un chaval de solo 17 años y que ya es una leyenda para tantos y tantos hinchas de Lugo, de España y de todo el mundo por la destreza y pasión que le pone a cada una de sus carreras. El reciente 27 de septiembre, casi ayer, Prado coronaba una temporada, una carrera deportiva, llena de sacrificios. Sin correr siquiera en Imola, ya que su rival, el letón Pauls Jonass, su antecesor, era operado por una lesión y no pudo competir en el Gran Premio de Italia. Desde entonces, el joven piloto de KTM es campeón del mundo. Y, ahora, Prado remata su triunfo con una tacada, el premio para el Mejor Deportista Lucense del Año, un galardón que, a buen seguro, tendrá una predilección para el piloto, puesto que la suya es una victoria conseguida por sus aficionados, los lectores de El Progreso, el periódico de Lugo que organiza la infraestructura y la ceremonia desde el año 2005. Nada es tan reconfortante que ser profeta en la tierra de uno. Por tanto, para él quedará en su memoria otra fecha, la del 11 de octubre de 2018, el día en que Jorge Prado conquistó el premio más querido, el reconocimiento de sus paisanos. Ahí es nada.

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