Arranca la temporada de pesca: "O peor comezo en tres décadas"

Numerosos aficionados desafían al mal tiempo en una jornada de capturas escasas en unos ríos con caudales muy altos y fuertes corrientes

"É a peor comezo de tempada que lembro en máis de tres décadas, dende os 11 ata os 45 anos que teño agora". Esta afirmación de José Luis Vázquez, de la asociación del coto de Quinte, en el río Miño, define la sensación general de los pescadores tras la jornada inaugural de la campaña de la trucha. Los cauces fluviales bajaban con aguas frías, caudales muy altos y fuertes corrientes.

"Era como un mar que che levantaba a cucharilla", subrayó Enrique Fulgencio, que acudió al río Neira, entre O Corgo y Láncara. Todo apuntaba a que las truchas permanecerían resguardadas y los malos augurios se cumplieron, salvo contadas excepciones, como en el tramo libre del río Abadín y en el coto del Baos, en Lourenzá.

Dos ríos fueron la excepción: El Abadín y el Baos dejaron aceptables capturas a los cañistas que usaron lombriz 

Mejor les fue a los cañistas que acudieron a los embalses, como el de Vilasouto, en O Incio. "Era una apuesta más segura. Aunque las truchas no se movieron demasiado, bastante gente consiguió alguna captura", precisa Javier Quintana, delegado de la Federación Gallega de Pesca en Lugo, que estuvo allí y en varios cauces de la zona sur, en los que hubo poca pesca.

"O Miño non está para pescar nin con cucharilla, nin con miñoca, nin con nada", aseguró Fernando Díaz Castro, del club de pesca Os Pinos, que comenzó la campaña en el coto de Ombreiro. Este pescador fue de los pocos que no podía quejarse de su suerte, en comparación con otros compañeros. "Levo cinco troitas no cesto e picaron outras dúas, pero escaparon", comentó.

AFLUENCIA. Las temperaturas bajas, los chubascos y las malas previsiones desanimaron a muchos aficionados, pero el gusanillo tira y un buen número de pescadores lucenses cumplió con el ritual de echar unos lances en una fecha tan señalada. Pese a que su número fue inferior al de otros años, "houbo bastante movemento de xente a primeira hora da mañá", explicó Díaz.

Hacia la una de la tarde, buena parte de los pescadores ubicados en esta zona optaron por retirarse. En otros lugares se retiraron a primera hora de la tarde. "La mayoría lo hizo pronto, ya que el tiempo no acompañó", reconoció Javier Quintana.

Díaz Castro utilizó una cucharilla pesada en uno de los escasos remansos del Miño, aunque la jornada se presentaba mejor para quienes utilizan cebo natural. Así sucedió, por ejemplo, en el río Neira. "A xente coa que falei e que pescou na zona libre non colleu nada. No coto, un compañeiro colleu tres exemplares e outro dous. As poucas troitas que se capturaron foron á miñoca. Con cucharilla e con rapala, nada", comentó Enrique Fulgencio.

Javier Quintana ratifica esta opinión y agrega que hubo aceptables capturas de gente que pescó con ninfa, "aunque hay que tener en cuenta que son personas que acuden habitualmente a campeonatos de España".

Los aficionados no lo tenían fácil. Resultaba complicado moverse por las orillas de un río crecido. "Pensabas que pisabas en firme e ías para abaixo", apuntó Fulgencio, que se hizo eco de una queja generalizada.

El área de Outeiro, en los límites de Lugo y Friol y a orillas del río Narla, fue el lugar elegido por un buen número de cañistas, que le pusieron buena cara al mal tiempo y a las flojas capturas. La misma tónica se repitió en el coto libre del Miño, en las inmediaciones del balneario de Lugo o en ríos de tradición como el Eo, a su paso por A Pontenova y Ribeira de Piquín. "O comezo foi regular. Só se pescou algo con miñoca, pero era algo xa esperado", recalcó Francisco Javier Rois, presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) pontenovés.

La temporada de pesca fluvial en Galicia se extiende hasta el 31 de julio, con más de 40.000 licencias expedidas, de los que más de una cuarta parte pertenecen a cotos de la provincia de Lugo.

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