''No soy un súperhombre''

Cerca de cuatro kilómetros a nado en el mar; 180 kilómetros en bici y otros 42 en carrera a pie. Sólo escribirlo cansa. En total, unas doce horas para completar una prueba que supondría una auténtica pesadilla para cualquier ser humano. Para cualquiera menos para unos pocos elegidos.

Entre ellos se cuenta Vicente Cedrón, el único lucense que participará el próximo 4 de octubre en el Ironman (hombre de hierro) de Barcelona.

La carrera, considerada la más exigente del mundo, reunirá el próximo fin de semana en la ciudad condal a miles de atletas de distintas partes del globo. Todos ellos llevarán a sus espaldas meses, en algunos casos años, de dura preparación con un fin: poner el cuerpo al límite.

"La gente lo ve como una locura, pero en realidad es un reto personal que tengo en la cabeza desde hace años" explica Cedrón. Para afrontarlo, el atleta lucense se ha sometido a un meticuloso entrenamiento que comenzó hace casi un año.

"Al principio arrancas con una rutina muy floja que vas subiendo un diez por ciento más cada semana", explica Cedrón, que ha aumentado sus horas de entrenamiento hasta alcanzar las siete diarias en las que está ahora mismo.

Doce kilos menos
En ese proceso ha perdido doce kilos. "Lo más complicado sin duda es el aspecto mental. Son muchas horas solo y siempre llega un momento en el que te planteas por qué estás haciendo sufrir al cuerpo de esta manera".

A lo Rafa Nadal
En esos casos Cedrón, cuya profesión de entrenador personal le permite llevar el alto ritmo de entrenamientos, usa un truco a lo Rafa Nadal: contar respiraciones. "Es algo mecánico que te impide pensar en negativo. Me centro, cuento cien respiraciones y cuando me quiero dar cuenta el bajón ya se ha pasado y he avanzado unos 20 kilómetros".

Además de entrenar el aspecto psicológico, el más importante de todos apunta, Cedrón ha ensayado durante nueve meses las transiciones de la bici a la carrera y la natación, prueba con la que arranca el Ironman.

"El cambio más complicado es el de la bicicleta. Cuando empiezas a correr después de tantos kilómetros a dos ruedas parece como si las piernas no te pertenecieran. Eres muy torpe y tardas unos quince minutos en comenzar a correr con naturalidad", cuenta.

Idas y venidas en bici hasta A Coruña, jornadas maratonianas de carreras, siete horas seguidas de entrenamientos día a día han llevado al atleta a la recta final de la preparación. "Ahora empiezas a notar ya que estás en el límite. No te quedan grasas, comienzas a sentir frío cada dos por tres" explica. A falta de poco más de una semana, Cedrón comienza a sentir nervios.

"No creo que pueda dormir antes de la carrera. Nos levantarán a las cuatro de la mañana para desayunar, ya que la carrera arranca a las siete", dice. Sus padres, que en un principio le tacharon de temerario, le acompañarán. "No soy ningún superhombre; esto lo puede hacer cualquiera, pero eso sí, te tiene que gustar".

Turrón blando para la prueba más dura
Inhumana, la prueba más dura del mundo sólo apta para súperhombres. Son los eternos calificativos que suelen acompañar al Ironman. El origen se remonta a cuando el astronauta John Collins sugirió crear una prueba combinando natación, carrera y ciclismo para saber quién era el mejor atleta del mundo.

La exigente carrera, cuyo Mundial se disputa cada año en Hawai, tiene un límite de 17 horas para ser completada. Durante ese tiempo los atletas deben poner su cuerpo y su mente al límite.

Vicente Cedrón explica que para motivarse en este año de preparación acude a menudo a la web de YouTube para observar los vídeos de la llegada a meta de los atletas en el Mundial de Hawai. "La gente entra gateando y arrastrándose. Es realmente impactante", dice.

Para soportar las más de diez horas de la prueba Cedrón, que lleva nueve meses a base de pollo y arroz, llevará a la carrera su alimento fetiche: el turrón blando. "Compré un regimiento en Navidad. Me viene muy bien", explica el lucense que participará en la categoría de veteranos.

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