Una ciudad cainita, empeñada en levantar muros futbolísticos con el dinero como cemento. Murcia no se contenta con aunar fuerzas en torno a un mismo equipo. No se aferra tampoco a la tradición de la barriada para justificar que dos clubes compitan por el mismo espacio balompédico. Con el Real Murcia como buque insignia histórico y popular, la ciudad ha generado nuevos vástagos engendrados en la probeta de la cuenta corriente. El primero se registró con el nombre de Ciudad de Murcia. El segundo lleva el del Ucam y será el rival del Lugo este sábado (18.15 horas).
Mientras el Murcia se encuentra en una situación complicada en lo económico –tiene una deuda con Hacienda de más de diez millones– y también en lo deportivo –es séptimo en el Grupo IV de Segunda B–, el Ucam ha crecido a un ritmo imparable.
Este cambio de tendencia se acelera en agosto de 2014. Mientras el club pimentonero perdía su sitio en Segunda División al incumplir los ratios de deuda impuestos por la Liga de Fútbol Profesional, el Ucam ascendía a la categoría de bronce, donde jugó la promoción de ascenso a Segunda.
El Murcia es séptimo en el Grupo IV y el Ucam ha crecido a un ritmo imparable
El Ucam nació en el año 1999 –el mismo que el Ciudad de Murcia de Quique Pina– ligado a la Universidad Católica San Antonio de Murcia, una entidad fundada en 1996 a través de la Fundación San Antonio creada y presidida por el empresario José Luis Mendoza. Tras jugar en Tercera División varias campañas, desapareció en 2005 y surgió de nuevo en la 2011-2012 a golpe de talonario. A través de un acuerdo de patrocinio y colaboración se hace con el Costa Cálida de Tercera División.
Con Mendoza en la presidencia, el nuevo club murciano compra la plaza del Orihuela en Segunda B para disputar la 2012-2013 en la tercera categoría del país. No logran mantenerse, pero retornan por la vía rápida en la 2014-2015. Es el inicio de un ascenso fulgurante, ya que ese curso se quedan a dos pasos de ascender tras ser eliminados por el Athlétic B en la segunda ronda de la promoción.
El Ciudad de Murcia surgió de la nada en 1999 de los intereses del agente de futbolistas Quique Pina
La campaña pasada compartió división con el Murcia por primera vez –en la 2014-2015 el Murcia fue realojado en el Grupo I tras su descenso administrativo–. Con una ciudad donde la mayoría de aficionados pertenecen al conjunto pimentonero y no al Ucam –cuentan con 3.709 aficionados de media en Segunda–, los dos equipos jugaron un derbi instalados en los dos primeros puestos. Aquel 0-1 favorable al Ucam inició el declive definitivo de un equipo –el Murcia– que había liderado la división casi toda la campaña y que acabó por perder el primer puesto a falta de tres jornadas para el final. El Ucam ganó la división y ascendió eliminando al Castilla en la eliminatoria de los campeones, mientras el Murcia quedó apeado a las primeras de cambio por el Toledo.
Antes del Ucam hubo un hermano que nació, desapareció y fue refundado en apenas una década. El Ciudad de Murcia surgió de la nada en 1999 de los intereses del agente de futbolistas Quique Pina. Sin casi masa social el club tocó techo en la temporada 2005-2006, cuando se quedó a dos puntos de ascender a Primera. Repitió el cuarto puesto un año después antes de ser vendido al empresario Carlos Marsá, que se llevó el club a Motril bajo el nombre de Granada 74, algo que no había ocurrido anteriormente en el fútbol español.
En la actualidad, el Ciudad de Murcia es un club de accionariado popular, refundado en agosto de 2010, y que ocupa puestos de descenso en Tercera División.
