Cinco años sin actividad. Cinco años sin un club de fútbol femenino en la comarca de Monforte que sirviera de referencia para todas aquellas chicas que quieren seguir practicando el deporte rey. Tras una larga espera, y un confinamiento que dio tiempo a todos para tener buenas ideas, Laura Correas y Cristian Penas tomaron la decisión de recuperar una entidad que se encontraba en horas bajas.
Fue en 2020 cuando surgió la chispa. "En el confinamiento hablé con Cristian porque los dos somos árbitros y a partir de la temporada siguiente permitían competir aunque arbitrases, y yo tenía ganas de volver a jugar, así que nos pusimos en contacto con la gente que llevaba el club y todo fue cuestión de encontrar chicas y empezar a andar", reconoce la tesorera, directora deportiva y delantero titular del equipo Laura Correas. El alma del club.
Y así fue. Después de una temporada de "prueba" en una competición más corta de lo habitual a causa de la pandemia del coronavirus, el Monteforte se reforzó el pasado verano para afrontar la actual con toda la ambición posible. La recompensa es evidente: el Monteforte marcha segundo en la Liga Gallega y tiene a tiro la primera plaza si este fin de semana supera al UD Santiso, el líder.
"Esta temporada vamos en serio, hicimos fichajes importantes y nos está yendo muy bien, mejor de lo que imaginábamos a principio de temporada. La verdad es que no nos imaginábamos estar en la segunda plaza a estas alturas de la temporada", reconoce Correas, que compagina cada fin de semana su condición de jugadora del Monteforte con la de árbitro de fútbol regional. "Tengo los fines de semana demasiado ocupados", asegura.
Aunque Correas reconoce que "por momentos pensábamos que no seríamos capaces de competir" —la selección de jugadoras fue una tarea complicada—, lo cierto es que la recuperación del Monteforte ha sido una noticia muy positiva para el fútbol comarcal. Patrocinadores no le faltan, algo que habla muy bien de su salud en esta segunda vida.
Un referente. El club aglutina a muchas de las jugadoras que se ven obligadas a abandonar el fútbol femenino a partir de categoría juvenil. Por ello, gran parte del vestuario está formado por gente joven, aunque no faltan jugadoras con experiencia, fundamentales en los primeros pasos de un club que viene para quedarse.