Historia del club: Cinco valientes a once metros

Manu: "Tenía claro que tiraría el último penalti"

El capitán del Lugo recuerda, a pocos días de regresar al Ramón de Carranza, su penalti ► El lateral ourensano destapa cómo fue la preparación y el día de un duelo que permanecerá en el recuerdo eterno de la afición lucense
Manu, emocionado, tras el Cádiz-Lugo del ascenso
photo_camera Manu, emocionado, tras el Cádiz-Lugo del ascenso

Los recuerdos son algo más que imágenes instaladas en el cerebro. Son un elemento al que recurrir cuando surge el deseo de tener la piel de gallina y el vello erizado. En ese tesoro personal de cada aficionado lucense, que cruza la frontera hacia la unión colectiva que proporciona un club como el Lugo, estará Manuel Rodríguez Morgade la tarde del 24 de junio de 2012. Manu, el gran capitán, como Alvite lo fue antaño, fue el ejecutor visible de una victoria coral. Un triunfo que regocijó a decenas de miles de personas que tendrán para siempre su foto fija en el punto de penalti en un partido para la historia en Cádiz.

El ascenso llegó desde la dicotomía de la calma buscada y la tensión final. Se preparó como un partido más que resultó no serlo. Se intentó trivializar un duelo único de principio a fin. "Fue una semana normal. Lo importante era no salirse mucho del guion pero sabiendo que estabas a noventa minutos de ascender y que ibas a todo un Carranza", declara Manu. "Intentabas abstraerte, pero al final, con las redes sociales, los periódicos y demás. Sabías que habría un ambiente espectacular que intentaba que presionar a la gente y al árbitro por lo que había pasado aquí, pero también sabíamos que eso no lo podíamos controlar. Lo único que podíamos hacer era ascender", añade.

Preparación: "No cambiamos ninguna rutina. El míster lo hizo bien porque no quería meternos mucha información del rival"

Tras un vuelo plácido junto a familiares, directivos y amigos, la expedición lucense se hospedó lejos de la "Tacita de plata". Manu y sus compañeros residieron en un hotel de Santi Petri, donde los nervios afloraron entre las horas muertas de la habitación compartida con Rubén García y los paseos por la ciudad. "Allí solo teníamos ganas de que llegara el partido y todos estábamos nerviosos por empezar a jugar".

"No cambiamos ninguna rutina. El míster lo hizo muy bien porque no quería meternos mucha información de un rival que ya habíamos visto. El mismo día dimos un paseo, comimos, descansamos y cuando nos levantamos de la siesta empezamos a sentir los nervios", valoró Manu.

El autobús que los llevó de Xerez al Carranza se convirtió en un lugar eterno de silencio y tensión. "En el trayecto de Xerez a Cádiz había mucho más silencio, la gente estaba más callada de lo habitual y eso que el desplazamiento del hotel al campo no era muy lejano, pero pareció que íbamos hasta Madrid. Parecía que no íbamos a llegar nunca". "Yo iba con mi música, intentando evadirme un poco de todo, aunque era inevitable que al final estuviese pendiente solo del partido. Se notaba mucho más nerviosismo en todos por lo que íbamos a sufrir y a vivir ese día".

Trayecto: "Entre Xerez y Cádiz la gente iba muy callada. Parecía que no íbamos a llegar nunca"

El camino hacia el vestuario sobre el césped gaditano fue un pequeño agujero en el estómago. "Entras por una puerta distinta a la de ellos. Tenías que cruzar de un córner al otro y se escuchaba mucho a la gente de ellos. Ahí no hablaba ni Dios. Todos escuchábamos lo que chillaban ellos, lo que animaban. En ese trayecto nos dimos cuenta que para nosotros iba a ser un momento único". 

Antes del partido Setién dio una charla normal, más próxima a lo rutinario que a lo extraordinario, un pequeño vídeo "con algunas imágenes de lo que hicimos durante el año para motivarnos".

El duelo fue una "montaña rusa", en la que el gol de Monti y la parada de Escalona le dio "mucha vida" al equipo. Pero, tal y como recuerda Manu, "con el 3-1 en el minuto 65 vimos la eliminatoria perdida". El cansancio hizo mella en el Cádiz para llegar a la prórroga y los penaltis. "Hablando con Ferreiro y David (de Coz), a partir del 65 tuvieron que hacer los tres cambios. Se veía que la gente no daba más. David (de Coz) me dijo que en la prórroga ellos solo querían ir a los penaltis, porque no podían más. En la prórroga estuvimos mucho mejor".

Celebración: "Nunca había vivido algo así. Me perdí muchas cosas de la celebración por pasar el control antidóping"

Tras una agónica tanda de penaltis, llegó la celebración. Una fiesta que los dos héroes se perdieron por un control antidóping que duró horas. "En ese momento nadie tiene ganas de mear ni nada. En ese momento Miguel (Escalona) y yo estuvimos hasta las dos de la mañana en el Carranza por mi culpa, porque tardé muchísimo en mear. Salimos de allí a las dos de la mañana y cuando llegamos al hotel estaba todo vacío".

"Todo lo que vivimos fue muy especial. Era todo una novedad. Nunca había vivido algo así. Me perdí muchas cosas de la celebración porque no pude salir de allí por pasar el control antidoping junto a Miguel. Nos contaron que estuvieron sacándose fotos detrás de una portería, luego se marcharon al hotel, estuvieron cenando, se tiraron a la piscina... Yo me lo perdí, pero luego me lo contaron", concluye.

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