1-1. La mala suerte se ceba con el Lugo en el último minuto del encuentro

El Rácing hundió la moral del Club Deportivo Lugo en el último segundo del partido, en el último de los saques de esquina de un duelo en el que los de Íñigo Vélez confirmaron que la buena imagen exhibida en Mendizorroza no fue un espejismo y en el que merecieron mejor resultado. La mala suerte volvió a hacer acto de presencia en el Ángel Carro y tiró por tierra el gran trabajo de los rojiblancos, que estuvieron 75 minutos por delante después de la mejor primera mitad de los últimos meses.

Segundo empate consecutivo desde que el Lugo cambió de entrenador y el técnico vitoriano tomó las riendas del banquillo. Un partido que, como ya ocurrió en el campo del Alavés, sigue sin modificar la pésima situación que atraviesa un Lugo que, de haber ganado, afrontaría las próximas jornadas con confianza.

En el primer tiempo se vio al Lugo más reactivo de los últimos meses. El equipo de Íñigo Vélez de Mendizábal tuvo clarísimo su plan de partido y lo ejecutó a la perfección. El cuadro lucense defendió en bloque bajo con el objetivo de salir rápido al contragolpe aprovechando la velocidad al espacio de Avilés y Moyano. Lo consiguió una y otra vez, y de hecho, en una de estas ocasiones llegó el primer gol del encuentro, obra del extremo derecho fichado en el mercado de invierno.

El Rácing trató de salir con el balón jugado pero Guedes rechazó un balón filtrado y la fortuna hizo que le cayera en los pies a Avilés, que en el mano a mano y con cierta ayuda del último defensor santanderino abrió el marcador y desató el delirio en un Ángel Carro que fue testigo del primer gol en casa en los dos últimos meses —el último fue en la derrota contra el Villarreal B (1-2) el 22 de enero—.

El tanto, como no podía ser de otra manera, animó al Club Deportivo Lugo, que intentó una y otra vez la misma jugada. Minutos después, Avilés estuvo a punto de lograr su segundo gol particular, pero Germán, sobre la línea, envió la pelota a córner.

El Rácing tenía la pelota y se instalaba con cierta comodidad en campo contrario, pero entre que el Lugo cedía metros voluntariamente y que su defensa se mostró muy segura, apenas sufrió en su propia área. Whalley actuó en un par de ocasiones, sobre todo en un balón largo que aprovechó el potente Mboula, pero cuyo disparo, flojo, detuvo el guardameta rojiblanco en dos tiempos.

Maniatado el equipo de José Alberto Pérez, que circuló la pelota de un lado a otro pero sin apenas profundidad, el Lugo generó peligro sobre la portería de Parera y se puede decir que mereció un segundo gol en el electrónico. Lo tuvo en sus botas Moyano en otra acertada transición lucense, pero el golpeo con el exterior del cordobés, defectuoso, no encontró a un Avilés que encaraba de nuevo la portería en solitario.

El partido se detuvo unos minutos por el mareo de un aficionado que tuvo que ser atendido por los servicios médicos, pero se reanudó inmediatamente y con ello se alcanzó el descanso.

SEGUNDA MITAD. El guion del partido tras el paso por vestuarios fue un calco de los primeros 45 minutos. El Rácing controló el esférico y llevó la iniciativa, sin apenas profundidad, pero sin dejar de ser protagonista sobre el terreno de juego. Los de José Alberto López se instalaron en campo rival, pero la basculación del Lugo y su capacidad para despejar balones en su propia área alejaba todo peligro visitante.

Fue el Lugo, de hecho, el que tuvo opciones más claras de ampliar el marcador. Como ocurrió en el primer tiempo en una jugada casi calcada, Cuéllar encaró por la banda derecha y cedió el balón a Guedes, que apareció solo por el carril central, pero su disparo, tímido y forzado, lo detuvo sin problemas Parera.

El Rácing avisó por medio de Gassama, pero el árbitro anuló el gol del delantero senegalés por un claro empujón sobre Bruno Pirri. Precisamente el central brasileño tuvo que abandonar el campo entre gestos de preocupación por una posible lesión de rodilla.

En el tramo final, y con un Rácing intentándolo de todas las maneras, el Lugo aguantó como pudo y llegó a reclamar un claro córner a su favor en la jugada inmediatamente anterior al gol del empate visitante. El árbitro concedió saque de puerta y, con el tiempo ya cumplido, los de José Alberto silenciaron el Ángel Carro con un gol de saque de esquina que apagó las ilusiones rojiblancas.