Luis César y el Lugo; las segundas partes nunca fueron buenas

El arousano cosechó malos resultados en la vuelta al club en el que había firmado los mejores resultados de los rojiblancos en segunda división 
Luis César Sampedro, en un partido en su anterior etapa en el Lugo. AEP
photo_camera Luis César Sampedro, en un partido en su anterior etapa en el Lugo. AEP

Luis César y el Lugo han confirmado el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas y este lunes han separado sus caminos mes y medio después. 

La relación iba para largo ya que el técnico sustituyó a Mehdi Nafti en marzo con un año y medio de contrato, pero los resultados han acortado esa previsión a la mínima expresión. 

La paciencia le ha durado al presidente, Tino Saqués, un triturador de banquillos, ocho jornadas. Esta vez, la serie negativa del Lugo no deja lugar a dudas. Luis César perdió el colchón de puntos sobre el descenso y deja al equipo en esos puestos a falta de siete encuentros. 

La dinámica ya era mala antes de su llegada. El Lugo vivía, tal y como manifestó el propio presidente en su presentación, de la serie inicial que había firmado su antecesor, Mehdi Nafti. 

Con el franco-tunecino eran cinco las jornadas sin ganar. Con Luis César, la racha y la caída libre del conjunto lucense se ha disparado a trece partidos consecutivos sin imponerse. 

Después de haber firmado la mejor clasificación del Lugo en su primera etapa en el banquillo (temporada 2016/17), en la segunda ha contribuido a dos registros negativos: uno compartido (la peor serie sin ganar del equipo en Segunda División) y otro propio (la primera vez que enlaza más de tres derrotas). 

El arousano se va con tres puntos de veinticuatro posibles y un balance de tres goles a favor y once en contra. 

Desde la victoria del pasado 23 de enero ante el Tenerife en el Anxo Carro (2-0), aún con Nafti, el Lugo ha sumado cinco puntos de 39 posibles. 

Le ganaron el Leganés, Oviedo, Almería, Sabadell, Las Palmas, Málaga, Mallorca y Alcorcón y solo puntuó ante el Espanyol, Logroñés, Fuenlabrada, Girona y Castellón. 

Por primera vez tendrá cuatro entrenadores en una misma temporada en el fútbol profesional. De nuevo confía en un cambio en el banquillo para resucitar a un equipo que se ha acostumbrado a las salvaciones de última hora.

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