0-0. Un Lugo revivido suma un punto de mérito en Vitoria

El nuevo técnico, Íñigo Vélez, dibujó un equipo formado por cinco defensas que funcionó durante todo el duelo. El conjunto rojiblanco mostró un juego solidario y colectivo que anuló en muchas fases al poderoso Alavés
Andoni López dispara a puerta. ADG MEDIA
photo_camera Andoni López dispara a puerta. ADG MEDIA

Antidepresivos en forma de empate de mérito. Prozac con forma de pelota de cuero y espíritu colectivo. El Lugo aparcó por una tarde su mal momento y, pese a no ganar y contar con una distancia aún lejana el inmenso reto de la salvación, ofreció abono para que germine la esperanza de un final digno. El 0-0 ante el Alavés fue muy positivo. No por acabar con la mala racha, que aumenta a diez partidos sin ganar. No por acercarse a la salvación, aún lejana. Sí por la imagen de un equipo que mejoró su color y que ofreció síntomas de recuperación.

La mano de Íñigo Vélez se notó en el sistema y en la renovación del alma de un grupo que tuvo constantes vitales en Mendizorrotza, que compitió ante un candidato al ascenso y que parece más cerca de la victoria que en los últimos cinco partidos.

Whalley contra Villalibre. La soledad del portero contra el hambre del delantero. Resistió en pie el Lugo en el primer tiempo gracias a su arquero, que le ganó la partida al exdelantero del Athlétic, al que amargó la tarde con cuatro intervenciones que dieron lustre al equipo de Íñigo Vélez.

Formó como acostumbraba en el Amorebieta el preparador vasco, con cinco en la zaga, tres en el medio y dos puntas. Sufrió Alberto con la movilidad y la brega de Villalibre, también lo hizo la defensa con los centros laterales constantes de Rioja y Tenaglia.

 

Pero no se arrugó el conjunto rojiblanco. Con el ancla de Xavi Torres en la medular, la pelea y la energía de Gui Guedes y Clavería, el juego directo sobre Manu Barreiro y las incorporaciones de Avilés dieron impulso a la ofensivo en el inicio. El extremo madrileño formó como segunda punta y estuvo cerca del gol en un disparo que rozó el larguero. Reclamó un penalti por derribo de Benavídez, pero, como antes en uno de Bruno Pirri sobre Villalibre, ni el colegiado ni el árbitro intervinieron.

El Lugo apenas sufría más allá de algún acercamiento de Tenaglia. Tampoco tras la salida de un lesionado Pantic, que obligó a meter a Calavera y pasar a Loureiro al puesto de central. Pero en el último cuarto de hora surgió la figura de Whalley para vivo al equipo.

Sacó dos manos casi seguidas a sendos disparos de Villalibre y Tenaglia, mientras que en los últimos cinco minutos impidió el primer tanto vitoriano en dos manos a mano ante el punta babazorro.

El duelo, marcado por el ritmo y la presión inicial del Lugo y su posterior repliegue en campo propio, cerró el primer tiempo con una ocasión para Andoni López, cuyo chut lejano sacó con apuros Sivera con una buena mano.

Quedaba por ver si el Lugo se descompondría en el segundo tiempo con Íñigo Vélez como solía suceder con Hernán Pérez, Fran Justo y Joan Carrillo. No sucedió. Se pudo ver a un equipo solidario y concentrado, sin la mirada perdida de cadáver de otras ocasiones, sin el miedo al rival, fuera cual fuera el pedigrí del club que había enfrente.

No le asustó el empuje del Alavés. No se vino abajo con los balones en largo, con la pelea de Villalibre, con las incorporaciones de segunda línea de Salva Sevilla o Luis Rioja.

Todos aguantaron. Todos despejaron los balones, como si fueran uno solo, como si no hubiera mañana y la permanencia se tocara casi con las manos.

Apenas dañaba el Alavés, pese a intentarlo de todas las maneras. Tampoco el Lugo pudo correr, salvo alguna escaramuza de Avilés, mal resuelta.

Los cambios hicieron su aparición, pero no cambiaron al equipo. Se mantuvo el diseño, aún sin Manu Barreiro ni Avilés. En punta formaron Sebas y Cuéllar para tratar de cazar alguna contra. El resto fueron hombre por hombre con idéntico resultado: trabajo y dignidad.

Con la necesidad vitoriana llegó el tradicional correcalles de los últimos minutos. Ahí, cuando los puntos exigen ambición, el conjunto babazorro apretó. Pero respondió la defensa del Lugo, también Whalley con un par de buenas intervenciones. Incluso la suerte, otrora esquiva, fue oportuna para aguar otro mano a mano de Villalibre y los disparos de Jason o Guridi. Incluso pudo haber más alegría rojiblanca si hubieran entrado los tiros de Carbó y Bruno Pirri. Pero el triunfo se quedó en un gran empate. No lima la distancia con la permanencia, pero sí deja terreno para la esperanza de un buen final de temporada.

Alavés: Sivera; Tenaglia (Jason, min.86), Abqar, Sedlar, Duarte; Benavídez, Sevilla (Guridi, min.75), Rober (Miguel, min.57), Rioja, Alkain (Abde, min.57); y Villalibre.
Lugo: Óscar; Alberto, Pirri, Pantic (Calavera, min.25); Gui, Torres (Moyano, min.60), Clavería (El Hacen, min.75), Loureiro, López; Barreiro (Cuéllar, min.75) y Avilés (Carbó, min.75).
Árbitro: Trujillo Suárez (Comité Tinerfeño). Expulsó desde el banquillo al visitante Juanpe (min.85). Amonestó con tarjeta amarilla al local Miguel (min.83) y Abde (min.87) y a los visitantes Gui (min.83), Carbó (min.85) y Loureiro (min.90).
Incidencias: Partido disputado en el estadio de Mendizorroza de Vitoria ante 13.127 espectadores.

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