EN UN PARTIDO marcado por las protestas de parte de una afición del Lugo contra su presidente, Tino Saqués, el equipo rojiblanco arrancó un punto en un duelo ramplón que significó el estreno de Joan Carrillo en el banquillo rojiblanco. Aunque el cuadro lucense no ofreció una buena imagen, por momentos encerró al Ibiza y, además, disfrutó de las mejores ocasiones del partido, pero cuando las cosas no salen, y en el Lugo las cosas no salen, todo son malas noticias. El Lugo sigue penúltimo y tiene a cinco puntos de distancia salir de los puestos de descenso. Una situación preocupante.
Si algo quedó demostrado en el primer tiempo es la clasificación de los dos equipos. El Lugo, penúltimo, y el Ibiza, colista, entraron al partido con miedo, sin confianza y muy conscientes de la importancia de los tres puntos.
Con todo, ninguno de los dos equipos fue capaz de enlazar cinco pases consecutivos con éxito. El Ibiza, sin capacidad para gestionar la pelota en el centro del campo, apostó toda su vertiente ofensiva a los balones laterales, con un Suleiman y un Bogusz que pelearon pero que apenas sacaron nada en claro en su zona de acción. Enfrente, un Lugo que por momentos quiso jugar la pelota desde atrás y, por momentos, buscó el juego directo sobre la cabeza de Manu Barreiro, titular por la salida de Chris Ramos en dirección al Cádiz.
El equipo de Joan Carrillo, que en la previa del duelo aseguró que buscaba una escuadra con identidad propia, formó uno de los onces más ofensivos de la temporada. Con cuatro futbolistas ofensivos arriba —Moyano, Avilés, Cuéllar y Barreiro—, el Lugo buscó la verticalidad en las piernas de Moyano, encargado de actuar en la mediapunta y de girar en la zona de tres cuartos. Lo consiguió en tres ocasiones el menudo jugador, pero sus avances apenas fructificaron en la zona de peligro del Ibiza.
Aficionados lucenses protestan contra Tino Saqués en los alrededores del Ángel Carro
— El Progreso de Lugo (@elprogreso_Lugo) February 5, 2023
VÍDEO: XESÚS PONTE pic.twitter.com/ayR736k7rC
Pese a lo difícil del encuentro, y de la importancia de los tres puntos, el Lugo fue de menos a más. El equipo rojiblanco acabó entero el primer tiempo e incluso encerró a su rival con varios ataques estáticos que acabaron en centros laterales de Avilés y de Zé Ricardo. En uno de ellos le cayó el balón a Jaume Cuéllar en la que fue la única ocasión clara de la primera parte, pero Fuzato desvió el balón a córner en una acción de buenos reflejos.
SEGUNDA PARTE. El segundo tiempo fue casi un calco del primero, si bien es cierto que el Lugo tuvo algo más de empuje que en los primeros 45 minutos ante un Ibiza que jugó uno de sus peores partidos de la temporada. El equipo de Lucas Alcaraz apenas inquietó la meta defendida por Whalley, mero espectador este domingo, pero sí logró defender su área con intensidad y orgullo.
El equipo de Joan Carrillo quiso dar un paso adelante y, mediada la segunda parte, tuvo una buena fase de juego que lideró el recién llegado Javi Avilés. El extremo derecho desbordó por su banda después de una primera mitad pobre, y encadenó varias jugadas de peligro en el área defendida por Fuzato. Uno de sus centros, de hecho, encontró la cabeza de Moyano, que con un espectacular salto envió la pelota al travesaño en la que fue, sin duda, la gran ocasión de todo el partido. El mediapunta rojiblanco superó a su marcador y conectó con la pelota, pero la madera rechazó la gran oportunidad local para llevarse el triunfo.
Los cambios de Carrillo apenas modificaron el guion del partido. Entraron Señé, Baena, Andoni López, Carbó y Pantic —Andoni y Pantic debutaron ayer con la elástica arlequinada— y solo el centrocampista catalán dio sensación de querer cambiar el partido. Señé rompió línea, agitó el avispero en los últimos minutos, e incluso gozó de la última ocasión local, pero su cabezazo lo detuvo Fuzato sin apuros. Empate sin saber a nada para un Lugo que no invita al optimismo.